La voz del Papa es única en el mundo para romper la soledad
El Papa Francisco en el instante de la oración en la Plaza de San Pedro, el viernes 27 de marzo
El increíble instante de oración protagonizado por Francisco el pasado viernes (27) tuvo un claro indicio de transitar por un sendero obligado, el de la globalización de la solidaridad, afirma Agostino Giovagnoli, profesor de Historia Contemporánea de la Univ. Iglesia Católica del Sagrado Corazón de Milán. “La historia del cristianismo es una historia de solidaridad”, como lo afirman los períodos de peste: “absolutamente nadie quería estar con los enfermos, a excepción de los monjes capuchinos”.
Amedeo Lomonaco, Andressa Collet – Ciudad del Vaticano
Las expresiones del Papa Francisco pronunciadas el viernes pasado (27) han resonado en todas unas partes del planeta y, sobre todo, han quedado impresas en el corazón de millones de personas. La imagen de la tormenta que hay que afrontar, remando todos juntos, indicada por el Pontífice en la homilía acompañados de la lluvia, exhorta a la humanidad a abrir auténticamente los caminos de la corresponsabilidad y la solidaridad.
El Papa se dirigió no sólo a católicos y fieles, sino a todo humano. Y, más que nada, imploró al Padre que no nos deje a merced de la tempestad. Su voz rompió el silencio ensordecedor de las ciudades desiertas. En sus expresiones, destaca Agostino Giovagnoli en una entrevista con Vatican News, toda la humanidad puede reconocerse. El filósofo se encarga de las relaciones de todo el mundo y es instructor de Historia Moderna en la Facultad Católica del Sagrado Corazón, con sede en Milán.
Instructor – “Pienso que, para el planeta, la oración del Papa Francisco ha representado, más que nada, escuchar expresiones que describen una situación, ahora mismo, realmente universal, en la que está toda la raza humana. De esta manera, la voz del Papa rompe, en determinado sentido, el silencio de nuestras ciudades, de la plaza de San Pedro el viernes, para expresar algo que realmente es compartido por muchos. Esto es rarísimo, quizás único en la situación actual; no hay otra voz en el mundo que pueda expresarlo ahora mismo. Y el Papa Francisco lo logró a partir de la descripción profunda de la oscuridad, la obscuridad espesa, el silencio ensordecedor, el vacío desolador. Son palabras en las que toda la humanidad puede reconocerse y eso es ciertamente esencial por el hecho de que nos acerca, rompe la soledad construída por esta horrible epidemia”.
Junto a la voz del Papa, en la Plaza de San Pedro vacía, miles de individuos se sumaron espiritualmente, mediante los medios de comunicación, a los diversos momentos de aquella día histórica. Es un tanto lo opuesto de lo que Francisco denunció varias ocasiones en el momento en que charló de la globalización de la indiferencia. Quizás este es un planeta que está mucho más atento asimismo al grito de dolor de la Tierra…
Instructor – “Es un mundo que, tras esta terrible experiencia, ciertamente está mudando y, quizás, para mejor. Por lo menos eso parece. El Papa Francisco encontró palabras muy sencillas pero muy directas para expresar la novedad de esta situación. Todos nos encontramos en exactamente el mismo barco. Usó esta imagen evangélica para expresar un término que es visible para todos. Y es un barco en el que todos descubrimos nuestros límites. Entonces, el camino hacia una globalización de la solidaridad es un camino obligatorio. El Papa Francisco expresó muy plausiblemente esta demanda”.
El pasado viernes asimismo estuvo marcado por imágenes muy poderosos y elocuentes. Uno de los iconos del momento de oración encabezado por el Papa fue el crucifijo de madera bañado por la lluvia, prácticamente “lágrimas” que caían del cielo…
Profesora – “Sí. Ese crucifijo afectó a todos, no solo a un caso. La fe cristiana presenta el signo de un hombre crucificado, con lo que no es una promesa de prosperidad. Además de esto, en instantes como este uno comprende la verdad de este signo. Es el signo de un Dios que acepta todos y cada uno de los sufrimientos del hombre. Y él es el Dios de la clemencia. Y esas lágrimas de lluvia hicieron aparente, en todo caso, algo que todos comprendieron”.
La época de la pandemia está cambiando intensamente el mundo. Ahora mismo, asimismo puede regenerar el patrimonio de la fe…
Instructor – “Creo que sí, precisamente por el hecho de que niega las distintas ideas de salvación o seguridad que por norma general semejan ofrecer solidez a nuestras vidas. El Papa asimismo lo ha dicho explícitamente el viernes. Vaciando la vida de ídolos, se hace más evidente hacia dónde se dirige nuestra fe. Creo que habrá una regeneración hacia la rendición de cuentas. El Papa Francisco citó a muchos que, ahora mismo, están preocupados por el resto”.
La trágica situación que vive el mundo ahora se ha vivido en otros instantes de la historia, como a lo largo de los bien difíciles periodos de la peste. ¿Qué nos enseña la historia, particularmente, la historia del cristianismo al respecto?
Profesor – “Nos enseña que la fe es poderosa, más que nada, en las proyectos. En frente de la peste, tradicionalmente, los únicos que se preocupaban por los demás -poniendo bajo riesgo su propia vida- eran los cristianos, los religiosos. La misma palabra “Lazzaretto” se acuñó para determinar el lugar donde se acogía a las víctimas de la peste. Absolutamente nadie quería estar con ellos, a excepción de los monjes capuchinos. La historia del cristianismo es una historia de solidaridad, de servicio a el resto y, más que nada, a los más pobres y enfermos. Y eso no pasa menos el día de hoy. La ciencia no es así todo. Se precisa solidaridad, y los cristianos, ahora mismo, la probamos dirigiéndonos a los que viven en la calle, a los ancianos en los institutos… Y, sobre todo, el cristianismo nos enseña que el hombre no vive solo de pan. Esto es, aun y más que nada en estos instantes trágicos, las expresiones no son inútiles, pero importan. No son innecesarias, tanto que las expresiones del Papa Francisco se escuchan con frecuencia”.
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Cosas interesantes de saber el significado : Dios
