A lo largo de la vida existen muchas preguntas y selecciones que debemos realizar. Todos poseemos el deseo de vivir bien con las elecciones que hacemos, sin embargo, no en todos los casos es simple y claro tener certeza de que nos encontramos en el sendero preciso. Jesús dijo: “Yo he venido a fin de que tengan vida y la tengan abudantemente” (Jn 10,10). Con estas expresiones manifiesta su intención de que todos vivamos plenamente la primera vocación que recibimos de Dios, la llamada a la vida.Mirando la vida de Jesús, se destacan tres puntos que lo acompañan en los instantes de discernimiento: la escucha, el diálogo y la comunidad. Jesús, antes de tomar una resolución, se puso en Escucha/Oración: “Muy de mañana, en el momento en que aún estaba oscuro, se levantó y se retiró a un lugar desierto y allí oraba” (Mc 1,35). Diálogo con el Padre en momentos de temor y también inseguridad: “Padre mío, si es posible, pase de mí este cáliz. Pero Jesús acepta la misión y el emprendimiento que el Padre tiene para su historia. La vocación nunca es estar al servicio de uno mismo, como realización personal, sino el objetivo último es siempre el servicio, poniendo el don que Dios da a cada uno en beneficio del resto. Él te llama. Levántate” (Mc 10,49). Con estas expresiones, tengamos el valor de arrancar el sendero del discernimiento vocacional, mirando siempre la vida y el ejemplo de Jesús, que asumió intensamente su vocación. Escuchemos el llamado desafiante que Jesús nos hace a cada uno de nosotros a vivir los valores del Evangelio en las distintas ocasiones en las que estamos.
* Producto de Diego GonzagaSeminarista Diocesano