Hoy la Iglesia celebra a San Carlos Lwanga y compañeros

OFICINA CENTRAL, 03 Jun. 22/05:00 am (ACI).- Carlos Lwanga y José Mkasa, junto a 20 compañeros, fueron martirizados entre 1885 y 1887 en Uganda, por haber formado la Sociedad de Misioneros de África, famosa como los Padres Blancos, que se hizo cargo de la evangelización de ese conjunto de naciones durante el siglo XIX.

El 3 de junio de 1886, doce de ellos fueron quemados vivos adjuntado con otros 20 anglicanos, por negarse a renunciar a su fe. Los otros 10 mártires fueron descuartizados.

Al principio del apostolado, los Padres Blancos se hicieron cargo de la zona de Uganda como una parte del Vicaría del Prominente Nilo (1878). Lograron entrar en la zona y hallar varios novatos.

El propio rey, llamado Mtesa, en un comienzo favoreció a los misioneros, pero entonces, por temor a que la novedosa religión fuera un obstáculo para el comercio de esclavos que sostenía, los obligó a retirarse.

Después, le sucedió en el trono su hijo Muanga, que era amigo de los cristianos. No obstante, ese escenario volvería a complicarse.

El líder de la red social católica, que en ese momento tenía 200 miembros, era un joven de 25 años llamado José Mkasa (Mukasa), que trabajaba como gestor judicial en Muanga. El rey lo hizo matar por confrontar su decisión.

José les dijo a los verdugos: “Un católico que da su vida por Dios no posee temor de morir”. Fue quemado el 15 de noviembre de 1885.

Los cristianos, lejos de tener temor, prosiguieron con sus ocupaciones. Por su parte, Carlos Lwanga, preferido del rey, reemplazó a José al frente de la comunidad cristiana y sus frases consiguieron que Muanga desistiese de la persecución durante 6 meses.

En mayo del año siguiente reventó la crueldad. Los cristianos fueron apresados y llamados frente al rey. Les preguntó si pensaban proseguir siendo cristianos. “¡Hasta la muerte!”, respondieron. El rey ordenó ejecutarlos en un lugar llamado Namugongo, a 60 km de distancia.

Carlos Lwanga, Andrés Kagwa y otros 20 jóvenes fueron beatificados el 6 de junio de 1920 por el Papa Benedicto XV. Más tarde fueron canonizados por Pablo VI el 18 de octubre de 1964.