El vicepresidente del Instituto JPII sugiere un compromiso sobre la reestructuración universitaria

La Pontificia Universidad Lateranense, que alberga el Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia, se muestra en Roma en esta foto de archivo del 20 de septiembre de 2013. (Foto del SNC/Paul Haring)

Denver, Colo., 3 de septiembre de 2019 / 11:10 am (CNA).- El vicepresidente del Instituto Pontificio Juan Pablo II en Roma propuso un compromiso entre los administradores de la universidad que implementan un plan de reestructuración en la escuela y el miembros de la facultad que se han opuesto a ciertos aspectos de ese plan.

Al notar un “punto muerto” entre la facultad y los administradores con respecto a los cambios en el instituto, el p. José Granados sugirió una “propuesta de solución constructiva” en una carta del 27 de agosto al presidente de la escuela, Mons. Pierangelo Sequiri y su gran canciller, el arzobispo Vincenzo Paglia.

La propuesta de Granados es que se mantenga una cátedra de teología moral fundamental, prevista para su eliminación de la facultad de la universidad, y que se agregue una nueva cátedra a la facultad de la universidad para complementarla.

“La eliminación de la teología moral fundamental y de la visión integral que permite, no sólo niega la intención de continuidad con la anterior inspiración del Instituto, sino que socava el nuevo proyecto de la universidad”, escribió Granados, junto a dos co -firmantes: Dr. Stephan Kampowski, y el P. Juan José Pérez-Soba

“Una solución más acorde con la naturaleza de la teología católica implicaría –y es nuestra propuesta– que en lugar de eliminar la cátedra, se cree una nueva, de manera que haya dos cátedras de teología moral general, cuyo diálogo exprese la relación entre lo viejo y lo nuevo, propio de toda verdadera continuidad de la doctrina. Según nuestra propuesta habría una cátedra de moral fundamental, que ya ha tenido el instituto, y luego otra cátedra de ‘teología moral del acompañamiento’, que podría reflexionar sobre la propuesta pastoral de Amoris Laetitia para poder llevar el tema de hoy a una vida según el Evangelio”.

“Pensamos que la presencia de ambos presidentes sería mutuamente enriquecedora. Por un lado, continuaría en el Instituto la reflexión sobre la moral fundamental, preservando y profundizando la enseñanza de la esplendor veritatisy restablecimiento del profesor [Livio] Melina en su silla”, decía la carta.

Melina fue despedida cuando se anunció en julio que la cátedra de teología moral fundamental del instituto iba a ser eliminada en una reestructuración de la universidad.

“Podemos así continuar la búsqueda de una moralidad centrada en el encuentro con Cristo, que nos revela la diferencia radical entre el bien y el mal, y nos capacita para caminar en la verdad del amor”.

“Por otra parte, una nueva cátedra de ‘teología moral del acompañamiento’, al estar en diálogo con la cátedra de moral fundamental, tendría todos los elementos para proponer una interpretación de la novedad de Amoris laetitia según las leyes católicas del desarrollo del dogma. La necesidad de tener en cuenta la enseñanza de esplendor veritatis, en efecto, mostraría la posibilidad de un camino gradual de crecimiento moral, que no olvida la diferencia radical entre el bien y el mal (respecto de los absolutos morales), y puede así llevar a los hombres a vivir el proyecto de Dios sobre el matrimonio y la familia. Además, el diálogo con la cátedra del sacramento del matrimonio ayudaría a mostrar cómo las cuestiones planteadas por Amoris laetitia no se refieren sólo a la acción moral, sino que también tocan los fundamentos de la vida común, visible y encarnada de la Iglesia”.

La propuesta de Granados llega tras varios meses de polémica en torno al Pontificio Instituto Juan Pablo II.

En julio, se aprobaron nuevos estatutos para el instituto, en respuesta a un anuncio de 2017 de que el Papa Francisco refundaría legalmente el Instituto y ampliaría su plan de estudios académico, de un enfoque en la teología del matrimonio y la familia a un enfoque que también incluirá el estudio de la familia desde la perspectiva de las ciencias sociales.

Después de que se aprobaron los nuevos estatutos diseñados para implementar esa visión, los estudiantes, ex alumnos y profesores expresaron su preocupación sobre el papel de los miembros de la facultad en la nueva estructura de gobierno del instituto, sobre la reducción de los cursos de teología y la eliminación de algunas disciplinas de teología, y sobre la despido de algunos miembros de la facultad, incluidos Melina y el p. José Noriega.

Los miembros de la facultad le han dicho a CNA que no se oponen al deseo del Papa de expandir la misión o el enfoque de la escuela, pero dicen que los administradores responsables de implementar esa misión han actuado injustamente.

Más de 250 alumnos y ex alumnos del Instituto Juan Pablo II de Roma han firmado una carta en la que expresan su preocupación por los nuevos estatutos del colegio y el despido de Noriega y Melina. En varias cartas, académicos de instituciones académicas de todo el mundo también expresaron su preocupación por el despido de los miembros de la facultad y el proceso de revisión en el instituto.

La carta de Granados del 27 de agosto enfatizó el apoyo al deseo del Papa Francisco de ampliar el enfoque del instituto para estudiar el matrimonio y la familia. El Papa 2017 motu proprio El anuncio de cambios en el instituto fue “recibido con lealtad por toda la comunidad de nuestro instituto”, decía la carta.

La carta decía que los profesores del instituto habían trabajado con entusiasmo con Paglia y Sequierra en un plan para implementar la visión del Papa.

“Nuestra sorpresa fue grande, cuando vimos que, al aprobar los nuevos estatutos, la interpretación real de la motu proprio era contrario al que se nos ofrecía continuamente.”

“En cambio, debemos señalar que el motu proprio fue utilizado como excusa legal para realizar cambios dentro del Instituto sin respetar la discusión entre el cuerpo docente, normal en una institución académica. De esta manera incluso fue posible privar a dos de nuestros profesores ordinarios de sus cátedras, lo cual es inaudito en los círculos académicos”, decía la carta.

El resultado de la reciente controversia, decía la carta, es “una sombra de sospecha” sobre el Instituto Juan Pablo II y “los demás centros universitarios de la Iglesia Católica”.

Granados y los demás profesores dijeron que creen que un compromiso ayudaría al instituto a reanudar “el cumplimiento de su misión con la excelencia que ya ha demostrado”.

Sin embargo, la carta agregó una advertencia adicional al compromiso propuesto:

“Ciertamente, la aceptación de esta propuesta debe combinarse necesariamente con el restablecimiento de la cátedra del profesor José Noriega”, decía la carta, respecto de un segundo docente cuya destitución fue anunciada en julio.

“Su servicio al instituto durante más de 18 años ha sido muy enriquecedor, como lo reconocen colegas internos y externos… Su falta de posesión de su cargo en el nuevo instituto es una herida a la libertad del presidente, que debe ser corregida para que el instituto recupera su dignidad académica.”

Los autores de la carta reconocen que su propuesta “requerirá la revisión de los estatutos por parte de la Congregación para la Educación Católica. Esta revisión es, entre otras cosas, imprescindible, y pedimos que se lleve a cabo de forma exhaustiva”.

“Los estatutos, en efecto, contienen dificultades objetivas, que atañen al trabajo conjunto de un instituto interdisciplinario. La causa de estas deficiencias radica en parte en que no hubo un verdadero proceso de consulta, ni con los profesores de la sede central, ni con las autoridades del consejo internacional, ya que los documentos presentados para dictamen eran distintos a aquellos con los que nos en realidad trabajó con la Congregación para la Educación Católica”, decía la carta.