RELIGION CRISTIANA

Francisco: “El perdón es un derecho humano”

Francisco: “El perdón es un derecho humano”

“La guerra es una tontería”. El Papa Francisco se conecta desde Casa Santa Marta, en el Vaticano, con el software de televisión “Che tempo che fa” conducido por Fabio Fazio en el canal RAI 3 y dialoga con el presentador que lo interpela sobre varios temas: guerras, migrantes, protección de la creación, la relación entre padres y también hijos, el mal y el sufrimiento, la oración, el futuro de la Iglesia, la necesidad de amigos. Y afirma que el perdón es un “derecho humano, la aptitud de ser perdonado es un derecho humano. Todos poseemos derecho a ser perdonados si solicitamos perdón”.

La mirada se enfoca eminentemente en el tema querido por el Papa, el de las migraciones. Desgraciadamente, este tema prosigue vigente tras la reciente novedad de los 12 migrantes encontrados muertos congelados en la frontera entre Grecia y Turquía. Para el Papa “o sea un signo de la cultura de la indiferencia”. Y es asimismo “un inconveniente de categorización”: las guerras, primero; la multitud en segundo lugar. Yemen es un caso de muestra de esto: “¿Cuánto tiempo sufrió Yemen la guerra y cuánto tiempo hemos estado comentando de los niños de Yemen? Un ejemplo evidente, y hace años que no se encuentra solución. No quiero exagerar, mucho más de 7 seguro, si no 10. Hay categorías que importan y otras que están abajo: los pequeños, los migrantes, los pobres, los que no tienen para comer. Estos no cuentan, cuando menos no cuentan primeramente, por el hecho de que hay gente que quiere a esa gente, que trata de ayudarla, pero en el imaginario universal lo que cuenta es la guerra, la venta de armas. Basta meditar que con un año sin generar armas, todo el mundo podría recibir comida y educación, gratis. Pero esto está en un segundo plano”, dice el Papa Francisco. Regresa sus pensamientos a Alan Kurdi, el niño sirio encontrado muerto en una playa, y los otros muchos pequeños como él «que no conocemos» y que «mueren de frío» todos y cada uno de los días. La guerra todavía es, sin embargo, la primera categoría: “Observamos de qué forma se movilizan las economías y lo que es más esencial el día de hoy, la guerra: guerra ideológica, guerra de poderes, guerra comercial y tantas factorías de armas”, dice el Papa.

Y comentando de guerra, el Pontífice -preguntado por las tensiones entre Ucrania y Rusia- recuerda las raíces de esta horrible realidad que es “una contradicción de la creación” que se remonta al Génesis con la guerra entre Caín y Abel, la guerra por la Torre. de Babel. Las “guerras entre hermanos” brotaron poco después de la creación del hombre y la mujer por Dios: “Hay una especie de antisentido de la creación, de ahí que la guerra es siempre y en todo momento destrucción. Por poner un ejemplo, trabajar la tierra, cuidar a los pequeños, sostener una familia, llevar a cabo crecer la sociedad: eso es crear. Hacer la guerra es destruir. Es una mecánica de destrucción».

En esta misma mecánica, el Papa Francisco incluye el trato “criminal” reservado a una cantidad enorme de migrantes. “Para llegar al mar, padecen tanto”, dice el Pontífice, y vuelve a denunciar a los “lagers” en Libia: “Cuánto sufren los que desean huír a manos de los traficantes”. Hay películas que lo demuestran y muchas se conservan en la sección de migrantes y asilados del Dicasterio para el Desarrollo Humano. “Sufren y después se exponen a cruzar el Mediterráneo”. Después, en ocasiones son rechazados, pues alguien que por compromiso local dice “No, aquí no vienen”; están esos barcos que buscan puerto, que vuelven o mueren en el mar. Esto está pasando el día de hoy”, reitera el Papa. Y, como en otras ocasiones, reitera el principio de que “cada país debe decir cuántos inmigrantes puede aceptar”: “Este es un inconveniente de política interna que hay que pensarlo bien y decir ‘yo puedo hasta este número’. ¿Y otros? Está la Unión Europea, debemos ponernos en concordancia, a fin de que consigamos un equilibrio, en comunión”. En este momento, en cambio, solo parece surgir una “injusticia”: “Vienen a España e Italia, los 2 países mucho más cercanos, y no son recibidos en otros lugares. El migrante debe ser siempre y en todo momento acogido, acompañado, impulsado e integrado. Aceptado pues hay una contrariedad, entonces acompañarlo, promoverlo e integrarlo en la sociedad”. Más que nada, integrarla para evitar guetizaciones y extremismos hijos de ideologías, como sucedió en la tragedia de Zaventem, en Bélgica, con los 2 agresores “belgas”, pero “hijos de migrantes guetizados”. Además de esto, los migrantes son recursos en países que experimentan un grave declive demográfico. De ahí que, resalta el Papa Francisco, “debemos pensar inteligentemente en una política migratoria, una política continental”. Y visto que “el Mediterráneo sea en este momento el cementerio más grande de Europa debería hacernos meditar”.

