OFICINA CENTRAL, 28 Ene. 21/01:30 pm (ACI).- El 27 de enero se festejó el 76 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau (Polonia), donde más de un millón de personas fueron víctimas del asesinato en masa comandado por el régimen nazi .
Entre tantas personas que sufrieron persecución, logramos hallar vidas ejemplares de católicos que eligieron dar su historia para defender su fe y sus principios. Conoce la crónica de cinco santurrones, beatos y mártires que nos enseñan a ser luz en la mitad de las tinieblas de la crueldad humana.
1. San Maximiliano Kolbe
San Maximiliano Kolbe nació el 8 de enero de 1894 en la localidad polaca de Zdunska Wola, que en ese momento se encontraba ocupada por Rusia.
Mientras que estudiaba en Roma, fundó la “Milicia de la Inmaculada”, con el objetivo de fomentar el amor y el servicio a la Virgen María y la conversión de las almas a Cristo. De vuelta en Polonia, publicó la revista por mes “Caballero de la Inmaculada”.
En 1929 fundó la primera “Localidad de la Inmaculada”, en el convento franciscano de Niepokalanów, a 40 km de Varsovia. Después, se ofreció como voluntario para ir a Japón.
Regresó a Polonia en medio de una Segunda Guerra Mundial, fue arrestado, liberado y arrestado de nuevo. Fue enviado al campo de concentración de Auschwitz. Un día, un preso escapó y, para mostrar severidad, los alemanes escogieron a 10 prisioneros que fueron condenados a morir de hambre. Entre los hombres elegidos estaba el sargento Franciszek Gajowniczek, asimismo polaco, quien exclamó: “Dios mío, tengo mujer y también hijos”.
En vista de esto, el P. Maximiliano se ofreció a cambiar de rincón con el condenado. El sacerdote fue llevado bajo tierra, donde animaba todo el tiempo a el resto presos a permanecer unidos en la oración. Todos fallecieron y solo él quedó con vida. En el final, le aplicaron una inyección letal que terminó con su historia el 14 de agosto de 1941.
2. Santa Edith Stein
Edith Stein, más tarde Sor Teresa Benedita da Cruz, nació en Breslau (1891), ciudad que perteneció a Alemania y luego se trasladó a Polonia. De adolescente abandonó la religión judía pues no encontraba en ella el sentido de su vida.
Después, se transformó en una brillante estudiante de fenomenología en la Facultad de Gottiengen y el filósofo Edmund Husserl la eligió como su maestra asistente sobre Martin Heidegger (entre los pensadores y pensadores mucho más predominantes del siglo XX). Finalmente Edith se licenció en Filosofía en la Universidad de Freiburg.
Entró en un estado de profunda crisis y un instante de purificación hasta el momento en que, meses después, decidió bautizarse. Procuró la ayuda de un sacerdote y recibió el sacramento en 1922. De a poco fue brotando su inquietud vocacional, mientras la acompañaba su directivo espiritual. El 15 de abril de 1934 tomó el hábito carmelita y cambió su nombre por el de Teresa Benedita da Cruz.
Las fuerzas de ocupación nazis declararon “apátridas” a todos y cada uno de los judíos católicos. Un cuerpo militar nazi entró en el convento carmelita y se llevó a la carmelita ya Rosa, su hermana, al campo de concentración de Auschwitz, junto a cientos de judíos.
Instantaneamente, los prisioneros fueron llevados a la cámara de gas y Santa Edith partió hacia la Casa del Padre el 9 de agosto de 1942, ofertando su historia por la salvación de las ánimas, la liberación de su pueblo y la conversión de Alemania.
Santa Teresa Benedita da Cruz fue canonizada en 1998 por san Juan Pablo II, quien le dio el título de “mártir del amor” y, en octubre de 1999, fue declarada copatrona de Europa.
3. Santo P. José Kowalsky
José Kowalski nació el 13 de marzo de 1911 en Siedliska (Polonia), un pequeño pueblo campesino. Pertenecía a una familia intensamente católica, por lo que fue bautizado el 19 de marzo, día en que se festeja la celebración de San José.
El Santo se destacó por su servicio, atención y trabajo, así como por su predisposición a apoyar a los jóvenes y al servicio de las confesiones. Su celo por acercar a la gente a Cristo llamó la atención del ejército nazi, que lo arrestó junto con otros once salesianos el 23 de mayo de 1941.
No obstante, pese a los peligros, el p. José llevó a cabo su ministerio en el campo de concentración de Auschwitz. Según testimonios, el santurrón organizaba la oración diaria en el campo.
Pie. José Kowalski murió en la madrugada del 4 de julio de 1942, ahogado en las aguas negras del campamento, después de ser torturado. Fue beatificado el 13 de junio de 1999.
“Con pleno conocimiento, con intención decidida y dispuesto a enfrentar todas y cada una de las secuelas, abrazo la dulce cruz de la llamada de Cristo y deseo llevarla hasta el desenlace, hasta la muerte”, ha dicho el Santo, que siguiendo la llamada de Dios se unió a la congregación salesiana en 1927.
4. Sierva de Dios Stanislawa Leszczynska
Leszczynska nació el 8 de mayo de 1896 en Polonia, en el seno de una familia católica. En 1922, años en que las mujeres daban a luz en sus viviendas, fue recibida como partera en la Facultad de Varsovia.
En 1916 se casó con Bronislaw Leszczynski, con quien tuvo dos hijos y una hija. No obstante, fue separada de los hombres de su familia cuando Alemania invadió Polonia en 1939.
Tras ser capturada por los nazis, fue mandada adjuntado con su hija al campo de concentración de Auschwitz, donde, como una parte de las prácticas de los nazis, las mujeres que quedaban embarazadas eran asesinadas, por considerar que los bebés eran “inútiles” y retrasó el trabajo de las mujeres madres en el campo de concentración.
Así que “Mutti” (Madre), como apodaban en el campo a Stanislawa, debió improvisar una “sala de maternidad” en las chozas que se situaban cerca de las calderas, que estaban infestadas de todo género de insectos y humedad. Sin embargo, este sitio se convirtió en la salvación de cientos de mamás y bebés. La profunda fe católica de la partera la llevó a bautizar a cada recién nacido con la señal de la cruz en la frente.
“Mutti” estuvo en Auschwitz hasta su liberación por las tropas soviéticas el 27 de enero de 1945, murió en 1974 y su causa de canonización se introdujo en la diócesis de Lodz.
5. Sierva de Dios María Cecilia Autsch
María Cecilia Autsch, bautizada como Ángela del Sagrado Corazón, nació en Röllecken (Alemania) en 1900.
El 26 de octubre de 1933, el mismo año de la llegada al poder de Adolf Hitler, María empezaba su postulantado en el convento trinitario de Mötz (Austria), una pequeña localidad del Tirol austriaco.
Fue detenida por la Gestapo por “un comentario que logró mientras que hacía las compras para su convento, en el que confirmaba que ‘Hitler es un flagelo para Europa’”, según revelan los documentos incorporados a su caso.
Fue llevada al campo de concentración de Ravensbrück (Alemania) y después a Auschwitz (Polonia), donde, por ser alemana y enfermera, fue destinada al dispensario médico, donde logró esconder más raciones de comida o jabón para los enfermos. mujer.
En 1944, el religioso murió tras ser alcanzado por una bomba durante un bombardeo en el campo de concentración, mientras que ayudaba a los enfermos a resguardarse.
Anunciado originalmente en ACI Press. Traducido y adaptado por Natalia Zimbrão.
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— ACI Digital (@acidigital) 27 de enero de 2020