Entrenamiento Budista de Mindfulness y Práctica de Qigong

Un tema importante en la práctica de la atención plena budista es la comprensión de la impermanencia (aniccha). Existe un vínculo profundo entre la experiencia de la impermanencia en Mindfulness y el concepto taoísta de Qi (Chi) tal como se usa en la medicina y las artes marciales de Asia oriental. En cierto sentido, abordan el mismo fenómeno desde puntos de vista opuestos pero complementarios. En la práctica de Mindfulness, simplemente prestamos atención a las experiencias ordinarias: imágenes mentales, conversación interna, sensaciones corporales físicas y emocionales. Como resultado de esto, a veces sucede que las experiencias ordinarias se vuelven extraordinarias. Los pensamientos y las sensaciones se descomponen en una energía que fluye que se expande, contrae, ondula y vibra. ¡¡En otras palabras, “Qi”!!

La práctica de Qigong (y Alquimia Interior) comienza desde el otro extremo. Se trata de ejercicios que activan la experiencia de la energía que fluye. Combinar las dos prácticas, entonces, es invocar lo mejor de ambos mundos. El entrenamiento de Mindfulness budista aumenta nuestras habilidades de atención y conciencia, permitiéndonos detectar la naturaleza energética/vibratoria que subyace a la experiencia ordinaria. Por otro lado, el Qigong activa sutilmente esa energía, y como tenemos la lupa de la atención plena, podemos detectar mejor esa activación sutil.

En la medicina china, la salud se asocia con un flujo suave, abundante y equilibrado de qi a través de los meridianos. La enfermedad, por otro lado, aparece cuando hay una deficiencia, estancamiento o desequilibrio de este flujo de Qi. La práctica de Qigong funciona para complementar las deficiencias energéticas, así como para eliminar el estancamiento y crear un flujo armonioso de fuerza vital a través de los canales de conciencia de nuestro cuerpo-mente (meridianos). Dado que Mindfulness nos entrena para abrirnos, en lugar de congelarnos, a la experiencia interna de mente/cuerpo, complementa y profundiza perfectamente estos procesos iniciados por la práctica de Qigong. La combinación de estas prácticas budistas y taoístas, por lo tanto, amplifica el potencial de una profunda sanación y comprensión de nuestra Verdadera Naturaleza.

¿Qué significa esto, entonces, en términos de su práctica diaria? La sugerencia es alternar entre, por un lado, prácticas centradas en el cuerpo como el qigong (o yoga asana); y, por otro lado, la meditación mindfulness o indagación espiritual no dual. De esta manera, la alineación del cuerpo sutil y el físico, y la clarificación de su comprensión conceptual, pueden ocurrir de manera que se apoyen íntima y productivamente entre sí. Tanto el cuerpo como la mente pueden entonces surgir como expresiones de tu visión espiritual más profunda.

Un agradecimiento especial a Shinzen Young y Shelly Young, quienes contribuyeron de manera significativa a este artículo.

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