De la misma manera, el Papa, cuestionado al respecto por el presentador, insta a pensar sobre lo que semeja ser una tremenda división en el planeta: una sección desarrollada donde existe “la posibilidad de escuela, universidad, trabajo”; otro, con “pequeños que mueren, migrantes que se ahogan, injusticias que también observamos en nuestros propios países”. La tentación “muy fea”, resalta el Pontífice, es “la de ver para otro lado, no ver”. Sí, hay comunidades que muestran todo “pero sostenemos la distancia”; sí, “nos quejamos un poco, ‘¡es una catástrofe!” pero luego es como si nada hubiese pasado. “No basta con ver, hay que sentir, hay que tocar”, insiste Francisco. “Extrañamos tocar miserias y tocar nos transporta al heroísmo”. Pienso en los médicos, enfermeras y enfermeros que brindaron su historia en esta pandemia: tocaron el mal y optaron por quedarse ahí con los enfermos”.

Exactamente el mismo principio se aplica a la Tierra. De nuevo, el Papa Francisco reitera el llamado al precaución de la Creación: “Es una educación que tenemos que estudiar”. El Papa mira la Amazonía y los inconvenientes de deforestación, falta de oxígeno, cambio climático: existe el riesgo de “muerte de la biodiversidad”, existe el peligro de “matar a la Madre Tierra”, afirma. Luego citó el ejemplo de los pescadores de San Benedetto del Tronto, quienes hallaron cerca de 3 millones de toneladas de plástico en un año y han tomado medidas para remover todos los desechos del mar. “Tenemos que meternos esto en la cabeza: cuidar la Madre Tierra”, dice el Papa.

Francisco cita una canción de Roberto Carlos en la que un hijo le pregunta a su padre “por qué el río ya no canta. El río no canta –el Papa resalta al Papa comentando del cambio climático– porque por el momento no existe”.

El Papa invoca una actitud de “precaución”, que también semeja faltar desde el criterio social. Hoy en día, lo que vivimos es de todos modos un problema de “agresividad social”, como lo revela el fenómeno del bullying: “Esta agresividad nuestra hay que educarla. La agresión no es una cosa negativa en sí porque se necesita agresión para controlar la naturaleza, para avanzar, para construir, hay una agresión positiva, por de esta manera decirlo. Pero hay una agresión destructiva que comienza con algo pequeñísimo, pero deseo mentarlo aquí: comienza con la lengua, la charla. Pero el chismorreo, en las familias, en los distritos, destruye”. Destruye la «identidad». Y esto pasa entre mandatarios, como entre familias. De ahí que el Papa Francisco recomienda, exactamente “para que no nos destruyamos”, decir “no a las habladurías”: “Si tienes algo contra el otro, o te lo guardas o vas y se lo afirmas en la cara”. , sé valiente, intrépido”.

Todavía centrándose en los jóvenes, a veces víctimas de “un increíble sentimiento de soledad” a pesar de estar hiperconectados, el Papa Francisco se dirigió a los padres de los adolescentes, aquellos que a veces luchan por entender “el sufrimiento de los demás”. Para el obispo de Roma, la relación entre padres e hijos se puede resumir en una palabra: “cercanía”. “La proximidad con los pequeños. En el momento en que las parejas jóvenes se confiesan o cuando les hablo, siempre y en todo momento les hago una pregunta: ‘¿Juegas con tus hijos? La gratuidad del padre y de la madre con el hijo. A veces escucho respuestas dolorosas: ‘Pero Padre, cuando salgo de la vivienda para trabajar están durmiendo y en el momento en que vuelvo en la noche están durmiendo otra vez’. Es la sociedad despiadado que los separa de sus hijos. Pero la gratuidad con los propios hijos: jugar con los pequeños y no tener temor de los niños, de las cosas que dicen, de las hipótesis, o aun en el momento en que un niño, ya grande, adolescente, se confunde, estando cerca, comentando como un padre como una madre”. Esos “padres que no están cerca de sus hijos, que para tranquilizarlos les dicen ‘Pero coge las llaves del coche, vete’” no lo están haciendo bien. Por otra parte, «es muy bonito» cuando los progenitores son «casi cómplices de sus hijos».

