OFICINA CENTRAL, 22 de julio. 21 / 05:00 am (ACI).- Santa María Magdalena se encuentra dentro de las discípulas mucho más leales y a quien el Señor escogió para ser testigo de su resurrección frente a los apóstoles, de igual manera es un caso de muestra para toda mujer del Iglesia y de genuina evangelización, es decir, de un evangelizador que anuncia el gozoso mensaje central de la Pascua.
En 2016, el cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Especialidad de los Sacramentos en el Vaticano, emitió un decreto en el que, siguiendo la intención del Papa Francisco, se establecía que se elevase la memoria litúrgica de Santa María Magdalena. a la celebración
Refiriéndose a ella, Benedicto XVI expresó en 2006 que “la historia de María Magdalena recuerda a todos una verdad fundamental: acólito de Cristo es aquel que, en la experiencia de la debilidad humana, tuvo la humildad de pedir su ayuda, fue sanado”. por él y lo siguió de cerca, convirtiéndose en testigo del poder de su amor misericordioso, mucho más fuerte que el pecado y la desaparición”.
Los Evangelios hablan de María Magdalena, la pecadora (Lc 7,37-50); María Magdalena, entre las mujeres que siguieron al Señor (Jn 20,10-18); y María de Betania, hermana de Lázaro (Lc 10,38-42).
La liturgia romana identifica a las tres mujeres con el nombre de María Magdalena, de la misma la vieja tradición occidental desde la época de San Gregorio Magno.
María Magdalena prosiguió a Jesús al Martirio y se paró ante el cuerpo fallecido del Señor.
El Domingo de Resurrección fue la primera en ver a Cristo resucitado y tuvo el honor de ser mandada por el Señor para comunicar esta buena nueva a los discípulos.
Oración:
Oh Dios, tu Hijo encomendó a María Magdalena el primer anuncio de la alegría pascual; danos, con tu oración y tu ejemplo, proclamar asimismo que Cristo vive y contemplarlo en la gloria de su reino.
Por Nuestro Señor Jesucristo, Tu Hijo, en la unidad del Espíritu Beato.