RELIGION CRISTIANA

Francisco: los padres que enfrentan todos los desafíos para

Francisco: los padres que enfrentan todos los desafíos para

Entrevista del Papa Francisco a los medios vaticanos sobre ser padres en tiempos de Covid y el testimonio de San José, ejemplo de fuerza y ​​inocencia para los padres de el día de hoy.

Andrea Monda-Alessandro Gisotti

El Año particular de San José terminó el pasado 8 de diciembre, pero la atención y el cariño del Papa Francisco por este Beato no acabaron; al contrario, se desarrollaron con la catequesis que, desde el pasado 17 de noviembre, dedica a la figura del Patrono universal de la Iglesia. Por nuestra parte, L’Osservatore De roma publicó una columna mensual durante 2021, que asimismo se propuso en el sitio Vatican News, en el cuerda patria, dedicando cada producto a un capítulo de la Carta Apostólica sobre San José. Esta columna, que charlaba de progenitores, pero también de hijos y madres en diálogo ideal con el Marido de María, provocó en nosotros el deseo de poder confrontar al Papa exactamente sobre el tema de la paternidad en sus mucho más distintas facetas, retos y complejidades. . De esta forma nació esta entrevista, en la que Francisco responde a nuestras preguntas, mostrando todo su amor por la familia, su cercanía a quien vive el padecimiento y el abrazo de la Iglesia a los padres y mamás que el día de hoy deben enfrentar innumerables adversidades para ofrecer un futuro a sus hijos. . .

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Beato Padre, usted convocó un Año particular destinado a San José, escribió una carta, cuerda patria, y está haciendo un período de catequesis dedicado a su figura. ¿Qué representa San José para ti?

Nunca oculté la armonía que siento con relación a la figura de San José. Pienso que esto viene de mi niñez, de mi crianza. Siempre y en todo momento he cultivado una devoción especial a San José porque creo que su figura representa, de una manera hermosa y especial, lo que ha de ser la fe cristiana para todos nosotros. En efecto, José es un hombre habitual y su santidad radica exactamente en haberse hecho santurrón a través de las buenas y malas situaciones que le tocó vivir y enfrentar. Sin embargo, no podemos ni esconder dado que encontramos a San José en el Evangelio, sobre todo en los relatos de Mateo y Lucas, como un protagonista importante al principio de la historia de la salvación. En efecto, los hechos que vieron nacer a Jesús fueron acontecimientos bien difíciles, llenos de óbices, problemas, persecuciones, tinieblas, y Dios, para ir al encuentro de su Hijo que había nacido en el planeta, puso a su lado a María ahora José. Si María es quien entregó al mundo el Verbo hecho carne, José es quien lo defendió, quien lo resguardó, quien lo alimentó, quien lo logró medrar. En él, podríamos decir que está el hombre de los tiempos difíciles, el hombre preciso, el hombre que sabe asumir su compromiso. En ese sentido, en São José confluyen 2 peculiaridades. Por un lado, su acentuada espiritualidad, que se traduce en el Evangelio a través de los cuentos de los sueños; estas historias dan testimonio de la aptitud de José para escuchar a Dios que habla a su corazón. Sólo un individuo que ora, que tiene una intensa vida espiritual, puede tener asimismo la capacidad de entender distinguir la voz de Dios entre las tantas voces que nos habitan. Al lado de esta característica, existe otra: José es el hombre concreto, o sea, el hombre que encara los problemas con extrema practicidad, y ante las adversidades y óbices nunca asume una actitud de víctima. Mucho más bien, se sitúa siempre en la perspectiva de reaccionar, corresponder, confiarse a Dios y encontrar una solución de manera creativa.

Esta renovada atención a San José ahora mismo de tan gran prueba, ¿tiene algún significado particular?