Sobre el tema de la cercanía, Fazio recuerda la famosa frase del Papa: “Un hombre solo puede mirar hacia abajo a otro hombre en el momento en que lo asiste para ponerse parado”. Francisco profundiza el concepto: “Es verdad, en la sociedad vemos como frecuentemente las personas miran a el resto de arriba abajo para dominarlos, para someterlos y no para contribuir a levantarse. Basta pensar -es una historia triste pero diaria- en esos empleados que deben abonar con su cuerpo la seguridad de su trabajo, pues su jefe los mira por encima del hombro, para dominarlos. Es un ejemplo diario, pero verdaderamente un ejemplo diario”. Este gesto, en cambio, solo es lícito para efectuar un acto ‘noble’, es decir, prolongar la mano y decir ‘levántate hermano, levántate hermana’.

La conversación se amplía y toca el concepto de libertad que es un don de Dios pero que “asimismo es capaz de realizar mucho daño”. “Desde el instante en que Dios nos hizo libres, somos dueños de nuestras resoluciones y asimismo de tomar decisiones equivocadas”, dice Francisco. E reitera que el término del Mal: ​​“¿Hay alguien que no merezca el perdón y la misericordia de Dios o el perdón de los hombres?”. pregunta el presentador. El Pontífice responde con “algo que quizás escandalice a algunas personas”: “La capacidad de ser perdonado es un derecho humano. Todos contamos derecho a ser perdonados si solicitamos perdón. Es un derecho que proviene de la naturaleza misma de Dios y fue dado a los hombres como herencia. Olvidamos que quien solicita perdón tiene derecho a ser perdonado. Hiciste algo, tienes que pagar. ¡No! Tienes derecho a que te disculpen, y si tienes una deuda con la sociedad debes pagarla, pero con perdón”.

No obstante, existe otro Mal, el inexplicable que a veces golpea a los inocentes, y ante el cual uno se pregunta por qué razón Dios no interviene. “Tantos males – enseña el obispo de Roma – vienen precisamente porque el hombre ha perdido la aptitud de continuar las reglas, cambió de naturaleza, ha cambiado tantas cosas, y también por sus propias fragilidades humanas. Y Dios permite que esto continúe”. Como es natural, las preguntas quedan sin contestación: “¿Por qué razón padecen los pequeños?”. “No puedo hallar una explicación a esto”, acepta el Papa. “Tengo fe, trato de amar a Dios que es mi padre, pero me hago una pregunta: ‘¿Pero por qué razón sufren los niños? Y no hay respuesta. Él es fuerte, sí, omnipotente en el amor. En cambio, el odio, la destrucción, están en manos de otro que sembró el mal en el planeta por envidia”.

Y con el Mal “no se charla”, recomienda el Papa, “diálogo con el Mal es peligroso”: “Y mucha gente va, intenta dialogar con el Mal –yo también me encontré muchas veces en esta situación– pero me hago una pregunta por qué , un diálogo con el Mal, eso es malo… El diálogo con el Mal no es bueno, esto vale para todas las tentaciones. Y en el momento en que llega esta tentación, “¿por qué razón padecen los niños?”, solo acercamiento un camino: padecer con ellos”. Dostoievski fue «un enorme profesor» en esto.

