Fray Alan Maia de França Victor, de Río de Janeiro, va a ser ordenado sacerdote por Dom Orani João Tempesta el 30 de septiembre, a las 17 horas, en la parroquia São Judas Tadeu, en Bangu, Río de Janeiro. En esta misma Parroquia, el día 1 de octubre, a las 9:30 horas, celebrará la Primera Misa, con fr. Alexandre Magno da Silva como predicador. A las 18 h, lo festejará en la Parroquia Nossa Senhora da Boa Viagem, donde radica. Su lema es: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para comunicar la Buena Novedosa a los pobres”.
Nacido en Río de Janeiro, donde nació el 5 de febrero de 1980, en el vecindario de Bangu, Frei Alan es hijo de Marinaldo y Anita Maria de França Victor y hermano de Aline, 4 años menor. Hace once años, cuando aún trabajaba en una empresa privada de bancos de sangre, decidió buscar orientación vocacional. “Sentí el deseo de servir a la Iglesia de una forma mucho más radical, participé activamente en la Paróquia São Judas Tadeu, donde fui monaguillo a lo largo de 7 años, actué como coordinador de los monaguillos a lo largo de tres años, asistí a múltiples pastorales en la Parroquia, fui integrante del consejo parroquial y del círculo bíblico juvenil. Participando en las actividades parroquiales, el párroco siempre me animó a formar parte en el grupo vocacional del Vicaría Oeste de la Arquidiócesis de Río de Janeiro, que tenía su sede en Bangu. Era un muy buen sacerdote que coordinaba este conjunto, con niños y niñas, y los dirigía al seminario o casa religiosa, según la búsqueda personal de cada uno”, cuenta fray Alan, hasta el momento en que, con el apoyo de Internet, logró tomó contacto con la Provincia da Imaculada y el 14 de febrero de 2007 ingresó al Seminario de Ituporanga. Al año siguiente logró el Postulantado. Tras un año de noviciado, profesó por un tiempo en la Orden de los Monjes Menores el 3 de enero de 2010. Fr. Alan estudió Filosofía en Rondinha y Teología en Petrópolis, donde vivió de 2013 a 2014 en Sagrado y, de 2015 a 2016, en Fraternidade Nuestra Señora de Guadalupe. Logró la profesión solemne en la Orden de los Frailes Inferiores el 6 de diciembre de 2014 y, al terminar el Curso de Teología, fue trasladado el 22 de diciembre de 2016 a su vivienda actual: la Parroquia de Rocinha. En esta entrevista, Fray Alan habla de este esencial momento de su historia religiosa.
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sitio web franciscano – ¿Cómo define el ministerio sacerdotal?
Fray Alan – Defino el ministerio sacerdotal como ejercido por un hombre que enseña en el nombre de Cristo. El sacerdote no charla “por sí solo”, no habla “por sí solo”, sino ofrece la Verdad que es Cristo mismo, su Palabra, su modo de vivir. Por la ordenación, el ministro ordenado no se pertenece a sí mismo, sino a Cristo ahora la Iglesia. El sacerdote no enseña sus propias ideas, su función es actuar en nombre de Cristo. Jesús subió al monte y llamó a los que deseó (Mc 3,13). Este es la causa de la llamada sacerdotal: la voluntad de Dios, completamente sin dependencia de las cualidades personales del llamado. La vocación sacerdotal es, por tanto, un don completamente gratuito. Nadie tiene el “derecho” a recibirlo. El sacerdocio es asumido por el hermano menor como una forma de servicio a la Iglesia.
Llamado por un acto de amor a ser un hermano menor y al servicio del ministerio ordenado, en la gratuidad, debo querer a la Iglesia como Cristo la amó, consagrándole todas y cada una mis energías y ofreciendo diariamente mi vida.
El sacerdocio es un don. Escogido entre los hombres y constituido a favor de todos, es un acólito que sirve al pueblo de Dios. En la búsqueda continua de la santidad de vida y en el acercamiento personal con Cristo resucitado, como hermano menor quiero buscar y tener verdadera pasión por el Reino, profunda compasión por el resto, especialmente por los más pobres y que padecen. El día de la ordenación sacerdotal, el hermano se transforma, en la Iglesia y para la Iglesia, en imagen real, viva y transparente de Cristo Sacerdote.