El momento que vivimos es un instante bien difícil, marcado por la pandemia del coronavirus. Muchas personas sufren, muchas familias están en dificultad, muchas personas son acosadas por la angustia de la desaparición, de un futuro incierto. Creí que en un momento tan difícil necesitábamos a alguien que pudiese animarnos, asistirnos, inspirarnos, para entender cuál es la manera correcta de saber afrontar estos momentos de obscuridad. José es un testigo luminoso en tiempos oscuros. Por eso fue correcto ofrecerle espacio ahora mismo, a fin de que pudiese encontrar su camino.

Su ministerio petrino empezó exactamente el 19 de marzo, celebración de San José…

Siempre he considerado un manjar del cielo poder comenzar mi ministerio petrino el 19 de marzo. Creo que de alguna forma San José me intentó comunicar que me proseguiría prestando asistencia, que estaría a mi lado, y que lo proseguiría considerando un amigo al que acudir, en quien confiar, a quien pedir intercede y ora por mí. Pero precisamente esta relación que se da en la Comunión de los Santos no está reservada solo para mí, creo que puede ser de asistencia para bastantes. De ahí que quisiera que el año destinado a san José haya despertado en el corazón de varios cristianos el valor profundo de la comunión de los santurrones, que no es una comunión abstracta, sino una comunión específica que se expresa en una relación específica y tiene secuelas.

En la columna sobre cuerda patria, anunciado por nuestro periódico a lo largo del año particular dedicado a San José, entrelazamos la vida del Beato con la de los progenitores, pero asimismo con la de los hijos de el día de hoy. ¿Qué pueden recibir los niños de el día de hoy, es decir, los progenitores del mañana, del diálogo con san José?

No somos progenitores natos, pero precisamente todos somos niños natos. Esto es lo primero que debemos considerar, o sea, todos nosotros, alén de lo que le depara la vida, es frente un niño, encomendado a alguien, proveniente de una relación esencial que lo hizo medrar y que lo condicionó para Bien y mal. Tener esta relación, y reconocer su importancia en nuestra vida, significa comprender que un día, cuando tengamos la responsabilidad de la vida de alguien, esto es, cuando debamos ejercer la paternidad, nos vamos a llevar frente todo la experiencia que tuvimos en un nivel personal. . Y de ahí que, es importante poder pensar sobre esta experiencia personal para no reiterar los mismos errores y apreciar las cosas bonitas que vivimos. Estoy convencido de que la relación paternal que tuvo José con Jesús influyó de tal modo en su vida que la futura predicación de Jesús estuvo llena de imágenes y referencias sacadas precisamente de la imaginación de su padre. Jesús, por servirnos de un ejemplo, dice que Dios es Padre, y esta afirmación no puede dejarnos indiferentes, especialmente cuando pensamos en de qué forma fue su experiencia humana personal de paternidad. Esto significa que José fue tan buen padre, que Jesús encontró en el amor y la paternidad de este hombre la referencia más bella para ofrecer a Dios. Podríamos decir que los pequeños de el día de hoy que serán los padres del mañana deberían preguntarse qué padres tuvieron y qué padres desean ser. No debe dejar que el rol paterno sea el resultado de la al azar o sencillamente el resultado de una experiencia hecha anteriormente, sino pueda decidir conscientemente de qué manera amar a alguien, de qué forma asumir la compromiso por alguien.

El último capítulo de cuerda patria charla de José como un padre en la sombra. Un padre que sabe estar presente, pero deja a su hijo libre para crecer. ¿Es esto viable en una sociedad que semeja premiar sólo a quienes llenan espacio y visibilidad?

