Juan Bautista, precursor de Cristo tanto en la muerte como en la vida

Juan Bautista, precursor de Cristo tanto en la muerte como en la vida

Juan Bautista, precursor de Cristo tanto en la muerte como en la vida

¿Por qué razón, en el momento en que es hecho prisionero, Juan el Bautista manda a sus acólitos a preguntarle a Cristo: “¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?” […] Esta pregunta encuentra de forma rápida una contestación si examinamos el tiempo y el orden en que se desarrollaron los hechos. A riberas del Jordán, Juan asegura que Jesús es el Redentor de todo el mundo (Jn 1,29); no obstante, una vez en prisión, pregunta si Él es el que debía venir. No es que dude de que Jesús sea el Redentor de todo el mundo, sino que desea saber si el que vino al planeta en persona descenderá también en persona a las cárceles del infierno. Pues también Juan precederá en el infierno, con su muerte, a Aquel que anunció al mundo como precursor. […] Es tal y como si dijera claramente: “Tal como te dignaste nacer para los hombres, dinos si también te dignarás fallecer por ellos, a fin de que, habiendo sido el precursor de tu nacimiento, yo sea asimismo el precursor de tu muerte y poder comunicar al infierno que vendrás, tal como yo anuncié al mundo que habías venido”. De ahí que la contestación del Señor charla de la degradación de su muerte inmediatamente después de haber enumerado los milagros obrados por su poder: “Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son curados, los suecos oyen, los muertos resucitan y los buenos noticia que se anuncia a los pobres. Y bienaventurado el que no encuentra en mí razón para ofender”. A la vista de tantos signos y de tan enormes prodigios, absolutamente nadie tenía por qué escandalizarse, mucho más bien asombrarse. No obstante, un grave fundamento de escándalo brotó en la cabeza de aquellos que no creyeron cuando lo vieron fallecer, aun después de tantos milagros. De ahí las expresiones de Pablo: “Predicamos a Cristo crucificado, tropezadero para los judíos y locura para los gentiles” (1Cor 1,23). […] Por eso, en el momento en que el Señor afirma: “Bienaventurado el que no halla en mí ofensa”, probablemente se esté refiriendo a la abyección y degradación de su muerte. Es tal y como si afirmara abiertamente: “Es cierto que hago cosas fenomenales, pero no me negaré a padecer cosas ignominiosas. Ya que voy a seguir a Juan, muriendo, que los hombres no desprecien la desaparición en mí después de haber venerado los milagros».

Homilía de San Gregorio Magno

Fuente: Evangelio de todos los días

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y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios