Histórico acuerdo de paz alcanzado en Colombia

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Histórico acuerdo de paz alcanzado en Colombia

El presidente Santos (izquierda) y el líder de las FARC “Timochenko” se dan la mano tras reunión facilitada por Raúl Castro (centro)

El presidente Santos (izquierda) y el líder de las FARC “Timochenko” se dan la mano tras reunión facilitada por Raúl Castro (centro)

Luego de 50 años de guerra civil, la semana pasada el gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, o FARC, anunciaron un cese al fuego “bilateral” y “definitivo”, y un acuerdo sobre un plan de 6 puntos para la paz y la reconciliación.

El plan incluye el desarrollo económico y social de las zonas rurales y la provisión de tierras a los agricultores pobres, la participación de los rebeldes en el sistema político y se ocupa del tráfico ilegal de drogas, la justicia transicional, el alto el fuego y el desarme.

Según los acuerdos, los militantes de las FARC prometen desarmarse durante los seis meses posteriores a la firma del acuerdo final y unirse al sistema político una vez que el acuerdo de paz sea ratificado por un referéndum popular que tendrá lugar en octubre. Las encuestas sugieren que el referéndum se llevará a cabo dos a uno.

“El acuerdo de paz exige reformas estructurales radicales e inversiones sociales que tengan el potencial de transformar al país en una sociedad más próspera y equitativa”.

“Incluyen una reforma agraria integral, que reduciría la brecha entre los prósperos centros urbanos de Colombia y el campo históricamente empobrecido y abandonado”, dice un editorial en el New York Times.

Las FARC se han comprometido a detener su participación en el narcotráfico, que ha sido un acelerador del conflicto en las últimas décadas.

“Restaurar el control del gobierno sobre las regiones donde se cultiva y trafica cocaína facilitaría enfrentar el flagelo de manera efectiva”, agrega.

“Hoy puedo decir, desde el fondo de mi corazón, que he cumplido el mandato que me dieron”, declaró el miércoles un exultante presidente Juan Manuel Santos.

El presidente Santos fue reelegido en 2014 con la promesa de acuerdos de paz.

“Colombinos, la decisión está en vuestras manos. Nunca antes los ciudadanos de nuestro país habían tenido en sus manos la llave del futuro”, dijo en una transmisión televisiva.

“¡No vamos a fallar! ¡Esta es la oportunidad para la paz! El 23 de marzo de 2016 estaremos despidiendo el conflicto más largo de las Américas”, dijo el presidente Santos luego de una reunión en Cuba con el líder de las FARC, Timochenko, facilitada por Raúl Castro.

“Unamos esfuerzos para lograr la paz”, publicó más tarde el líder de las FARC, Timochenko, en la cuenta de Twitter de los rebeldes.

Según los acuerdos, las FARC estarán representadas en el Parlamento sin derecho a voto hasta 2018 y luego podrán participar en las elecciones. En ese momento, los 7.000 ex rebeldes tendrán que ganar sus escaños junto a miembros de otros partidos políticos.

Los acuerdos de paz ponen fin a una guerra que ha durado 52 años y ha costado 220.000 vidas. Las negociaciones han durado más de cuatro años.

Según los acuerdos, los miembros de las FARC deben entregar sus armas al personal de las Naciones Unidas y revelar la naturaleza de su participación en el conflicto a un tribunal especial que incluirá a juristas colombianos e internacionales.

Aquellos que admitan delitos graves, como secuestros y ejecuciones, estarían sujetos a períodos de movilidad restringida de cinco a ocho años, durante los cuales se espera que realicen servicios comunitarios.

Quienes hayan cometido delitos menos graves, como el narcotráfico, recibirían amnistía.

“Este arreglo no es ideal, ya que inevitablemente dejaría muchos crímenes impunes”, comenta el New York Times.

“Pero si se maneja con cuidado, podría permitir que muchas víctimas tengan su día en la corte mientras responsabilizan a los criminales de guerra, incluidos los miembros del ejército, hasta cierto punto por las peores atrocidades de la guerra”.

De acuerdo a el economistala credibilidad del acuerdo girará en torno a la “integridad del tribunal especial y la verificación efectiva del desarme”.

Pero señala que el acuerdo de paz llega en un momento en que Colombia enfrenta un fuerte ajuste económico.

“El FMI espera que la economía crezca solo un 2,5 % este año, en comparación con un 4,4 % en 2014. Para llenar un vacío en los ingresos del gobierno causado por la caída del petróleo, Santos se está preparando para aumentar los impuestos más adelante este año. Sus opositores se molestan ante la idea de pagar impuestos para ayudar a las FARC”.