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La historia de José, gobernante de Egipto

La narración de José de Egipto, como se conoció al hijo de Jacob, es sin duda entre las más notables entre las historias de personajes bíblicos. La biografía de José despierta mucha curiosidad entre la gente. En este artículo conoceremos lo que realmente dice la Biblia acerca de quién era José.

¿Quién fue José de Egipto?

José fue el undécimo hijo de Jacob, y el primero con su amada esposa, Raquel. El capítulo 30 del libro de Génesis describe toda la disputa entre Raquel y Lía, las dos esposas de Jacob. Raquel era estéril y padecía por el hecho de que no podía ofrecer hijos a Jacob de su vientre. No obstante, el texto bíblico afirma que Dios se acordó de Raquel y la logró fértil. Entonces ella dio a luz a José y después a Benjamín (Génesis 30:22,23).

El nombre “José” proviene del hebreo Yosep y significa «que Él (Dios) añada (hijos)», o «que Él añada». Tal concepto se aclara en Génesis 30:24. Popularmente, José, hijo de Jacob, pasó a ser popular como «José de Egipto». Es claro que esta designación hay que a la manera en que Dios lo exaltó entre los egipcios.

José nació en Padan-harán, seis años antes que Jacob regresara a Canaán. En ese instante el patriarca tenía unos 90 años. El periodo histórico mucho más probable en el que vivió José es quizás la era de los faraones hicsos, entre 1720 y 1570 a.C.

La historia de José, el hijo predilecto

José era el hijo predilecto de Jacob, pues además de ser su hijo mayor, asimismo era hijo de Raquel. José recibió una túnica especial de parte de Jacob (Génesis 37:3), lo que demostraba su predilección. Otro hecho que ejemplifica esta condición de hijo predilecto es el episodio del rencuentro entre Jacob y Esaú. En esa ocasión José y Raquel fueron colocados en el sitio mucho más seguro de la comitiva.

Ciertos sostienen que la túnica que Jacob le dio como obsequio pudo haber sido una señal de que su padre tenía la intención de convertir a José en su primordial heredero. No obstante, no existe una base verdaderamente sólida para considerar esta hipótesis como cierta.

Los primeros sueños de José

Los hermanos de José claramente tenían cierta envidia y descontento con él (Génesis 37:4). Pero fue después de los 2 sueños que tuvo José que la situación se complicó aún más (Génesis 37:11).

En estos dos sueños, la familia de José se inclinó frente él (Génesis 37:6-9). Estos sueños se cumplieron cuando sus hermanos fueron a Egipto a obtener trigo gracias a la hambruna que arrasaba la zona (Génesis 42:9). En ese momento, José ya era gobernador de Egipto.

José fue vendido por sus hermanos.

Un día, José fue enviado por su padre a buscar a sus hermanos y comprobar el rebaño. Sin embargo, motivados por los celos, los hermanos de José planificaron matarlo, pero Rubén, su hermano mayor, se lo impidió (Génesis 37:22).

Entonces lo lanzaron a un pozo, y cuando pasó una caravana de ismaelitas-madianitas, tuvieron la iniciativa de venderlo. Finalmente, cuando la caravana llegó a Egipto, los madianitas vendieron a José a Potifar, que era oficial del faraón.

José en casa de Potifar

José comenzó a prosperar en la casa de Potifar hasta el momento en que fue ascendido a maestresala de la vivienda (Génesis 39:4). La esposa de Potifar se interesó en José y trató de seducirlo (Génesis 39:10). Pero José era miedoso de Dios y rechazó a la mujer.

En el último intento de seducción, la esposa de Potifar logró quedarse con la ropa de José en sus manos. Entonces ella aprovechó esto como una herramienta de acusación contra José. El marido creyó la acusación de su esposa y envió a José a prisión.

José fue detenido en Egipto e interpretó sueños en prisión

La prisión que José estuvo en Egipto era para presos políticos. Aun en un ambiente hostil, José fue bendecido por Dios y pronto ocupó una posición destacada entre los presos. En la cárcel conoció a 2 oficiales de la corte de Faraón: el panadero y el copero.

Ambos soñaron en exactamente la misma noche, y le tocó a José interpretar tales sueños. Cabe mencionar que los sueños en la civilización oriental de la época eran considerados presagios, y eran vistos con enorme seriedad e importancia en la vida de las personas.