Entre las peculiaridades mucho más preciosas del amor, y no solo de la paternidad, es precisamente la independencia. El amor siempre y en todo momento engendra independencia, el cariño nunca debe transformarse en una prisión, una posesión. José nos muestra la capacidad de cuidar de Jesús sin tomar posesión jamás de él, sin estimar manipularlo nunca, sin estimar distraerlo nunca de su misión. Pienso que esto es muy importante como prueba de nuestra aptitud de amar y también de nuestra capacidad de ofrecer un paso atrás. Un óptimo padre es así cuando sabe retirarse en el momento adecuado para que su hijo pueda aparecer con su belleza, con su singularidad, con sus opciones, con su vocación. En este sentido, en toda buena relación es necesario renunciar al deseo de imponer una imagen, una expectativa, una visibilidad desde arriba, para llenar la escena completamente y siempre y en todo momento con un excesivo protagonismo. La característica de José de saber hacerse a un lado, su humildad, que es también la aptitud de tomar un lugar secundario, es quizás el aspecto mucho más definitivo del amor que José muestra a Jesús. En este sentido, es un personaje esencial, me atrevería a decir esencial en la biografía de Jesús, precisamente pues en un instante determinado sabe retirarse de escena a fin de que Jesús reluzca en toda su vocación, en su misión. A imagen de José, debemos cuestionarnos si somos capaces de saber dar un paso atrás, de dejar que el resto, y más que nada los que nos han sido confiados, hallen en nosotros un punto de referencia, y nunca un obstáculo.

Ya has denunciado varias ocasiones que la paternidad está hoy en crisis. ¿Qué se puede realizar, qué puede llevar a cabo la Iglesia para volver a poner la fuerza de la relación padre-hijo que es primordial para la sociedad?

en el momento en que pensamos en Iglesia, siempre y en todo momento pensamos en ella como Madre, y esto precisamente no está mal. Durante los años asimismo he tratado de insistir bastante en esta perspectiva por el hecho de que la forma de ejercer la maternidad de la Iglesia es por medio de la misericordia, esto es, es ese amor el que crea y regenera la vida. ¿No es el perdón, la reconciliación, una forma de ponernos de nuevo en pie? ¿No es una manera donde se nos ofrece vida nuevamente por el hecho de que se nos da otra oportunidad? ¡No probablemente halla una Iglesia de Jesucristo sino a través de la misericordia! Pero pienso que debemos tener el coraje de decir que la Iglesia no solo ha de ser materna, sino también paterna. Esto es, está llamada a ejercer un ministerio paternal, no paternalista. Y cuando digo que la Iglesia debe recuperar este aspecto paterno, me refiero exactamente a la capacidad enteramente paterna de poner a los hijos en condiciones de asumir sus propias responsabilidades, de ejercer su independencia, de tomar sus propias resoluciones. Si por un lado la misericordia nos cura, nos consuela y nos anima, por otra parte, el amor de Dios no se restringe a perdonar y sanar, sino el amor de Dios nos lleva a tomar resoluciones, a arrancar nuestro camino.

En ocasiones el miedo, mucho más aún en este tiempo de pandemia, parece inmovilizar este impulso…

Sí, este período de la historia está marcado por la incapacidad de tomar enormes decisiones en la vida. Nuestros jóvenes frecuentemente tienen temor de decidir, de escoger, de involucrarse. Una Iglesia es Iglesia no solo cuando afirma sí o no, sino sobre todo cuando anima y posibilita grandes opciones. Y toda decisión siempre y en todo momento tiene secuelas y riesgos, pero en ocasiones por miedo a las consecuencias y los riesgos, nos paralizamos y no tenemos la posibilidad de llevar a cabo algo o seleccionar algo. Un verdadero padre no te dice que todo va a ir siempre bien, sino aunque te halles en una situación en la que las cosas no salgan bien, vas a ser capaz de afrontar y vivir con dignidad estos momentos, también los descalabros. Una persona madura se reconoce no por sus victorias, sino por la forma en que sabe vivir un fracaso. Es precisamente en la experiencia de la caída y de la debilidad que se reconoce el carácter de una persona.

Para ti, la paternidad espiritual es muy importante. ¿Cómo pueden los curas ser progenitores?

