Vila Vieja (ES) – El 10 de enero, Vila Velha tuvo la dichosa felicidad de recibir durante unas horas a las Clarisas del Mosteiro da Santíssima Trindade de Colatina (ES). Las hermanas, bajo el cuidado de los monjes Gilson y Paulo, tuvieron un día de caminata y socialización en los aledaños del Santuario, el Convento de Penha, la Iglesia de Prainha y, para cerrar el día, la oportunidad de sumergir los pies en las aguas de la playa de Itaparica.
Las hermanas Clarissa tienen un estilo de vida contemplativo. Sus días están sostenidos por la mística de la clausura, por el silencio, la oración y el trabajo. No obstante, en un pedido increíble, tienen la posibilidad de salir para estar más cerca de sus Hermanos Franciscanos (OFM). Se argumenta exactamente la misma intención y se basa en el enorme y real amor entre ámbas órdenes, desde los tiempos de la misma San Francisco y Clara de Agarráis.
La jornada de visitas empezó en el Santuario. Tras esta primera parada, las hermanas fueron al acercamiento de la Virgen de Penha, en la Montaña Sagrada. Al lado de los peregrinos, las hermanas formaron parte de la Santa Misa. Recordando a Moisés que, en un pasaje del Antiguo Testamento, fue descrito como aquel que, con mano estable hasta la puesta del sol, hizo que Josué ganara la guerra (cf. Ex 17,8-13), sor Inés, superiora del Monasterio, al la multitud recogió que, “las clarisas se quedan con las manos en alto para asegurar que todos los que se implican en el día a día sean capaces de ganar sus peleas”, amonestó la monja.
A cada paso que daban las hermanas en el Convento de Penha, eran detenidas por peregrinos que solicitaban y aconsejaban más y más de su historia a las Pobres, hijas de Clara. Atentas y animadas, las hermanas distribuyeron su atención y bienvenida a todos y cada uno de los que la solicitaban.
Dando un recorrido por el claustro de los frailes del convento de Penha, las hermanas prosiguieron emocionadas por el almuerzo, listo con amor por las voluntarias, Valéria, Rosângela y Maria José. Pero primero, las hermanas se detuvieron en Igreja Matriz, la famosa y antigua iglesia de Prainha. En Matrix, Fray Clarence podría añadir a las hermanas alguna información sobre la construcción de la iglesia. Después del almuerzo, las hermanas visitaron el Faro de Santa Luzia, punto turístico de la ciudad.
Con el sol de ayer, las hermanas no podían irse de Vila Velha sin cuando menos poner los pies en las heladas aguas de la Praia de Itaparica. Y para combatir el calor, gozaron de paletas heladas, jugo natural y agua fría de coco. Este último beneficio, el agua de coco, fue donado por un benefactor del Convento da Penha, que tiene una tienda al filo de la playa.
El simple caminar por las calles, saludar a las personas que los acompañaban y tomar agua de coco en la playa, revelan la humanidad, la facilidad y la alegría de todo aquel que dedica sus días al llamado de Dios. No hay dudas de la extrema radicalidad y experiencia entre las rejas del claustro. Además, no hay duda de cuánto confían y se regocijan las Clarissas en lo que una vez prometieron frente Dios y la Iglesia. Por consiguiente, aquí está el testimonio vivo de estas mujeres que nos garantizan las diversas victorias por medio de sus intensas frases fabricadas a Dios por nosotros.
Estamos agradecidas y contentos por sus vidas, hijas de Visibles. Dios los guarde.
Pascom Parroquia del Rosario