Hoy celebramos a Nossa Senhora do Carmo, la flor más hermosa del mundo.

OFICINA CENTRAL, 16 de julio. 21 / 05:00 am (ACI).- Según la tradición, el 16 de julio de 1251, San Simón Stock, Superior de los Carmelitas, estaba en profunda oración rezando por sus religiosos perseguidos en el momento en que se le apareció la Virgen vestida con el hábito del Orden en mano y le entregó el escapulario.

Más tarde, la devoción a la Virgen del Carmen empezó a florecer y la espiritualidad carmelitana se extendió por distintas partes del mundo.

La celebración de Nossa Senhora do Carmo, que se celebra el día de hoy, 16 de julio, todavía es símbolo del encuentro entre la Vieja y la Nueva Alianza, por el hecho de que fue en el Monte Carmelo (palabra hebrea que significa jardín) donde el profeta Elías defendió la fe del pueblo escogido contra los paganos.

Elías y Eliseo se quedaron en el Monte Carmelo y con sus acólitos vivieron de manera contemplativa, como ermitaños en oración. En la época del siglo XII de nuestra era, São Bertolo fundó la Orden del Carmelo y múltiples curas se fueron a vivir al Carmelo como ermitaños.

Hacia 1205, San Alberto, Patriarca de Jerusalén, dio a los ermitaños del Carmelo una regla de vida, que fue aprobada por el Papa Honorio III en 1226. Tenían la misión de vivir en la manera de Elías y María, a quienes veneraban como el Virgen del Carmen.

En el siglo XIII, el Papa Inocencio IV concedió a los carmelitas el privilegio de ser incluidos entre las órdenes mendicantes junto con los franciscanos y los dominicos. Los carmelitas padecieron algunas reformas, siendo la mayor la realizada por Santa Teresa d´Ávila (Santa Teresa de Jesús) y São João da Cruz. A través de los siglos, esta espiritualidad ha dado a la Iglesia muchos santurrones.

Oración a Nuestra Señora del Carmen

¡Oh bendita e inmaculada Virgen María, honor y esplendor del Carmelo! Tú que miras con especial amabilidad a los que llevan tu bendito escapulario, mírame benignamente y cúbreme con el mantón de tu debilidad con tu poder, ilumina las tinieblas de mi espíritu con tu sabiduría, incrementa la fe en mí, la esperanza y la caridad. Adorna mi alma con la gracia y las virtudes que la hacen agradable a tu divino Hijo. Asísteme durante la vida, consuélame en la hora de la desaparición con tu bondadosa presencia y preséntame a la Santísima Trinidad como tu hijo y siervo devoto; y desde el cielo deseo alabarte y bendecirte por toda la eternidad.

Nuestra Señora del Carmen libera del purgatorio a las ánimas benditas. ¡Amén!

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