RELIGION CRISTIANA

En medio de tanto dolor y sufrimiento, Abril es el mes del Divino

La Solemnidad de la Divina Misericordia del actual año se celebrará en medio de la pandemia del coronavirus

De año en año, una semana tras el Domingo de Resurrección, la Iglesia Católica festeja la Solemnidad de la Divina Clemencia de Dios. Este año, en el mes de abril, la fecha se festeja en la mitad de entre las mayores pandemias de gripe que haya presenciado la raza humana. El coronavirus ahora ha contagiado a mucho más de 800.000 personas en todo el mundo y uno de los pedidos del Papa Francisco fue que los fieles no dejen de rezar pidiendo la clemencia de Nuestro Señor.

Así, la solemnidad cobra aún más importancia en la mitad del mal y el sufrimiento en que se encuentra el mundo. La celebración fue establecida por el Papa San Juan Pablo II y anunciada en la canonización de la hermana polaca Faustina Kowalska en 2000:

“En el mundo entero, el segundo domingo de Pascua se va a llamar Domingo de la Divina Clemencia. Una invitación perenne para que el planeta cristiano afronte, con seguridad en la benevolencia divina, las adversidades y pruebas que le aguardan al género humano en los años venideros”, declaró. San Juan Pablo II a lo largo de la ocasión.

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Santa Faustina y la Divina Misericordia

Santa Faustina Kowalska en entre las revelaciones de Jesús | Imagen: Reproducción

Santa Faustina Kowalska se considera la guardiana de la Divina Misericordia. Natural de Polonia en 1905, la monja tuvo la felicidad de recibir revelaciones y visualizaciones de Jesús. A los 18 años decidió hacerse religiosa, pero nunca tuvo el permiso de sus padres, con lo que Faustina vivió en el mundo hasta que recibió por vez primera una visión del hijo de Dios, quien le preguntó cuánto tiempo le quedaría. infiel a él.

Así, la joven ingresó al convento de las Hermanas de Nuestra Señora de la Merced en 1925. Faustina siempre tuvo una profunda admiración por el milagro eucarístico y obedecía fielmente a sus hermanas superioras. En su nuevo hogar, las experiencias místicas en las que vio y habló con Jesús prosiguieron habitualmente. En cada uno Cristo descubrió el gran secreto de la Divina Clemencia.

Su confesor, el padre Sopocko, al enterarse de las apariciones a Santa Faustina, le solicitó que las contara siempre en un períodico. Las escrituras del santo se pueden leer hasta el día de hoy y enseñan la grandeza del corazón misericordioso de Jesús, sus misterios revelados y la importancia de la oración. Fue mediante Faustina que se conoció la letanía de la divina misericordia y el rosario siempre rezado a las 3 de la tarde, como forma de piedad.

Covid-19 y la Fiesta de la Divina Misericordia 2020

En vista de las medidas para contener la proliferación del coronavirus, en 2020 la celebración de la divina clemencia no va a poder celebrarse con gran afluencia de público. Uno de los santuarios del Pai das Misericórdias, que está en Cachoeira Paulista, siempre reúne a más de 15.000 personas para la ceremonia. De ahí que, la celebración sólo puede ser acompañada por los fieles mediante los medios de comunicación.

Durante la bendición excepcional Urbi et Orbi, el Papa Francisco recordó que Dios no deja a sus hijos y que cuida de la raza humana. Esta semana, al conmemorar el 15° aniversario de la desaparición de San Juan Pablo II, el pontífice solicitó a los católicos orar por la intercesión del Santurrón y asistir a la Clemencia de Dios.

De qué forma rezar la Coronilla de la Misericordia

Personas rezando el rosario |Imagen: reproducción

Padre Nuestro

Padre nuestro, que andas en los cielos, santificado sea tu nombre; Venga a nosotros tu Reino; Hágase Tu Intención, en la tierra como en el Cielo; Danos el día de hoy nuestro pan de cada día; excusa nuestras ofensas como asimismo nosotros perdonamos a los que nos ofenden, y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal. Amén.

