La enseñanza de Agustín al hombre contemporáneo

La enseñanza de Agustín al hombre contemporáneo
Con él se aprende la introspección interior y la búsqueda de Dios a través de la razón y la fe. Pero san Agustín, a quien la Iglesia recuerda el día de hoy, enseña también a leer la historia a la luz de la Providencia. Afirma el nuevo Prior de la Provincia Agustina de Italia: “Agustín charla bastante al hombre de hoy”. Carta del Prelado General a todos y cada uno de los Agustinos
Tiziana Campisi – Novedades del Vaticano
“Los Padres de la Iglesia son llamados con razón los santurrones que, con la fuerza de la fe, la profundidad y la riqueza de sus enseñanzas, regeneraron e hicieron medrar la Iglesia en los primeros siglos”, escribió Juan Pablo II en la Carta Apostólica Progenitores Ecclesiae. Y entre los Padres de la Iglesia está san Agustín, obispo de Hipona, que con su ministerio pastoral y sus obras contribuyó de enorme manera al desarrollo de la doctrina cristiana.
párroco san agustín
Si con su experiencia de vida el prelado africano nos enseña a proseguir el sendero de la interioridad para conseguir a Dios y comprender su Palabra con la fe y la razón, mediante sus escritos también responde a los grandes interrogantes del hombre sobre la presencia, sobre el bien y el mal, sobre la historia. Muchas son las homilías en las que Agustín aborda temas de actualidad, advierte a sus fieles sobre las costumbres paganas, les asiste para leer la verdad a la luz del Evangelio. Como pastor, durante 35 años, dirigió su diócesis en la ortodoxia cristiana y, siendo responsable de audiencia episcopalis, debe solucionar las disputas civiles que los ciudadanos de Hipona le someten como árbitro de discusiones, lo que lo aproximó aún mucho más a su pueblo. Todo esto lo llevó a tratar problemas concretos y a tratar herejías y cuestiones teológicas, mientras sus sermones apasionaban tanto a los fieles que pasaban horas escuchándolo hablar.
Entre el 413 y el 426, siendo ahora mayor de edad, Agustín redacta la ciudad de dios, que ofrece una lectura de la historia mediante la lente de la fe católica. En los 22 libros que la conforman, el planeta es descrito como fruto de la “ciudad terrestre”, marcada por el pecado y el cariño propio del hombre, y de la “ciudad celestial”, lugar de la Gracia y del amor de Dios. Pero, para el obispo de Hipona, en todas las civilizaciones hay hombres que pertenecen a una u otra. Además de esto, ver a la Providencia como guía de toda la historia, de cada hecho y de cada acontecimiento personal, se alumbra de sentido. La Localidad de Dios de Agustín es una reflexión filosófica, teológica y política. Padre Giustino CascianoPrior Provincial de la Provincia Agustina de Italia, enseña lo que el día de hoy podemos recuperar de este trabajo:
Padre Casciano: “La Ciudad de Dios” fue redactada por Agustín en el momento en que Roma cayó frente a los godos. Este hecho trascendental sacudió al pueblo, las conciencias de la temporada, y dio rincón a la acusación contra los cristianos de ser ellos los causantes de la ruina de la ciudad de Roma, la ciudad eterna. Al escribir “La ciudad de Dios”, Agustín desea contestar precisamente a estas acusaciones. Y afirma que no es por el cristianismo que Roma se desgastó y cayó en manos de los bárbaros, sino más bien por la corrupción moral, la corrupción de las costumbres, que Roma perdió su esplendor y su grandeza. Se realizó frágil por culpa del hombre, que seguía más pasiones que su sabiduría, su propio destino eterno. Me parece interesante reflexionar sobre la situación actual del mundo, sobre el hecho de que estamos pasando por esta crisis epidémica mundial que ha afectado a todos los pueblos. La reflexión de Agustín puede ser muy interesante para tener una visión de la historia del mundo, donde el cristianismo puede ofrecer tanta luz, donde la fe cristiana puede prestar tantas salidas.
¿Cómo se dirigiría Agustín al mundo de el día de hoy?
