‘Estábamos entre muertos y resucitados’, dice sacerdote 1

BEIRUT, 05 de agosto. 21/03:30 pm (ACI).- “Cada vez que entramos a la iglesia, volvemos a tener recuerdos. Estábamos entre los muertos y resucitamos”, ha dicho el padre Marwan Mouawad, un sacerdote maronita de 46 años, un año tras la explosión en el puerto de Beirut el 4 de agosto de 2020, que dejó 200 muertos y miles de heridos.

En diálogo con la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el padre Mouawad dijo que el día de la explosión, “observamos hacia el techo y consideramos que se nos iba a caer encima. Creemos que íbamos a morir. Fue la providencia divina la que nos salvó: visto que no se nos dejara abrir la iglesia al público en esos días a raíz del covid-19 fue una señal de Dios”.

La explosión de un almacén abandonado, donde había 2.700 toneladas de nitrato de amonio, ocurrió a 3 km de la iglesia del padre Mouawad. Se encontraba festejando misa con 10 personas en un vecindario pobre de Beirut cuando la iglesia tembló y se cortó la electricidad.

En su iglesia, absolutamente nadie murió, pero una monja anciana padeció una herida grave en la cabeza.

“Tras la explosión, salimos de la iglesia y vimos ventanas rotas por todos lados. Tuvimos que eliminar escombros para lograr caminar en la calle. Parecía una escena de guerra. Había heridos en la calle”, recordó el sacerdote.

La explosión ocasionó daños estimados en 15.000 millones de dólares estadounidenses al país, especialmente en los distritos próximos al puerto de Beirut, habitados en su mayor parte por cristianos. “Antes de la explosión, estábamos prestando asistencia a 95 familias en mi parroquia. Ahora poseemos 520 familias necesitadas”, dijo el sacerdote. “Todos los jueves vienen a mi iglesia a recibir una comida ardiente que les da un equipo de voluntarios”.

“Ciertos de mis feligreses, que antes venían a dar dinero para asistirnos a comprar paquetes de alimentos para los pobres, en este momento vienen a pedir asistencia. ‘Padre’, dicen, ‘discúlpenos, por favor: nos encontramos necesitados’”, dijo el sacerdote.

La Iglesia de rito maronita, en comunión con Roma, ordena hombres casados. “Como sacerdote con familia, yo asimismo estoy siendo perjudicado por la crisis”, dijo el padre Mouawad. “Dejamos de comer carne, salvo una vez a la semana que comíamos pollo. Reducimos el consumo de electricidad y solo compramos fruta una vez a la semana. No se habla sólo de simpatizar con la multitud. Verdaderamente no disponemos mucho más dinero”, ha dicho el sacerdote.

El sacerdote también incitó la pelea contra la corrupción que perjudica al Líbano. “Cristo siempre y en todo momento defendió la dignidad de la persona. Desea que hagamos frente a los que han corrompido a este país, incluidos los políticos”, aseguró.

Aunque ya se ha reparado gran parte del daño y la economía está progresando gradualmente, la explosión precisamente dejó una profunda huella en los libaneses.

A ACN apoya a muchos curas y feligreses en el Líbano. En la diócesis de Antelias, por servirnos de un ejemplo, da asiste para 45 curas, incluido el padre Mouawad.

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