El “Secreto de María” es revelado por el Papa Francisco en el

Vaticano, 15 de agosto. 21/12:21 pm (ACI).- “La humildad es el misterio de María”, ha dicho el Papa Francisco, subrayando que fue “la humildad lo que atrajo la mirada de Dios hacia ella”.
Francisco reflexionó, durante el rezo del Ángelus de este domingo 15 de agosto, día de la Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María al cielo, sobre el canto del Magníficat.
Según el Papa, este canto exhibe la humildad de María, que se muestra como una “sierva” frente Dios. El Magnificat es “la fotografía de la Madre de Dios”.
El Papa mencionó que “el ojo humano busca la grandeza y se deslumbra frente a la ostentación. Dios, por contra, no mira las apariencias, sino más bien el corazón y ama la humildad”.
Afirmó que “hoy, mirando a María Assunta, tenemos la posibilidad de decir que la humildad es el camino que transporta al cielo”.
Recordó que “Jesús enseña: ‘El que se humilla va a ser ensalzado’. Dios no nos exalta por nuestros dones, riquezas o capacidades, sino por la humildad. Dios levanta a los que se encorvan, a quienes sirve. De hecho, María se da a sí misma solamente que el ‘título’ de sierva: es ‘la sierva del Señor’. No dice nada más de sí, no busca nada más para sí mismo”.
De esta forma, Francisco invitó a los leales a preguntarse: “¿De qué manera está mi humildad? ¿Busco ser famoso por el resto, afirmarme y ser alabado, o pienso en servir? ¿Sé percibir, como María, o solo deseo charlar y llamar la atención? ¿Sé almacenar silencio, como María, o estoy siempre parloteando? ¿Sé de qué manera dar un paso atrás, suavizar las peleas y los razonamientos, o sencillamente trato de sobresalir?
“María, en su pequeñez, es la primera en apoderarse los cielos”, enseñó el obispo de Roma. “El misterio de su éxito radica exactamente en reconocerse pequeña y necesitada. Con Dios, solo quien se reconoce como nada es capaz de recibirlo todo. Sólo aquellos que se vacían a sí mismos son llenados por Él. Y María es gracia exactamente por su humildad”.
En este sentido, destacó que “también para nosotros la humildad es el punto de partida, el comienzo de nuestra fe. Es imprescindible ser pobre de espíritu, o sea, necesitado de Dios. El que está lleno de sí mismo no deja lugar para Dios, pero el que se mantiene humilde permite que el Señor realice enormes cosas”.
El Papa continuó: «Es hermoso pensar que la criatura mucho más humilde y elevada de la historia, la primera en apoderarse los cielos con todo su ser, cuerpo y alma, pasó su historia primordialmente en el hogar, en lo ordinario».
“Los días de felicidad no fueron muy impresionantes”, apuntó. “De manera frecuente pasaban de la misma manera, en silencio: por fuera, nada extraordinario. Pero la mirada de Dios estaba siempre sobre ella, admirando su humildad, su disponibilidad, la belleza de su corazón, jamás tocado por el pecado”.
“Este es un gran mensaje de esperanza para nosotros; para ti, que vives exactamente los mismos caminos, fatigosos ahora menudo bien difíciles. María os recuerda hoy que Dios asimismo les llama a este glorioso destino. No son palabras lindas. No es un final feliz artificial, una piadosa ilusión o un falso consuelo. No, es pura realidad, viva y verdadera como la Virgen asunta al cielo. Celebrémosla el día de hoy con amor de niños, animados por la esperanza de estar un día con ella en el cielo”, concluyó Francisco.
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– ACI Digital (@acidigital) 15 de agosto de 2020