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El servicio de CofI honra la vida del padre John Sullivan SJ
(de izquierda a derecha) Padre Conor Harper SJ, Dean Dermot Dunne, Arzobispo Diarmuid Martin y Arzobispo Michael Jackson. Pic Lynn Glanville
El viejo Portoran y jesuita, el padre John Sullivan, fue un “hombre extraordinario” que tocó la vida de “innumerables personas en un amplio espectro de la sociedad y lo hizo sin pretensiones”, dijo el domingo el arzobispo de Dublín y Glendalough de la Iglesia de Irlanda.
En un servicio para honrar la vida del Padre John Sullivan SJ, a quien el Papa Francisco elevó a Venerable en noviembre pasado, el Arzobispo Michael Jackson recordó en la Catedral de Christ Church que el Padre Sullivan pasó la mitad de su vida como anglicano y laico y la otra mitad como católico romano. y un sacerdote jesuita.
“Anglicana y Católica Romana; laicos y ordenados: estos han jugado durante mucho tiempo su papel como identidades entrelazadas e interactuantes en la vida irlandesa y con frecuencia han sido vistos como incompatibles y contradictorios”.
Agregó: “Podemos incluir en esta ecuación el hecho de que fue educado en Portora Royal School, Enniskillen, una escuela que ahora se encuentra en la actual Irlanda del Norte”.
El Dr. Jackson describió al Venerable Sullivan (1861-1933) como una persona que “pasó de la sofisticación a la simplicidad cuando la mayoría de la gente parece desear moverse en la dirección opuesta”.
“A medida que se desarrolló en la expresión de su discipulado y en su trabajo sacerdotal, su patente excentricidad en tantos aspectos lo hizo más, en lugar de menos, amado”.
El Primado de Irlanda de la Iglesia de Irlanda preguntó: “¿Somos capaces de tal tolerancia y afecto hoy, de dejar que la humanidad brille a través de la luz de la divinidad, cuando la vida de la iglesia realmente necesita una reforma estructural masiva y cuando el culto a la celebridad de segunda mano se ha apoderado de tanta identidad personal?
Además, desafió: “Hay algo en lo profundo de nosotros que sabe que el gerencialismo ha causado estragos en la dinámica de la fe y de la posibilidad y potencialidad en la iglesia, al igual que la neo-ortodoxia”.
Proceso del clero en la Christ Church Cathedral para el servicio que conmemora la vida y el ministerio del Padre John Sullivan SJ. Foto Lynn Glanville.
Dijo que estamos alarmados por él, pero parece que nos acostamos ante él.
“John Sullivan era mucho más un espíritu libre; vivió la vida de una persona santa en el corazón de una comunidad intelectual y académica independiente y palpitante en Clongowes (y antes de eso en Portora) y aun así tendió un puente con innumerables personas fieles para quienes la Community Church era de hecho su iglesia parroquial. en Condado de Kildare. No vio ninguna contradicción entre la independencia y la fidelidad y, claramente, Dios tampoco”.
Al servicio asistieron miembros de la parroquia y comunidad de Gardiner Street; miembros de la Orden de los Jesuitas, incluido el provincial P. Tom Leyden SJ; estudiantes de Clongowes Wood, donde el padre Sullivan vivió la mayor parte de su vida jesuita, y estudiantes de Portora Royal School, donde se educó el futuro sacerdote jesuita.
El servicio fue organizado por el Arzobispo Jackson, con la asistencia del Decano Dermot Dunne de la Catedral de la Iglesia de Cristo y el Padre Conor Harper SJ. El arzobispo Diarmuid Martin habló en la apertura del servicio.
En su discurso, el arzobispo Martin dijo que la santidad del padre Sullivan creció, se desarrolló y se profundizó a medida que avanzaba su vida. Hablando del llamado universal a la santidad, dijo que “la santidad no conoce fronteras denominacionales”.
El arzobispo destacó que la fe del padre Sullivan era “el producto de dos tradiciones y siempre lo fue y se enriqueció por ese hecho”.
“En nuestra reflexión y actividad ecuménica, prestamos muy poca atención al ejemplo de los santos de todas partes como puente hacia lo que es común en nuestras tradiciones”.
“El ecumenismo no es sólo posesión de teólogos y activistas, hay una importante transformación ecuménica que proviene del encuentro personal con el auténtico testimonio cristiano de los cristianos de otras tradiciones”, comentó.
Descendientes de Sir William Sullivan, hermano del Padre John Sullivan, Héctor y Peter Lloyd con Sandy Clarke y el Padre Conor Harper SJ. Foto Lynn Glanville.
Refiriéndose al “efecto notable del padre Sullivan en los jóvenes como director espiritual y maestro”, dijo que impresionó a los jóvenes a través de la autenticidad de su vida como persona, sacerdote y hombre cercano a Dios.
“En nuestros tiempos nos preocupamos tan a menudo de que las Iglesias tengan dificultades para llegar a los jóvenes y ayudarlos a quedar fascinados por la persona y el mensaje de Jesucristo”.
“La vida de John Sullivan nos enseña que quizás nuestras Iglesias no fascinan a los jóvenes porque no fascinamos a nuestros jóvenes de la forma en que lo hizo John Sullivan, a través de su espiritualidad y santidad”.
“A menudo nos entusiasmamos con los programas y las estrategias y no nos damos cuenta de que es en la integridad de nuestras vidas y en la integridad de nuestra piedad que ganamos corazones”.
En su sermón, el Arzobispo Jackson recordó que John Sullivan fue bautizado en la Iglesia Parroquial de San Jorge de la Iglesia de Irlanda en la calle Hardwick de Dublín.
Fue educado en Portora y el Arzobispo rindió homenaje al “hermanamiento imaginativo” de Clongowes y Portora a través del Premio Literario Anual Joyce-Beckett.
“En el apogeo de una Irlanda políticamente dividida, esta fue una luz brillante de testimonio de tolerancia, inclusión, creatividad y respeto por la diferencia”, dijo.
Estos intercambios entre las dos escuelas involucraron la presencia repetida y constante de niños y maestros de Clongowes en Enniskillen el Domingo del Recuerdo que depositaron una ofrenda floral en el Cenotafio, señaló.
“Esta viñeta de valentía, año tras año, se convirtió en un ícono de esperanza en una ciudad donde nadie ha admitido aún su responsabilidad por la tragedia humana y la parodia de la bomba de Enniskillen”, dijo.
Agregó que el padre Sullivan “lanza al aire en nuestros días el desafío a todas las iglesias de vivir, con esperanza si no de hecho, según la máxima de que la iglesia es realmente solo y solo verdaderamente mismo cuando es juntos y lo hace juntos todo lo que puede ser juntos.”
“Al cruzar las líneas divisorias del miedo, John Sullivan pregunta: ¿Lo que une es más dador de vida que lo que divide? y también el estímulo secundario: ¡Sigan buscando lo que une!”
