RELIGION CRISTIANA

El Papa: que crezca el amor en las familias. Donde hay rigidez

El Papa: que crezca el amor en las familias. Donde hay rigidez

En la Misa de este viernes (15/05) en la Casa Santa Marta, en el Vaticano, el Papa rezó por las familias, recordando el Día En todo el mundo que les ha sido dedicado por las ONU. En la homilía, destacó que la fe en Jesús lleva a la alegría y la libertad, mientras que la rigidez provoca perturbación.

NOTICIAS DEL VATICANO

Francisco presidió la Misa en la Casa Santa Marta, en el Vaticano, en la mañana de este viernes (15/05) de la V Semana de Pascua. En la introducción, dirigió sus pensamientos a las familias:

El día de hoy es la Día Mundial de las Familias: oremos por las familias, para que crezca en las familias el Espíritu del Señor, el espíritu de amor, de respeto, de independencia.

En la homilía, el Papa comentó el paso de Hechos de los Apóstoles (At 15,22-31) en el que Pablo y Bernabé son enviados a los paganos transformados de Antioquía, molestos y perturbados por los discursos de ciertos que no habían recibido cargo alguno. Los apóstoles llevan consigo una carta que anima y alegra a los nuevos acólitos, explicándoles que no están obligados a circuncidarse según la ley mosaica, como pretendían algunos fariseos que se habían hecho cristianos.

“En el Libro de los Hechos de los Apóstoles –ha dicho el Papa– observamos que en la Iglesia, al comienzo, hubo tiempos de paz”, pero “hubo asimismo tiempos de persecución” y “tiempos de turbación”. Y ese es el tema de la primera lectura de hoy: un tiempo de confusión”. Resultó que los cristianos que venían del paganismo “habían creído en Jesucristo y recibido el bautismo, y estaban contentos: habían recibido el Espíritu Santurrón. Del paganismo al cristianismo, sin paso intermedio”.

Pero había cristianos “judaizantes” que “sostenían que no se podía realizar eso. Si alguien era pagano, primero debe transformarse en judío, un óptimo judío, y luego convertirse en católico”. Y los cristianos transformados del paganismo no entendieron esto: “¿Cómo es que somos cristianos de segunda? ¿Es imposible pasar directamente del paganismo al cristianismo?” Se preguntaban si la Resurrección de Cristo había llevado o no la antigua ley a una mayor plenitud. Estaban perturbados y hubo muchas discusiones entre ellos.

Los “judaizantes” defendían sus proposición “con razonamientos pastorales, teológicos, algunos aun morales” y “esto ponía en tela de juicio la independencia del Espíritu Santurrón, también la gratuidad de la Resurrección de Cristo y de la gracia. Eran metódicos. Y también rígido”. Jesús ya había amonestado a estos doctores de la Ley por realizar a los prosélitos peores de lo que eran. “Este pueblo, que era ideológico”, mucho más que dogmático”, había “achicado la Ley, el dogma a una ideología”, a “una religión de prescripciones, y con ello obstaculizaba la libertad del Espíritu. Y sus seguidores eran gente rígida”, que no conocían la alegría del Evangelio. La perfección del sendero para seguir a Jesús fue la rigidez. “Estos médicos manipulaban la conciencia de los leales, o los ponían recios o se iban”.

El Papa lo reiteró: “La rigidez no es del buen Espíritu, pues cuestiona la gratuidad de la Redención, la gratuidad de la Resurrección de Cristo” y “durante la narración de la Iglesia esto se ha repetido. Pensemos en los pelagianos”, “famosos rígidos”. Y también en nuestro tiempo vimos ciertas organizaciones apostólicas que parecían muy bien organizadas, que funcionaban bien… pero todas y cada una rígidas, todas iguales entre sí, y después nos enteramos de la corrupción que había desde adentro, aun en los creadores”.

