Congo en la alegría de Nuestra Señora de Penha Fiesta de

Fray Augusto Luiz Gabriel y Moacir Beggo
Vila Vieja (ES) – El Congo es una manifestación cultural y musical típica de la capixaba. Y no podía faltar en la fiesta de Nossa Senhora da Penha. Reunidas en el segundo año de la Romería de los Conguistas, las bandas fueron recibidas el día de la Fiesta Patronal por el guardián del Convento, fray Paulo Pereira y fray Gílson Kammer, quienes rezaron con ellas y les brindaron la bendición.
Hoy, en Espírito Beato hay 65 bandas. Es el único estado brasileiro con esta tradición musical, aunque en Maranhão y Minas hay tradición de congadas. El más cercano a Congo Capixaba es Maranhão. Las Bandas de Congo tienen su ritmo marcado por los tambores y el saco.
“Los tambores y los abrigos estaban en silencio, esperando el gran instante de la Pascua y la Resurrección. Cuando llegó ese tiempo pascual, volvieron a tocar, traduciendo la alegría del anuncio de la resurrección de Jesús. Tambor anuncia vida nueva, vida plena, vida para todos. Eso es lo que celebramos en este momento en este Campinho”, explicó Frei Paulo.
“Tambor, saco, palma y danza revelan nuestra promesa en un novedoso universo, sin muerte, sin mal. Un novedoso universo donde todos seamos hermanos en Jesucristo Resucitado. Por eso, las bandas congonas de nuestro estado vienen hoy aquí a actualizar su deber de continuar siendo resistencia, de ser lucha, de ser una cultura buena, nueva, transformada”, ha dicho Frei Paulo.
“Las bandas del Congo vienen aquí a probar que queremos y tenemos la posibilidad de crear un nuevo mundo de inclusión, fraternidad, aceptación. Un planeta sin crueldad, un mundo sin muerte trágica”, resaltó Frei Paulo.
“Tambores, abrigos, palmas y bailes charlan de esto. Y queremos que las bandas del Congo sean instrumentos de este sueño, que sean canales de este sueño. Es posible crear un mundo nuevo. Es viable hacer una esperanza renovada porque Jesucristo está de nuestro lado”, insistió el guardián.
Los aprendices de marinero llevaron el mástil a Campinho para recibir la bendición y ser plantado en Prainha, en la puerta del Convento. “Él nos ten en cuenta que Dios nos salva de varios naufragios en esta vida. El profesor es signo de la salvación de Dios. El precaución que tiene con todos nosotros”, explicó el guardián Frei Paulo, quien pidió que los instrumentos sean tocados uno por uno (capas, panderetas y tambores) para honrar a la Virgen de Penha. Tras la bendición, los conguistas acompañaron al mástil hasta Prainha.
El Congo de Espírito Santurrón fue oficializado como primer patrimonio inmaterial del estado en ceremonia efectuada en noviembre del año pasado en Vitória. Pero según el maestro Valdemiro Salles, de la banda Panela de Barro, de Goiabeira, los grupos viven con “nuestro sacrificio”. Para él, hay muchas barreras para promover esta cultura capixaba. “Necesitamos que el gobierno nos mire más. De todas maneras, caminamos con nuestros propios pies. Estamos luchando y consiguiendo mantener viva esta tradición. No descansamos. Hacemos esto porque nos atrae el Congo. Nacimos y medramos con esta tradición y así seguirá”, enseña Valdemiro, quien es profesor ya hace 18 años.
Para él, los poderes públicos valoran esta cultura típica del Estado. “Todavía estamos buscando caminos alternativos. Yo, por servirnos de un ejemplo, estoy con mi banda en las academias, dando clases, voy a universidades y escuelas de música. Por fortuna, hay una audiencia que quiere llevar a cabo brillar nuestra cultura y nos ayuda a llevarlo a cabo. Aun lo veo con optimismo porque creo que a partir de ahora las cosas mejorarán mucho”, espera el maestro.
Para él, la Romería de los Conguistas trajo mucho más visibilidad al Congo. “Somos católicos, de ahí que alabamos a São Benedito y São Sebastião. No es solo una manifestación folclórica, sino también tenemos fe. Aquí deseamos rendir nuestro homenaje”, explicó. Según él, en algunas academias no tienen la posibilidad de cantar canciones con temas religiosos pues hay personas de otras religiones y designaciones religiosas. Congo está muy cerca de las fiestas católicas. Y el Convento nos abrió sus puertas y eso es muy gratificante”, celebra Valdemiro, que lidera un grupo de 35 personas que, desde 1938, mantienen la tradición de la “Cazuela de barro”.