Roma, 11 de marzo. 21/02:00 pm (ACI).- Una capilla de finales del siglo XIX dedicada a San José fue demolida en la ciudad de Lille, Francia, en la época del año en que la Iglesia recuerda en especial a este beato, con la meta de realizar lugar para un nuevo campus universitario. Pese a las manifestaciones contra la destrucción del templo, la demolición se completó en el mes de febrero del año en curso. La calle Chapelle. Joseph ya no existe y otras iglesias simbólicas en Francia corren peligro de acabar en escombros.
El 21 de febrero del actual año, cuando prácticamente todos los trabajos en la zona de Hauts-de-France habían cesado gracias a la ventisca, los constructores comenzaron lo que parecía ser un trabajo urgente: la demolición de la Chapelle St. Joseph, una capilla de finales del siglo XIX construida por el célebre arquitecto Auguste Moureau. La iglesia ahora había sido clausurada y era objeto de un permiso de demolición emitido en 2019 por el concejo de Lille para la construcción de una parte del nuevo campus de la escuela de ingeniería.
En la tierra del laicismo, la memoria de las construcciones religiosos asimismo se convirtió en algo a eliminar para ofrecer paso a nuevos inmuebles. Y no es de extrañar, sabiendo que los franceses ya barajaron la posibilidad de acabar con la catedral de Notre-Dame cuando se encontraba en mal estado, antes de la enorme reforma realizada por Viollet le Duc, en el siglo XIX, que dotó al templo de la imagen que conocemos el día de hoy.
El emprendimiento que reemplaza a la Capela de São José incluye 40.000 metros cuadrados de equipamientos académicos, 22.000 de los cuales son nuevos equipamientos. Con una inversión de 128 millones de euros, el campus debería recibir un total de 5.000 a 8.000 alumnos. Para salvar la capilla, se solicitó al Ministerio de Cultura la reclasificación del edificio. El Ministerio de Cultura rechazó la petición, señalando que “impedir el derribo de la capilla supondría el abandono de un considerable emprendimiento de cara al desarrollo de la educación superior, que supone una inversión de 120 millones de euros”, y que el proyecto del campus incluye “la restauración completa del Palacio Rameau”, el edificio situado justo al lado de la capilla, también diseñado por el arquitecto Moureau.
Queda por ver por qué razón la capilla tuvo que ser demolida y el palacio preservado. Ya que, según Etienne Poncelet, Inspector General Honorario de Monumentos Históricos, “no es cierto que la capilla estuviese en mal estado”, según afirma el Ministerio de Cultura. A la inversa, afirma Poncelet, tenía que ver con “un edificio en buen estado, un caso de muestra arquitectónico único, con un claustro suspendido” y que supuso asimismo un testimonio histórico de la existencia de los jesuitas en Lille.
La destrucción comenzó a pesar de la oposición de muchas figuras políticas y culturales, y una petición de 12.400 firmas lanzada por Urgence Patrimoine. La asociación también se quejó de que los trabajos han comenzado con prisas y no durante las vacaciones escolares como es habitual, por supuestas razones de seguridad.
Hay más iglesias en peligro en Francia y el destino de otra capilla, la iglesia de Sainte-Germaine-Cousin en Calais, podría ser exactamente el mismo que el de la capilla de Lille.
En el mes de agosto de 2020, la Diócesis de Arras había declarado que deseaba deshacerse de la iglesia debido al alto costo de cuidado del templo. Después se supo que la diócesis en teoría se encontraba en negociaciones con agentes inmobiliarios, quienes pretendían crear una residencia con múltiples apartamentos, donde se edificaría una nueva capilla que sería entregada en concesión a la diócesis.
El problema es que veintiocho vidrieras de la iglesia de Sainte-Germaine-Cousin, firmadas por el profesor Louis Barillet, están inscritas desde 1997 en el inventario de monumentos históricos, y por tanto es patrimonio catalogado.
Pero no son solo las ventanas las que hacen que la iglesia sea relevante. La capilla guarda otros tesoros artísticos, como un mosaico del Vía Crucis, probablemente obra de Barillet; los pilares blancos con decoración neobizantina; y otros pequeños arreglos arquitectónicos realizados por el artista Louis Barbier, la transforman en entre las iglesias más emblemáticas de Calais.
La destrucción vendría a costos altísimos e injustificados, estimando que la iglesia, a pesar de la humedad, se encuentra en buenas condiciones y que, por lo tanto, demolerla implicaría también remover los cimientos que la afirman y luego reponerlos.
El futuro de la iglesia de Saint-Èloi en Trith-Saint-Léger du Poirier asimismo es incierto. Pero, en este caso, las perspectivas son mejores ya que Xavier Bertrand, presidente de la zona, abordó el tema, y quizás se pueda superar el impasse por la carencia de interés del Municipio.
Según el Ayuntamiento, la reforma de la iglesia costaría 800.000 euros. El presupuesto lo hizo un arquitecto hace diez años y el ayuntamiento insiste en que demoler la iglesia es mucho más barato que renovarla. No obstante, el presidente regional, Xavier Bertrand, no se persuadió y también instruyó a su Asesor Regional y Presidente de la Comisión de Concientización para que intercediera frente al vicepresidente de la zona de Hauts de France y salvara la iglesia.
Aparte de las demoliciones por la parte de los municipios, las iglesias en Francia han sufrido ataques por odio a la fe cristiana, y un enorme incendio destruyó parcialmente el templo más emblemático del país, la Catedral de Notre-Dame, en la capital París.
Artículo publicado originalmente en ACI Stampa, traducido y amoldado por Rafael Tavares.
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— ACI Digital (@acidigital) 10 de marzo de 2021