Exjugador del Manchester United ordenado

No hace un buen tiempo, la vida de Philip Mulryne era absolutamente diferente.

En vez de sotana, su uniforme de trabajo constaba de pantalón corto, camiseta, calcetines y tacos.

Su templo, el estadio Old Trafford, correspondiente al poderoso Manchester United, uno de los clubes de fútbol mucho más ricos del mundo.

En vez de colegas prácticamente anónimos, el norirlandés se topó con David Beckham en los corredores.

El ex futbolista, sin embargo, el día de hoy no podría estar en un planeta más diferente que el de la época en que tenía un salario anual de en torno a US$ 700 mil (el semejante a casi R$ 2,3 millones) y salía con la modelo inglesa Nicola Chapman.

El fraile de hoy disputó 27 partidos con la selección nacional de Irlanda del Norte.

Desde el pasado sábado es conocido como Fray Mulryne, tras ser ordenado como el más nuevo representante de los dominicos, la Orden de Santurrón Domingo, donde profesó los votos de pobreza, obediencia y castidad.

Nacido en Belfast, Mulryne jugó 27 partidos con Irlanda del Norte.

A pesar de un comienzo agradable en Manchester, pasó la mayor parte de su trayectoria en Norwich City, un club que oscila entre la primera y la segunda división de Inglaterra en un clasificatorio para la Copa del Mundo de 2006 después de escabullirse de su hotel para pasar la noche bebiendo en un bar de Belfast.

Quedó fuera del conjunto que consiguió una victoria histórica y sin precedentes.

Mulryne se jubiló en 2009 y prácticamente inmediatamente comenzó su trayectoria religiosa uniéndose a un seminario en la capital irlandesa.

También estudió Filosofía en la Facultad de Queens antes de, en 2012, unirse a los dominicanos.

Philip Mulryne fue ordenado por el arzobispo Di Noia, y la semana pasada, Fra Mulryne festejó su primera misa en la iglesia St.

Oliver Plunkett en Belfast, curiosamente, cerca del estadio Windsor Park, el “hogar” del equipo de fútbol.

“Este es un nuevo capítulo en mi vida”, declaró.

Su ordenación contó con una presencia ilustre: el arzobispo estadounidense Joseph Augustine Di Noia, integrante de la Orden Dominicana y nombre destacado en el Vaticano, quien viajó especialmente a Dublín para coordinar la celebración.