El pueblo de Dios espera que el sacerdote sea signo de la bendición de Dios, realizando presente su bondad en el planeta de el día de hoy. Que seamos amigos en la fe, anunciadores de Cristo. Como Fraile Menor, en el desempeño de este ministerio, buscaré ser intensamente un hombre de oración, encontrando en la Palabra de Dios la fuente de mi fidelidad y espiritualidad franciscana, en el servicio y administración de los sacramentos. Siguiendo el ejemplo de María, madre de Jesucristo y madre nuestra, quiero ponerme siempre y en todo momento al servicio de mis hermanos y hermanas.
sitio web franciscano –¿Cuáles son sus esperanzas como presbítero en la Iglesia del Papa Francisco?
Fray Alan – Mis esperanzas son ser un sacerdote servidor, trasmitir la belleza del acercamiento con Jesucristo, anunciar el Evangelio con alegría y promesa, estar entre la gente desde nuestra vida y espiritualidad franciscana, ser signo de Dios entre hermanos y hermanas, escuchad con caridad al pueblo. El sacerdote es ese hombre que siempre y en todo momento está en el camino y con la gente. Ser sacerdote el día de hoy es ofrecer la vida por el Señor y por los hermanos.
El día de hoy, el sacerdote ha de ser un hombre que conoce a Jesús desde dentro, que lo encontró y aprendido a quererlo. Quien pone su vida al servicio de Cristo sabe que siempre y en todo momento es uno el que siembra, otro el que siega.
El Papa Francisco hablando a los seminaristas (11/12/2016) describió el ministerio de un sacerdote a través de una triple pertenencia: al Señor, a la Iglesia, al Reino. “Solo si pertenecemos a Cristo, a la Iglesia y al Reino podemos crecer, superando obstáculos como la peligrosa tentación del narcisismo”. En la realidad de hoy es un modo profético de ser Iglesia al servicio del ministerio ordenado el día de hoy. Ser un hombre de relación con los demás, ser un hombre de relación con Cristo, con todas y cada una la gente. Salir al acercamiento de los excluidos y marginados, ensayando la hermosura de la fraternidad, siendo signo del amor y de la gracia de Dios. En el gozo y la conciencia de tener un tesoro incorruptible en una vasija de barro. Viviendo el ministerio que recibiré por la imposición de las manos del obispo en base al lema que elegí: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la buena nueva a los pobres (Lc 4,18a).
página web franciscano – ¿Qué le diría a un joven que busca la vida religiosa franciscana?
Fray Alan – La vocación a la vida religiosa hoy necesita que la persona que es llamada tenga el deseo de ser útil y dedicar su vida como Jesús. Distribución completa en las manos de Dios. Querer de todo corazón a la Iglesia tal como es. El hermano menor es el que se encargó de vivir el Evangelio de Cristo siguiendo las huellas de san Francisco. La intención de la vida religiosa franciscana es la imitación de Jesucristo. Vivimos hoy en una temporada de grandes transformaciones, lo que nos lleva a meditar que los desafíos se multiplican. Es necesario saber contestar como San Francisco de Asís: “Esto es lo que quiero, esto es lo que busco, esto es lo que deseo realizar desde el fondo de mi corazón” (1 Cel 8,22). El fin de la vida religiosa franciscana es la configuración con el Señor. Es un itinerario, una búsqueda de una experiencia con Jesucristo y con hermanos y hermanas, como San Francisco y Santa Clara de Agarráis. Nuestro padre Francisco se convirtió así en un profesor en el seguimiento de Jesús. A los aspirantes a la vida religiosa franciscana les digo que merece la pena vivir nuestro modo de vida en minoridad, en fraternidad y al servicio del Evangelio. “La Regla y la vida de los hermanos inferiores es esta: ver el santurrón Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, viviendo en la obediencia, sin nada propio y en la castidad”. (BR 1.1). Ven a ser un Fraile Menor, la vida franciscana tiene mucho que prestar al mundo de hoy. Dios todavía sigue llamando a los jóvenes. ¡Ayudemos a que la “voz de Dios” toque el corazón de los jóvenes y acojamos a los que puedan escucharla y traten de decir sí!