En tiempos de guerra, las mujeres guerreras: el ejemplo de

En tiempos de guerra, las mujeres guerreras: el ejemplo de

Una era madre de un recién nacido, la otra estaba embarazada: pero ni siquiera eso las logró abandonar sus valores durante una despiadado persecución. El planeta está nuevamente lidiando con otra guerra: por bastante,…

Una era madre de un recién nacido, la otra estaba embarazada: pero ni eso logró que renunciaran a sus valores durante una despiadado persecución.

El testimonio de valentía de las santas mártires Perpetua y Felicity se dio hace mucho más de 1.800 años, pero todavía está dramáticamente actualizado.

El mundo se enfrenta a otra guerra más: desde la distancia, nos horrorizan las situaciones cobardes y devastadoras que llegan desde Ucrania, incluyendo las que muestran a mamás jóvenes con bebés en brazos, obligadas a despedirse de sus maridos convocados a la guerra. sin ninguna certeza del futuro, aguardando trenes que los saquen de su propio país, hacia los retos de una vida como refugiados en una tierra extranjera.

En la mitad de este drama de hoy, la liturgia de la Iglesia nos recuerda el 7 de marzo a dos enormes mujeres, Perpétua y Felicidade, la noble y la esclava, ambas de excepcional resistencia, ambas resilientes y también inconmensurablemente fuertes frente a la amenaza de muerte pues de de fe.

El noble y el ciervo

Perpetua era hija de una familia noble y tenía un hijo recién nacido. La alegría era una esclava y ella se encontraba embarazada. Las dos madres del norte de África fueron detenidas por ser cristianas, durante entre las muchas temporadas de brutal persecución contra los seguidores de Jesús, esta vez promovida por el emperador Severo.

En la prisión de Cartago, donde insistieron en ser bautizados, los 2 amigos dieron prueba de valentía y fe sólida.

Felicidade recibió la gracia que había suplicado de Dios: la de dar a luz a su hijo antes del día de la ejecución. Aún en la mitad de los dolores del parto, le respondió al guarda que la fastidiaba:

“Lo que padezco en este momento es fruto de la naturaleza, pero cuando me ataquen las fieras, no voy a estar sufriendo solo: ¡Cristo padecerá por mí!”

Perpétua, el día de su martirio al lado de su amiga Felicidade, asimismo registró:

“Estad firmes en la fe y guardad la caridad entre vosotros; no dejes que el sufrimiento se convierta en piedra de escándalo”.

el dia del calvario

Según una narración del siglo III, Perpétua y Felicidade fueron arrojadas en frente de una vaca salvaje, a la vista de la multitud reunida para presenciar el “espectáculo”. La primera en ser atacada fue Perpétua, que no se dejó asustar e inclusive animó a Felicidade, que se encontraba en el suelo. Resistentes, los 2 fueron sacados de la arena por la puerta de los victoriosos luchadores.

Fue entonces cuando Perpétua volvió en sí de una especie de éxtasis: solo entonces preguntó si era hora de confrontar a las fieras. Al enterarse de que los dos ahora habían pasado por la arena y salido con vida, apenas podía creerlo. Pero la multitud clamaba por el regreso de los dos mártires, quienes se dieron un beso de paz y fueron llevados de vuelta al rincón donde su muerte serviría como infame “distracción” para un público intensamente degenerado.

La felicidad fue decapitada por los luchadores. Perpétua, sin embargo, escapó al primer golpe por el hecho de que su verdugo estaba tan inquieto que falló. Ella misma ofreció entonces su cuello y de esta forma murió por la fe junto a Felicidade y otros mártires que también fueron ejecutados exactamente el mismo día.

Fuente: Aleteia

Pío


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