Padre Casciano: Debo decir que Agostino le habla mucho al hombre de hoy. El hombre contemporáneo se siente muy próximo a él; está a más de 1600 años, pero su lenguaje, su forma de ser y de ponerse, lo hacen muy actual. Pienso que Agustín charlaría, sobre todo, a nivel antropológico, charlaría al corazón de las personas, a su necesidad de felicidad, de seguridad. Creo que sería muy interesante escucharlo hablar o escribir en la sociedad actual. Y es nuestra labor, como agustinos, hacerla viva y actual en nuestra sociedad.
¿De qué forma ves el futuro de las comunidades agustinas en Italia?
Padre Casciano: Es ciertamente un futuro con muchas dificultades, eminentemente por la falta de vocaciones, con lo que la urgencia más esencial es acercar a los jóvenes, caminar al lado de los jóvenes, anunciar a Jesús a las novedosas generaciones y pedir con oración incesante por el don de tener nuevas y santas vocaciones a la vida consagrada y al ministerio ordenado. No quisiéramos cerrar conventos, quisiéramos, con el apoyo de Dios, abrir novedosas realidades; pero esto, como es natural, solo puede hacerse mediante novedosas vocaciones, sin olvidar que andamos al lado de las familias, al lado de los laicos. Somos uno con los laicos y las familias agustinas que viven en nuestros contextos. Las adversidades de la Iglesia son nuestras adversidades.
¿Hay alguna oración, algún pensamiento, de Agustín que, a tu juicio, pueda ser un tanto el lema de la provincia agustiniana italiana para los próximos años?
Padre Casciano: Puedo meditar en varias frases, como es natural. Uno es sobre la razón y la fe: “Creer para comprender y entender para opinar”. Creo que es importante para nosotros juntar poco a poco más todas las capacidades de la ciencia, la tecnología, la inteligencia humana, no obstante, unirlas a la fe. Solo si somos capaces de tener estas 2 alas, el talento humano y la fe en Dios, vamos a poder volar de verdad. Si falta una de estas 2 alas, existe el peligro de que caigamos al suelo y no podamos levantarnos. Asimismo me gusta mucho la oración sobre la Gracia de Dios. Uniendo la libertad humana y la Gracia de Dios, haciendo por tanto todo lo que resulta posible con vuestras fuerzas, pero más que nada encomendándoos a la Gracia de Dios con la oración. Creo que Agustín siempre es con la capacidad de juntar estas realidades entre sí; es el médico de la Gracia, pero también es el médico de la libertad.
Carta del Prior General de la Orden de San Agustín
El Prior General de la Orden de San Agustín, Padre Alejandro Moral, con motivo de la solemnidad que el día de hoy celebran todos los agustinos, escribió una carta para invitar a los religiosos a vivir con un solo corazón y solo una alma postrados frente Dios. “Permaneceremos… poderosamente unidos. Hemos proporcionado testimonio de la comunión entre nosotros y la Cabeza, que es Cristo – se puede leer en la carta – Él nos ayudará a leer y también interpretar la verdad y las pretensiones de nuestros hermanos y hermanas. Unidos y en comunión con Cristo, tenemos la posibilidad de confiar en la seguridad de sobrepasar las ocasiones bien difíciles que nos tocará vivir”.
Unidos y orientados al bien común ante la pandemia
Recordando la urgencia del coronavirus que están viviendo todos los continentes, el Padre Moral añade: “La celebración de la Solemnidad de nuestro Padre San Agustín también está implicada en la emergencia sanitaria que estamos viviendo. De ahí que, las Santas Misas y otras celebraciones van a tener una participación reducida en la mayoría de los sitios, o aun en otros ni siquiera podrán celebrarse públicamente”. Finalmente, el Prior General de la Orden de San Agustín nos exhorta a dirigir nuestra cabeza y nuestro corazón a lo fundamental del carisma agustiniano. “Busquemos el bien común, la comunión con nuestros hermanos”, concluye el Prior, “haciendo un trabajo nuestra interioridad y relación con Dios, dando testimonio de fraternidad y solidaridad con la gente perjudicadas por los problemas ocasionados por la pandemia”.
Esperamos que le gustara nuestro articulo La enseñanza de Agustín al hombre contemporáneo
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios