Hay abrazos que son de hogar y nos alejan del invierno

En ocasiones nos encontramos perdidos y olvidamos que no nos encontramos solos. A veces estamos heridos y buscamos nuestra presencia física a nuestro lado, embistiendo. A veces buscamos a los que pasean junto a nosotros y solo podemos encontrar un espacio vacío. Nos olvidamos de ver con los ojos del corazón. Hemos olvidado el sabio consejo del principito cuando nos dice: “lo esencial a la vida es invisible a los ojos. Solo se puede observar bien con el corazón”. En ocasiones juzgamos vanas las promesas que peregrinos juntos fueron en vano sólo pues no vemos los pasos, no sentimos sus brazos cerca de nuestro cuello. Observemos con el corazón y veamos alén de la incapacidad de nuestros ojos.

¿Cuántas personas oran por ti? ¿Cuántas personas te recuerdan en el lapso de su día a día? Quizás no te manden mensaje, no publiquen en insta ni te manden mensaje en facebook, pero eso no quiere decir que no estén presentes en tu vida, eso no quiere decir que no anden contigo. Hay personas que marcan nuestra vida y nuestro corazón de manera irrefutable. Hay personas que cuando te abrazan no es para ese instante, es para toda la existencia. Hay personas que cuando nos abrazan dejan una sensación de eternidad en nuestra vida y en nuestro corazón, dejan la promesa y la sensación de que podemos regresar a ese abrazo toda vez que precisemos luz, aliento, cariño y amor. Hay personas que nos dan abrazos eternos, abrazos que guardamos en el bolsillo de nuestro corazón y a los que volvemos siempre en busca de luz y cobijo. Hay abrazos que son nuestro hogar y nos resguardan de largos y tortuosos inviernos.

Así que no, da igual si todavía estoy físicamente sentado en esta cama escribiendo. Sé y siento que hay personas que andan conmigo. Cada uno de ellos es un pedazo de este calor, de este consuelo que siento. Cada uno de ellos es un pedazo de Dios, un recordatorio del amor de Dios en mi vida. Cada uno de ellos es un trozo del amanecer de cada día. Cada uno de ellos es un pedazo de luz que me llena, me llena y me cura de adentro hacia afuera. Cada uno es un trozo de sol que en los días de invierno me hace comprender que la primavera está a la vuelta de la esquina.