Fratelli Tutti: Encíclica Social del Papa Francisco para la

Un contexto histórico de la Doctrina Social de la Iglesia es primordial para comprender el camino que nos lleva a la novedosa encíclica del Papa Francisco sobre la fraternidad y la amistad popular, la Fratelli Tutti. Como magisterio eclesiástico, tenemos la posibilidad de sentar las bases de la Doctrina Popular de la Iglesia desde la promulgación de la encíclica Rerum Novarum (1891) del Papa León XIII. Meditando y sugiriendo caminos para la clase obrera, se fundó la tradición de realizar un aporte necesario al verdadero avance de la sociedad.

Al estar en el tercer milenio de la era cristiana, la Iglesia es siendo consciente de que la cuestión popular la ha acompañado desde sus principios. En las páginas de la Sagrada Escritura, ahora en el Antiguo Testamento, disponemos cuentos de la defensa incondicional de Dios por la vida y la independencia de la persona humana. Proponiendo la Coalición, Dios sueña junto a los hombres y mujeres de buena intención un mundo donde la justicia y la paz se abracen, donde su Ley produzca vida plena, liberación. El Nuevo Testamento resalta todos y cada uno de los valores para el avance popular en la persona y práctica de Jesús que dijo: “¡Vine a fin de que tengan vida y la tengan en abundancia!” (Jn 10,10). Las primeras comunidades cristianas vivieron con radicalidad la fraternidad y la opción por los pobres, dando un genuino testimonio de fe y de vida.

En la Tradición de la Iglesia, los Santos Padres, tanto de Oriente como de Occidente, predican la fe cristiana abordando la urgencia de la justicia popular, vinculándola a la doctrina y liturgia de los sacramentos. Avisan a las comunidades que tienden a acomodarse en la fe ya relativizar el padecimiento de la raza humana, olvidando que la salvación concedida por Cristo es salvación integral. En espera de la segunda venida de Cristo, la Iglesia, anunciando y testimoniando el Reino en la Historia, experimentó los enormes retos de la raza humana y, a través del Pueblo Leal, en los mucho más distintos ministerios y carismas, proclamó la fraternidad y la paz, aun ante la recíproca y duras condenas entre las instituciones.

Desde los retos del mundo contemporáneo, en un bien difícil sendero de renovación, la Iglesia pausadamente la visión del diálogo en vista del bien común. La Doctrina Popular marca esta búsqueda de diálogo y transformación de la realidad, intentando encontrar formar a sus leales para una entendimiento más profunda de la fe en Jesucristo y de la verdad donde están insertos. El siglo XX, marcado por la guerra en sentido extenso, trajo innumerables cambios que evidenciaron las debilidades de la humanidad. las enciclicas sociales cuadragésimo año (1931), Mater y magistra (1961) y Pacem en Terris (1963) presentó los profundos problemas de la humanidad a la escala del ascenso de los regímenes totalitarios y el mundo de la posguerra bajo la Guerra Fría. El mundo urbano plantea serios desafíos para la cultura de paz y solidaridad.

El camino de la renovación eclesial desde el Concilio Vaticano II, primordialmente desde las constituciones lumen gentium Es Gaudium et spes, profundizar en la entendimiento del misterio de la Iglesia misma y de su presencia en el planeta. El acercamiento de la Iglesia al mundo enormemente secularizado para beneficiar el diálogo por el bien común ha generado novedosas perspectivas de evangelización y una mayor responsabilidad de todas las instancias eclesiásticas. Con eso, la Doctrina Popular Católica se hizo mucho más escuchada y criticada, tanto dentro como fuera de la Iglesia. la recepción de populorum avance (1967) y, en la situacion de América Latina con la creciente producción teológica y los Documentos de Medellín (1968) y Puebla (1979), fueron mensajes de profetismo y promesa, pero asimismo un desafío para distintos campos de la Iglesia y de la propia sociedad. . El magisterio social denuncia el fracaso de la economía y nuestra reducida entendimiento de la vida, la dignidad y la libertad.

Como resultado del Concilio Vaticano II y de la teología sudamericana, observamos el pontificado del Papa Francisco avanzando en la teología y la pastoral en frente de los serios problemas sociales actualmente presente. Con la publicación de la encíclica laudato si (2015), que trata sobre la urgencia de la ecología integral inspirada en San Francisco de Asís, a partir de esta alabanza del Cántico de las criaturas, el Papa jesuita reflexiona y llama a la gente de la Tierra, eminentemente a los líderes mundiales, a pensar en el mundo, la vida humana y el sentido de los recursos logrados. Con la Reunión Particular del Sínodo de los Obispos para la Panamazonía (2019) y la querida amazona (2020), hemos visto la preocupación del Papa por decir precisamente que el éxito de la evangelización está entrelazado con la naturaleza y la cultura. Urge la llamada cultura del acercamiento, superación de las desigualdades, repensar la economía y la educación para tener un planeta libre con derechos preservados.

La pandemia de la COVID 19, denunciando los desequilibrios sociales y económicos, el aumento de las polarizaciones en cuestiones políticas y religiosas, dio sitio a un nuevo archivo popular, que es la síntesis del propio pontificado, que trata de la fraternidad y la amistad popular. A Fratelli Tuttiinspirada en las Observaciones de San Francisco a los Hermanos, en sus ocho capítulos hace una profunda síntesis de los inconvenientes recientes que afectan a gran parte de la humanidad: la pobreza, las guerras, las dictaduras, la cuestión de los asilados y las migraciones, el fracaso de los modelos económicos que no privilegian la vida en su totalidad, las más distintas intolerancias, primordialmente las culturales y religiosas.

Pedagógicamente, entre continuidad y novedad, el Santurrón Padre hace una síntesis que crea una nueva comprensión y deber: partiendo de las enseñanzas de sus precursores, del Concilio Vaticano II, del magisterio vigente en las Iglesias locales y valiéndose de la Tradición y de los viejos pensadores y contemporáneos, Francisco nos anima a soñar con trabajar por un planeta fraterno, solidario, que se reinvente y supere no solamente la pandemia, sino más bien los varios “muros” que se han levantado a lo largo de la historia y se siguen levantando. Para la Teología, un gran desafío académico. Para la pastoral, la posibilidad de llevar a cabo el modelo de sinodalidad que viene impulsando en toda la Iglesia. Para el mundo, la necesidad de una revolución que produzca, como ha dicho San Pablo VI, la civilización del amor.

La lectura de la nueva encíclica indudablemente suscitará enormes debates, en lo que se refiere a su aceptación o no en las mucho más distintas realidades del mundo. No obstante, para nosotros, piedras vivas de la Iglesia, puede ser un antídoto eficaz para seguir en el camino de la misión con mucho más vigor y certeza de las causas de nuestra promesa. La enseñanza que iremos a recibir de la encíclica no es facultativa, es urgentemente necesaria y vinculante. Nos saca de la superficialidad de la fe, justificada en modelos que no corresponden, a una Iglesia en salida, sal y luz, que tiene la misión de sembrar y cultivar el profetismo y la esperanza.

Que la novedosa encíclica nos estimule, convierta y refuerce en nuestra búsqueda de un mundo donde todos seamos hermanos. ¡Buena lectura!

* Producto del Padre Felipe Cosme Damião Sobrino Párroco de la Parroquia Nossa Senhora da Candelária – São Caetano do Sul