RELIGION CRISTIANA

La ternura de la familia Nazaret

La ternura de la familia Nazaret

Comentario a la imagen de San José que pone a dormir en sus brazos al Niño Jesús recién nacido a fin de que descanse la Virgen María. La imagen se transformó en icono esta Navidad después de que el Papa se refiriera a ella en la Audiencia General. Una imagen que no es excepcional, pues durante los siglos ha estado presente en distintas obras del arte católico.

Lucio Brunelli – Localidad del Vaticano

San José hace dormir al Niño Jesús en sus brazos a fin de que María descanse. El niño cierra los ojos y estira los brazos hacia arriba, relajado, mientras que el padre cariñoso sonríe. Es la imagen que acompañó a muchos leales esta santa Navidad, después de que el Papa hablara durante la Audiencia General y los medios vaticanos difundieran la foto. Una escena de la vida cotidiana, tierna y realista, donde muchas familias se reconocieron. Destaca aún más el secreto de la Encarnación. Un nacimiento insólito: una madre virgen, “hija de su Hijo” y un padre que no participó en la concepción. También una madre fatigada tras el largo viaje a Belém. Y un padre que pronto se apega, como todo padre, al recién nacido; amando mucho a su esposa, no espera a que los movimientos de emancipación del siglo XX concurran en las tareas del hogar, con lo que se ocupa tranquilamente del niño a fin de que María logre reposar. Porque María está libre del pecado original, pero no de las fatigas de la maternidad, de las alegrías y dolores de ser madre.

Los Evangelios, en su casta sobriedad, no relatan detalles de esta vida cotidiana, exactamente porque, en el fondo, no se distinguían mucho de otras familias modestas de la temporada. Sin embargo, el arte católico durante los siglos ha tratado de imaginarlos, reconfortando la devoción habitual. Y de este modo descubrimos que la imagen lanzada por el Papa no es tan inusual y “moderna” como pensamos.

Miniatura del Museo de Cambridge, Sagrada Familia

El Museo Fitzwilliam de Cambridge alberga un Libro de Horas francés de 1450. Una hermosa miniatura representa a San José sentado en el suelo de la gruta: mantiene amorosamente al recién nacido en sus brazos, mientras María descansa y lee un libro de oraciones.

Museo de Amberes con José mejorando las filas para Jesús

En el Museo Mayer van den Berg, en Amberes, Bélgica, se puede admirar otra escena emocionante: María está en la cama, José sentado en el suelo corta sus calcetines para realizar fajines y vestir al niño, para protegerlo del frío, es tocar el pie del padre que se queda descalzo. La pintura de holanda es de cerca de 1400. En otra representación, José le dice muy dulcemente a la Virgen: “María, toma mis calcetines y cubre a tu niño”.

Cuadro de altar bohemio con José realizando las tareas del hogar

En el arte alemán y flamenco entre los siglos XIV y XV, se puede encontrar a San José ocupado en distintas tareas familiares: calienta la ropa del recién nacido, cocina para la pequeña familia, sopla el fuego para sostener el calor en la gruta de Belén. En un altar bohemio de mediados del siglo XIV, pintado por el anónimo profesor Hohenfurth, José arroja agua en una tina, prepara un baño para Jesús adjuntado con una partera, mientras que María en cama comienza a desnudar al Niño.

¿Un marido “moderno”? Corre el año 1350. Un siglo antes, en la Catedral de Chartres, una imagen en relieve de piedra exhibe a San José cubriendo de manera cuidadosa a María que está acostada, con el Niño en el pesebre a su lado.

Imágenes humanas de la mucho más sagrada de las familias. En su historia cotidiana toda la familia puede identificarse y localizar consuelo. Un divino demasiado unido a lo humano, que escandalizó a los conjuntos docetistas de los primeros siglos.

Según el docetismo, la humanidad de Cristo era solo una fachada, su cuerpo no era un verdadero cuerpo humano, sino más bien algo etéreo; asimismo consideraron ficción su vergonzosa e intolerable muerte en la cruz (afirmaron que en su sitio habían puesto a Simón de Cirene) porque Dios no podía padecer de esa forma, esto es, no podía ser uno de nosotros. San Agustín también fue docetista antes de su conversión, pero después se transformó en un intransigente crítico de la doctrina. De Jesús dijo: “Totus Deus, totus homo… (todo Dio, todo man)”. Y en sus escritos recordaba: “El Evangelio no dice: la carne se realizó Verbo, sino el Verbo se realizó carne”.

Pomposas inquietudes intelectuales. Para el pueblo de los humildes, el pueblo santo de Dios, la humanidad enigmática de aquel niño, la fe de María y la entregada inocencia de José, han sido y son siempre y en todo momento motivo de asombro, emoción y esperanza.

Esperamos que le gustara nuestro articulo La ternura de la familia Nazaret
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
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