Dije antes que la paternidad no es algo evidente, no se nace padre, como máximo se alcanza a ser padre. De la misma manera, un sacerdote no nace ya sacerdote, sino que debe estudiar de a poco, empezando, primeramente, por reconocerse como hijo de Dios, pero entonces asimismo como hijo de la Iglesia. Y la Iglesia no es un concepto abstracto, es siempre la cara de alguien, una situación específica, algo a lo que podemos ofrecer un nombre preciso. Siempre recibimos nuestra fe a través de una relación con alguien. La fe cristiana no es algo que se logre aprender de los libros o mediante simples argumentos, sino es siempre un pasaje existencial que pasa por las relaciones. De esta forma, nuestra experiencia de fe nace siempre del testimonio de alguien. Por consiguiente, debemos preguntarnos cómo vivimos nuestra gratitud hacia estas personas y, más que nada, si conservamos la aptitud crítica para lograr discernir lo que no está bien de lo que nos han trasmitido. La vida espiritual no es diferente de la vida humana. Si un óptimo padre, humanamente hablando, es padre pues asiste para su hijo a ser él mismo, posibilitando su independencia y animándolo a tomar enormes decisiones, del mismo modo un óptimo padre espiritual es padre no cuando se reemplaza a sí mismo por la conciencia de la gente. que confían en él, no cuando responde a las preguntas que estas personas llevan en el corazón, no cuando domina la vida de los que le son confiados, sino en el momento en que, de forma reservada y a la vez firme, es capaz de manifestar el camino, aportan distintas claves de interpretación y asisten al discernimiento.

¿Qué es lo mucho más urgente el día de hoy para fortalecer esta dimensión espiritual de la paternidad?

La paternidad espiritual es de forma frecuente un don que nace más que nada de la experiencia. Un padre espiritual puede comunicar no tanto sus conocimientos teóricos, sino más que nada su experiencia personal. Solo de esta manera puede ser útil para un niño. Hay una enorme urgencia ahora mismo histórico por relaciones importantes que podríamos definir como paternidad espiritual, pero –permítanme decir– asimismo maternidad espiritual, porque este papel de acompañamiento no es una prerrogativa masculina o solo de los curas. Existen muchos buenos religiosos, muchas mujeres consagradas, pero también varios hombres y mujeres laicos que tienen una enorme experiencia que pueden compartir con los demás. En este sentido, la relación espiritual es una de esas relaciones que necesitamos redescubrir con más fuerza en este momento histórico, sin confundirla jamás con otros caminos de carácter psicológico o terapéutico.

Entre las dramáticas consecuencias del Covid también está la pérdida de empleo para bastantes progenitores. ¿Qué le agradaría decirles a estos progenitores que luchan?

Me siento muy cerca del drama de esas familias, de esos padres y mamás que están pasando por una dificultad especial, agravada más que nada por la pandemia. Creo que no es un sufrimiento simple de enfrentar, el de no poder dar el pan a vuestros hijos y el de sentiros causantes de la vida de los demás. En este sentido, mi oración, mi cercanía, pero también todo el acompañamiento de la Iglesia es para estas personas, para estos últimos. Pero asimismo pienso en tantos progenitores, tantas madres, tantas familias que escapan de las guerras, que son rechazadas en las fronteras de Europa y más allí, y que viven en situaciones de mal, injusticia que nadie toma en serio o ignora deliberadamente. Quisiese decirles a estos padres, a estas mamás, que para mí son héroes, pues encuentro en ellos la valentía de quien expone la vida por amor a sus hijos, por amor a sus familias. María y José también vivieron este exilio, esta prueba, tener que huir a un país extranjero por la violencia y el poder de Herodes. Este sufrimiento de el los acerca a estos hermanos y hermanas que hoy padecen las mismas pruebas. Estos padres se dirigen a San José con confianza, sabiendo que, como padre, ha vivido la misma experiencia, exactamente la misma injusticia. ¡Y a todos ellos y sus familias, me gustaría decirles que no se sientan solos! El Papa siempre y en todo momento los recuerda y, dentro de lo posible, seguirá dándoles voz y no los olvidará.

Esperamos que le gustara nuestro articulo Francisco: los padres que enfrentan todos los desafíos para
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
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