El mayordomo soñó con una vid de tres brazos que afloró y floreció y dio uvas, las cuales exprimió en la copa de Faraón y se las dio. Este sueño quería decir que dentro de tres días el maestresala sería sacado de prisión y devuelto a su posición original. Tras interpretar el sueño, José le pidió al copero que se acordase de él en el momento en que se encontraba con Faraón, a fin de que pudiera ser liberado de esa prisión.

El panadero, a su vez, soñó que había tres canastas en su cabeza. En el canastillo de arriba había múltiples géneros de pan y dulces que le agradaban a Faraón, pero venían pájaros y comían del canasto que se encontraba sobre su cabeza. La interpretación de este sueño era que en tres días Faraón tomaría la cabeza del panadero, la colgaría en un árbol y las aves comerían su carne.

José interpretó el sueño del Faraón

Pasando cerca de un par de años de la interpretación de los sueños en prisión, Faraón terminó soñando. Ninguno de sus magos y consejeros pudo ofrecerle la interpretación. Fue entonces cuando el copero se acordó de José y habló de él a Faraón, quien lo envió a buscar al palacio.

Faraón le contó a José los sueños que había tenido. En el primer sueño, Faraón se encontraba en la orilla del río Nilo y vio salir siete vacas gordas que comenzaban a pastar. Poco después llegaron siete vacas flacas que se comieron a las vacas gordas. Incluso tras comer las olas gordas, permanecieron delgados.

En el segundo sueño, Faraón vio siete espigas buenas que crecían en el mismo tallo. Entonces vio brotar siete espigas secas y malas, que se tragaron las siete espigas buenas.

Entonces José le ha dicho a Faraón que los dos sueños eran de todos modos uno solo. Este sueño correspondía a eso que Dios iba a realizar. Habría siete años de abundancia en la tierra de Egipto, pero entonces habría siete años de apetito tan severa que les harían olvidar los tiempos de abundancia.

José, el gobernador de Egipto

Aparte de ofrecerle a José la interpretación del sueño, Dios también le dio sabiduría para que pudiera presentarle un plan a Faraón, a fin de que Egipto pudiera sobrepasar los siete años de crisis. Faraón entonces colocó a José como el segundo hombre en Egipto, solo superado por él (Génesis 41:41).

La función que ocupaba José se llamaba en el Viejo Oriente Visir. Era el cargo administrativo primordial que implicaba múltiples funciones, como ser el encargado de la hacienda, la justicia y la ejecución y vigilancia de los reales decretos.

Tras ser colocado en el cargo de gobernador de Egipto, José recibió el nombre egipcio de Zafenat-Panea (Génesis 41:45), y se casó con Asenat, hija de un sacerdote de On. José y Asenat tuvieron dos hijos: Manasés y Efraín. Posteriormente, los 2 hijos de José representarían a su padre entre los hijos de Jacob en la distribución de las tribus de Israel.

José de Egipto se reencuentra con sus hermanos y su padre

Con el apetito que arrasó la tierra, medró la fama de que Egipto tenía comida. Esto hizo que los hermanos de José fuesen allí en pos de asistencia. Al principio, solo José los reconoció (Génesis 42:7,8). Pero después, después de ciertas pruebas de José (Génesis 43:18), el gobernador de Egipto reveló su auténtica identidad a sus hermanos. Ese fue un encuentro cargado de emociones (Génesis 45).

Después de la revelación de su identidad, José trató de traer a su padre ahora toda su familia a Egipto. Faraón también apoyó su resolución (Génesis 47). Después, cuando murió su padre, José se ocupó de los arreglos del entierro. Hizo embalsamar a Jacob según la costumbre egipcia, y lo enterró en Canaán como él deseaba (Génesis 50).

la muerte de jose

Después de su extendida historia, José comprendió que todo había sido el plan de Dios, y que por medio de su vida Israel fue conservado (Génesis 45:7; 50:20). José entonces vivió el resto de sus días en Egipto. Llegó a la tercera generación de los hijos de Efraín, y murió a la edad de 110 años.

Antes de morir, José recordó la promesa que Dios había hecho a sus padres (Abraham, Isaac y Jacob) de que su pueblo heredaría la tierra prometida. Así que solicitó que en el momento en que Dios sacara a los israelitas de allí, asimismo sus restos serían llevados por ellos.

De esta forma, José murió confiado en la promesa del Señor. Más tarde, Moisés se acordó del deseo de José y sacó sus huesos de Egipto, según consta en el libro del Éxodo (13:19). José fue sepultado en Siquem, en un terreno que su padre, Jacob, había comprado (Josué 24:32).

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