RELIGION CRISTIANA

Fiesta de la Presentación del Señor

Fiesta de la Presentación del Señor

Fiesta de la Presentación del Señor

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El 2 de febrero la Madre Iglesia celebra la Fiesta de la Presentación del Señor, empezando con la bendición de candelas en memoria del tema de la luz para iluminar a las naciones. Esta celebración nos muestra que, según la Ley, la consagración del primogénito se hacía en el acto de la circuncisión, al sexto día del nacimiento. La purificación de la madre se hizo treinta y siete días tras la circuncisión.

En el Templo de Jerusalén, con motivo de la purificación de María, el justo Simeón presagia sobre el niño Jesús, que será signo de contradicción hasta la desaparición de cruz, instante culminante en que una espada traspasa el alma de su madre, ratificando La profecía de Simeón.

El origen de la devoción a Nossa Senhora das Candeias, o Nossa Senhora da Candelária o Nossa Senhora da Luz, o Nossa Senhora dos Nautas, y muchos otros títulos, tiene su inicio en la celebración de la presentación de Jesús en el Templo y la purificación de Nuestra Señora, que tiene rincón 40 días después del nacimiento. Según la tradición mosaica, las mujeres en trabajo de parto, después de dar a luz, eran impuras y debían dejar el Templo dentro de los 40 días posteriores al parto. En esa fecha debían presentarse frente al supremo pontifice para presentar su sacrificio (un cordero o 2 palomas) y de esta forma purificarse. José y María se presentaron frente Simeón para realizar su deber. Teniendo en cuenta la presentación de Jesús en el Templo, nació la fiesta de Nuestra Señora de la Purificación. Como Simeón, en su cántico, dice que Jesús es luz para las naciones, nació el culto de Nossa Senhora das Candeias o Luz, cuyas festividades se festejan con procesiones en las que los competidores llevan velas.

Esta fiesta, en cierto modo, en el pasado puso fin a las festividades navideñas y abrió el camino de la Cuaresma hacia la Pascua. Hoy es también el Día de los Consagrados en la Vida Religiosa.

Simeón y Ana, de edad avanzada y sosteniendo viva la esperanza, se unen para anunciar la novedad de la venida del Señor, Luz para iluminar las naciones y gloria de su pueblo leal. En efecto, con la entrada de Jesús en el planeta, relució para nosotros una exclusiva luz y el mundo se transformó en templo, morada de Dios. En Jesús resplandeció el sentido real de la vida para toda la humanidad, de formar parte a Dios y de ser hijos y también hijas de la luz. Y quien llevó al Niño al templo fue María. Ella es la puerta de entrada de Jesús, nuestra Luz al mundo. Ella asimismo estará de pie al lado de la cruz, en un ademán valiente de prestar a su Hijo, asumiendo la espada para traspasar su corazón.

De ahí que, en este día, nos encontramos invitados a ingresar en el templo, esto es, a ir al encuentro del Señor, con los cirios de nuestra fe bien encendidas, reconociéndolo como Cristo, “la luz que viene a manifestarse a los naciones” como lo logró, gozoso y agradecido, el viejo Simeón. Más que jamás en estos tiempos oscuros de densa oscuridad, requerimos dejarnos alumbrar para anunciar la luz de nuestro tiempo. Y, como María, hacer asimismo la ofrenda de nuestra vida, con Cristo, por Cristo y en Cristo al Padre. Siguiendo esta luz, vivamos como hijos e hijas de la luz, llevando la luz de Cristo a todos y cada uno de los hombres. Nos corresponde ya que a nosotros acoger al Señor en la Liturgia y en la vida, con nuestras reacciones y acciones, como lámparas vivas y encendidas, siendo fieles a eso que cantamos. “Sí, deseo que la luz de Dios que una vez relució en mí jamás se esconda y su resplandor no se apague en mí. ¡Sí, deseo que mi amor asista a mi hermano a caminar guiado de tu mano, en tu ley, en tu luz, Señor!”.

Jesús trae la salvación a todos los hombres; no obstante, para algunos va a ser señal de contradicción, porque persisten en rechazarlo. Cuenta asimismo el evangelista san Lucas que Simeón, después de referirse al Niño, se dirigió inesperadamente a María, vinculando de alguna forma la profecía del Hijo con otra relativa a la madre: “una espada traspasará tu alma”. Con estas expresiones del anciano, nuestra mirada se desplaza del Hijo a la Madre, de Jesús a María. Es admirable el secreto de este vínculo por el que se unía a Cristo, a ese Cristo que es signo de contradicción.

La liturgia de esta fiesta solemne pretende probar, de hecho, que la vida del católico es como una ofrenda al Señor, traducida en la procesión de candelas encendidas que se consumen de a poco, a medida que se encienden. Cristo está presagiado como la Luz que saca de las tinieblas al mundo sumido en tinieblas. Sus padres se maravillaron de lo que se decía de Él. María, que guardaba en su corazón el mensaje del Ángel y de los pastores, escucha de nuevo con admiración la profecía de Simeón sobre la misión universal de su Hijo: el niño que tiene en sus brazos es la Luz mandada por Dios Padre para iluminar a todas las naciones : es la gloria de su pueblo.

Cardenal Orani Joao TempestaArzobispo Metropolitano de São Sebastião do Rio de Janeiro (RJ)

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Esperamos que le gustara nuestro articulo Fiesta de la Presentación del Señor
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios

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