FLORES EN EL CAMINO – Reflexionando sobre la importancia de sembrar

Un señor vivía en una gran localidad y trabajaba en una factoría.

Todos y cada uno de los días tomaba el colectivo de las 6:15 am y viajaba cincuenta minutos al trabajo.

Por la tarde hacía lo mismo de regreso a casa.

Entró una anciana, que siempre intentaba para sentarse junto a la ventana.

Abrió su bolso, sacó un bulto pequeño y pasó todo el viaje tirando algo fuera del autobús.

Un día, el hombre se dio cuenta de la escena.

Se puso interesante.

Al día después, lo mismo, una vez el hombre se sentó al lado de la anciana y no pudo resistir:

– Buenos días, disculpe mi curiosidad, pero ¿qué está tirando por la ventana?

– Buenos días, respondió la anciana. – Lanzo semillas.

– ¿Semillas? ¿Semillas de qué?

Flor.

Es que viajo en este autobús todos y cada uno de los días.

Miro hacia afuera y el sendero está tan vacío, y desearía poder viajar observando flores de colores todo el sendero.

Piensa lo bueno que sería.

– Pero no ves que las semillas caen sobre el asfalto, son aplastadas por las llantas de los coches, devoradas por los pájaros.

– Eso creo, hijo mío.

Si bien varios se pierdan, seguro que ciertos acabarán cayendo a tierra y con el tiempo brotarán.

– Aun así, tardan en medrar, necesitan agua.

– Oh, yo hago mi parte.

Siempre hay días de lluvia.- Además, pese a la demora, si no tiro las semillas, las flores jamás florecerán.Diciendo eso, la anciana se volvió hacia la ventana abierta y reanudó su “trabajo”.

la anciana ya se encontraba medio “fallecida”.

Pasó el tiempo… Un día, en exactamente el mismo autobús, sentado en la ventana, el hombre se sobresaltó.

Claveles, dalias.

El paisaje era colorido, fragante y bello.

El hombre recordó la anciana, la procuró en el autobús y acabó preguntando al conductor, que conocía a todos.

¿La vieja de las semillas? Sí, murió de neumonía el mes pasado.

El hombre volvió a su taburete y siguió viendo por la ventana el paisaje florido.

La pobre murió y no pudo ver toda esta belleza”.

En ese instante, el hombre escuchó la risa de un niño.

En el asiento delantero, un niño pequeño, feliz, señaló por la ventana: Mira mamá, qué hermosa, cuántas flores en el camino.

¿Cómo se los conoce como esas azules? Entonces, el hombre comprendió lo que la anciana había hecho.

Si bien ella no se encontraba allí para contemplar las flores que había plantado, la anciana debe estar feliz.

Tras todo, ella le había dado a la multitud una fantástica A continuación, el hombre subió al autobús, se sentó en una ventana y sacó un pequeño bulto de semillas de su bolsillo.

“Si no hay frutos, la belleza de las flores vale la pena.

Si no hay flores, valió la pena la sombra de las hojas.

Si no hay hojas, la intención de la semilla valió la pena”.

No cometer errores; Dios no es burlado; PORQUE TODO LO QUE EL HOMBRE SIEMBRE, ESO TAMBIÉN SEGARÁ.

PERO EL QUE SIEMBRA EN EL ESPÍRITU, DEL ESPÍRITU COSECHARÁ VIDA ETERNA.” [Gálatas 6:7-8].

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