El futuro, de todo el mundo y de la Iglesia, ocupa un extenso espacio en la entrevista. El futuro de todo el mundo, como está prefigurado en “Fratelli tutti”, con el hombre en el centro de las economías y las elecciones. Esta es una prioridad que el Papa afirma compartir con muchos jefes de Estado que tienen buenos especiales. Estos, sin embargo, chocan con “condicionamientos políticos y sociales, también en la política mundial, que previenen las buenas intenciones”. Son “sombras” que ejercen presión sobre la sociedad, sobre las personas, sobre los que tienen roles de responsabilidad, afirma el Papa: “Y luego hay que negociar mucho”. Sobre el futuro de la Iglesia, Jorge Mario Bergoglio recuerda la imagen de la Iglesia esbozada por San Pablo VI en la exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, inspiración de su Evangelii gaudium: “Una Iglesia en peregrinación”. Hoy, “el mayor mal de la Iglesia, el mayor”, repite el Papa Francisco, “es la mundanalidad espiritual” que, a su vez, “hace medrar algo feo, el clericalismo, que es una perversión de la Iglesia”. “El clericalismo que existe en la rigidez, y debajo de todo género de rigidez hay podredumbre, siempre y en todo momento”, afirma Francisco, contando entre las “cosas feas” de la Iglesia hoy las “situaciones rígidas, ideológicamente recias” que toman el lugar del Evangelio . “Sobre las reacciones pastorales diré sólo 2, que son antiguas: el pelagianismo y el gnosticismo. El pelagianismo cree que con mi fuerza puedo avanzar. No, la Iglesia avanza con la fuerza de Dios, la misericordia de Dios y el poder del Espíritu Beato. Y el gnosticismo, el misticismo, sin Dios, esta espiritualidad vacía… no, sin la carne de Cristo no hay entendimiento posible, sin la carne de Cristo no hay redención viable”, “Tenemos que regresar al centro una vez más: ‘La La palabra se realizó carne’. En este escándalo de la cruz, del Verbo hecho carne, está el futuro de la Iglesia”, afirma el Papa.

Luego enseña la relevancia de rezar: “Orar”, dice, “es lo que hace un niño cuando se siente limitado, impotente [ela diz] ‘papá, mamá’. Orar es ver nuestros límites, nuestras necesidades, nuestros pecados…. Rezar es entrar de manera fuerte, alén de los límites, alén del horizonte, y para nosotros cristianos, rezar es conseguir al ‘padre’”. “El niño”, insiste el Papa, “no espera la contestación de papá, cuando papá empieza a responder pasa a otra pregunta. Lo que el niño quiere es que los ojos de su padre estén sobre él. No importa cuál sea la explicación, solo importa que papá la mire y eso le dé seguridad. Rezar es un poco de esta forma”.

Entonces, las cuestiones tocan áreas mucho más personales: “¿Alguna vez te sientes solo? Tienes verdaderos amigos”, se le pregunta al Papa. “Sí”, responde, “tengo amigos que me asisten, conocen mi vida como un hombre habitual, no es que yo sea normal, no. Tengo mis anomalías, eh, pero como un hombre corriente que tiene amigos; y me gusta estar con mis amigos a veces para contarles mis cosas, percibir las de ellos, pero verdaderamente necesito amigos. Esa es una de las razones por las cuales no me fui a vivir al departamento papal, pues los papas que estuvieron antes eran santurrones y yo no soy tan santo, no soy tan santo. Necesito las relaciones humanas, de ahí que vivo en este hotel en Santa Marta, donde conoces gente que charla con todos, conoces amigos. Es una vida mucho más fácil para mí, no deseo llevar a cabo otra, no tengo fuerzas y las amistades me dan fuerzas. A la inversa, necesito amigos, son pocos pero verdaderos.”

A lo largo de la entrevista no faltan referencias a su pasado y su infancia en Buenos Aires, su acompañamiento a San Lorenzo, su “vocación” de carnicero, sus raíces piamontesas y su experiencia en el laboratorio de química, una investigación “que tanto me atrajo” pero sobre los que predominó el llamado de Dios. A propósito de confidências, o Papa recorda também o voto que fez a Nossa Senhora do Carmo, em 16 de julho de 1990, de não ver televisão: “Não vejo televisão, não pues a condene” y también o seu amor pela música, especialmente pela Música tradicional. Después reitera que su sentido del humor que, afirma, “es como medicina” y “hace mucho bien”.

Como todos sus alegatos, el Papa Francisco pide oración por él. “Lo necesito, y si alguno de ustedes no reza pues no cree, no sabe o no puede, al menos mándeme buenos pensamientos, buenas ondas. Necesito proximidad con la multitud”. La entrevista concluye con una imagen extraída de una película de posguerra: “Para acabar el diálogo, creo que era Vittorio Desica quien hacía de adivino, leía las manos ‘gracias 100 liras’, te digo ‘100 oraciones’. ‘ , ‘100 liras, 100 frases’. Gracias».

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Esperamos que le gustara nuestro articulo Francisco: “El perdón es un derecho humano”
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Biblia

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