La Iglesia recuerda hoy a 16 mártires carmelitas decapitados en

OFICINA CENTRAL, 17 de julio. 21/05:00 am (ACI).- Al día siguiente de la fiesta de Nuestra Señora del Carmen, el día de hoy se memora a los 16 carmelitas de Compiègne (Francia), que fueron degollados por odio a la fe a lo largo de la Revolución Francesa, como se encontraba presagiado 100 años antes de su muerte.

Los carmelitas se instalaron en Compiègne en 1641 y, leales al espíritu de Santa Teresa, triunfaron la estima de los lugareños. Sin embargo, durante la Revolución Francesa, su convento fue cerrado y las monjas fueron obligadas a vivir como seglares bajo la ley revolucionaria de 1790.

Días después, fueron obligados a firmar el llamado “juramento revolucionario” (independencia, igualdad y fraternidad) para no ser deportados y la red social se mudó a cuatro viviendas distintas.

Al cabo de un tiempo, la priora Teresa de Beato Agostinho ha propuesto a sus hermanas que volvieran a vivir una rigurosa vida conventual, tal y como si no hubieran estado enclaustradas. Así, ya pesar de estar en casas distintas, vivían la obediencia a su superior.

Algunas personas se dieron cuenta y lo denunciaron al Comité de Salud Pública, que instantaneamente investigó las casas y recogió “pruebas de vida conventual”, como una imagen del Sagrado Corazón, cartas y escritos. Esto fue visto como un complot secreto para el “restablecimiento de la monarquía y la desaparición de la República”.

Fueron detenidos, aunque ciertos lograron escapar. Entonces los carmelitas acordaron sacar el juramento innovador. En el momento en que se les solicitó regresar a firmarlo, afirmaron que no lo harían y fueron acusados ​​​​de “planear contra la revolución”.

Fueron llevados a París con las manos atadas en dos vehículos. A su llegada, fueron internados en la prisión de la Conciergerie, antesala de la guillotina, junto con otros presos, tanto religiosos como seglares.

Enjaulados, los carmelitas se transformaron en modelo de piedad y firmeza en la fe. Continuaron con sus frases y consiguieron celebrar Nossa Senhora do Carmo el 16 de julio con enorme alegría y solemnidad.

El 17 de julio de 1794 comparecieron ante el Tribunal Revolucionario y todos fueron condenados a muerte.

Al pie de la guillotina, cantaron el “Te Deum”, renovaron sus promesas y votos y subieron uno a uno para sugerir su historia en valiente testimonio de Cristo.

De este modo se cumplió lo que cien años antes una monja de exactamente la misma red social de Compiègne había visto en una especie de sueño o revelación, en el que todas las carmelitas del monasterio estaban vestidas de blanco y portando la palma del martirio.

Fueron beatificados por San Pío X en 1906.