Avemaría

Dios te salve, María, llena eres de felicidad, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Yo creo

Creo en Dios Padre Todopoderoso, constructor del cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra del Espíritu Beato; nacido de la Virgen María; Padeció bajo Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los avernos, al tercer día resucitó, subió a los cielos; está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso, de donde va a venir a juzgar a vivos y fallecidos; Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santurrones, el perdón de los errores, la resurrección de la carne, la vida eterna. Amén.

en los billetes grandes

Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, en expiación por nuestros pecados y los del mundo entero.

en las cuentas pequeñas

Por su dolorosa Pasión, ten piedad de nosotros y del mundo entero.

Al final del rosario se dice tres ocasiones

Dios Santurrón, Dios Fuerte, Dios Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.

Letanía de la Clemencia

Que el alma desconfiada lea estas loas de clemencia y se confíe.

Misericordia Divina, que brotas del seno del Padre, en Ti confío.

Misericordia Divina, atributo máximo de Dios, en Ti confío.

Clemencia Divina, misterio inefable, en Ti confío.

Misericordia Divina, manantial que brota del secreto de la Santísima Trinidad, en Ti confío.

Clemencia Divina, que ninguna cabeza, ni humana ni angélica, puede sondear, en Ti confío.

Clemencia Divina, de quien procede toda vida y felicidad, en Ti confío.

Misericordia Divina, más sublime que los Cielos, en Ti confío.

Misericordia Divina, fuente de milagros y prodigios, en Ti confío.

Clemencia Divina, que envuelves a todo el universo, en Ti confío.

Clemencia Divina, que desciendes al planeta en la Persona del Verbo Encarnado, en Ti confío.

Misericordia Divina, que brotaste de la llaga abierta del Corazón de Jesús, en Ti confío.

Clemencia Divina, encerrada en el Corazón de Jesús por nosotros y singularmente por los pecadores, en Ti confío.

Clemencia Divina, inescrutable en la institución de la Eucaristía, en Ti confío.

Misericordia Divina, en la institución de la Santa Iglesia, en Ti confío.

Clemencia Divina, en el Sacramento del Beato Bautismo, en Ti confío.

Misericordia Divina, en nuestra justificación por Jesucristo, en Ti confío.

Clemencia Divina, que nos acompañas a lo largo de nuestra vida, en Ti confío.

Clemencia Divina, que nos involucras de modo especial en el momento de la desaparición, en Ti confío.

Misericordia Divina, que nos concedes la vida inmortal, en Ti confío.

Misericordia Divina, que nos acompañas en todos y cada momento de la vida, en Ti confío.

Misericordia Divina, que nos defiendes de los fuegos del Infierno, en Ti confío.

Clemencia Divina, en la conversión de los pecadores implacables, en Ti confío.

Misericordia Divina, atractiva para los ángeles, inefable para los Santos, en Ti confío.

Clemencia Divina, insondable en todos y cada uno de los secretos divinos, en Ti confío.

Misericordia Divina, que nos sacas de toda miseria, en Ti confío.

Misericordia Divina, fuente de nuestra felicidad y alegría, en Ti confío.

Misericordia Divina, que de la nada nos llamas a la existencia, en Ti confío.

Clemencia Divina, que englobas todas y cada una de las proyectos de Tus manos, en Ti confío.

Misericordia Divina, que coronas todo lo que existe y existirá, en Ti confío.

Misericordia Divina, en la que todos nos encontramos sumergidos, en Ti confío.

Misericordia Divina, dulce consuelo para los corazones atormentados, en Ti confío.

Misericordia Divina, única esperanza de los desesperados, en Ti confío.

Clemencia Divina, descanso de los corazones, paz en medio del terror, en Ti confío.

Misericordia Divina, delicia y éxtasis de los Santos, en Ti confío.

Misericordia Divina, que despiertas seguridad donde no hay promesa, en Ti confío.

Oh Dios eterno, en quien la clemencia es insondable y el tesoro de la compasión inagotable, míranos con bondad y multiplica Tu clemencia en nosotros, a fin de que no nos desesperemos en los instantes bien difíciles, ni nos desanimemos, sino que nos sometamos con enorme confianza a Tu santa voluntad, que es exactamente el mismo Amor y Misericordia» (Períodico, 949).

Por Editora Catechistas Brasil

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