“Donde hay rigidez, no se encuentra el Espíritu de Dios, por el hecho de que el Espíritu de Dios es independencia”. Y este pueblo impidió “la independencia del Espíritu de Dios y la gratuidad de la Redención”. Pero “la justificación es gratis. La desaparición y resurrección de Cristo es gratis. No pagas, no compras: es un obsequio”.

“Los apóstoles se reúnen en este concilio y al final escriben una carta que comienza: ‘Agradó al Espíritu Santo y a nosotros no imponeros ninguna carga’ (aparte de las cosas indispensables), y ponen estas cosas más morales, de los pies en el suelo obligaciones: no confundir el cristianismo con el paganismo”, y, “al fin, cuando esos cristianos que estaban preocupados, reunidos en reunión, recibieron la carta”, se “disfrutaron del aliento que infundía. De la perturbación a la alegría. El espíritu de rigidez siempre y en todo momento te transporta a problemas: ‘¿Hice esto bien? ¿No lo hice bien? El Escrúpulo”. A la inversa, el espíritu de independencia evangélica te transporta a la alegría, por el hecho de que eso es exactamente lo que Jesús logró con su Resurrección: ¡él trajo alegría! La relación con Dios, la relación con Jesús no te transporta a decir: “Yo hago esto y Tú me das aquello”, una “relación comercial: ¡No! Es gratis, como es gratuita la relación de Jesús con los acólitos: ‘Vosotros sois mis amigos. no te llamo servicio, los llamo amigos. No fuiste tú quien me escogió a mí, sino que yo te escogí a ti’: o sea gratuidad”.

“Pidamos al Señor que nos ayude a discernir los frutos de la gratuidad evangélica de los frutos de la rigidez no evangélica, y que nos libere de toda perturbación de quien pone la fe, la vida de fe, bajo prescripciones casuísticas, prescripciones que son sin ningún sentido Quiero decir que esas prescripciones que carecen de sentido, no a los Mandamientos. Que nos libere de ese espíritu de rigidez que coarta su independencia”.

A continuación, el artículo de la homilía transcrito por Vatican News:

En el Libro de los Hechos de los Apóstoles vemos que en la Iglesia, al comienzo, hubo tiempos de paz, afirma esto varias veces: la Iglesia crecía, en paz, y el Espíritu del Señor se vertía; tiempos de paz (cf. Hch 9,31). Hubo tiempos de persecución, comenzando por la persecución de Esteban (cf. Hch 7, 59), entonces Pablo, el perseguidor, convertido, también él fue perseguido más tarde (cf. Hch 13, 50)… Tiempos de paz, tiempos de persecución, y hubo tiempos de disturbios. Y ese es el tema de la primera lectura de hoy: un tiempo de confusión. “Nos enteramos que algunos de los nuestros –escriben los apóstoles a los cristianos del paganismo–, supimos que algunos de los nuestros, a quienes no damos ningún cargo, vinieron a inquietarlos –a inquietarlos– con palabras que trastornan su espíritu. (Hechos 15, 24).

¿Qué ha pasado? Esos cristianos que venían de los paganos habían creído en Jesucristo y recibido el bautismo, y estaban felices: habían recibido el Espíritu Santurrón. Del paganismo al cristianismo, sin paso intermedio. Por el contrario, quienes se autodenominan “los judaizantes” argumentaron que esto no se podía llevar a cabo. Si alguien era pagano, primero debe hacerse judío, un buen judío, y después convertirse en católico, para estar online con la decisión del pueblo de Dios. Y estos cristianos (conversos del paganismo) no entendieron esto: “¿De qué forma es esto, somos cristianos de segunda? ¿No es posible pasar de forma directa del paganismo al cristianismo? ¿No quebrantó la Resurrección de Cristo la ley vieja y la llevó a una plenitud aún mayor? Estaban perturbados y hubo muchas discusiones entre ellos. Y los que querían eso eran personas que, con argumentos pastorales, teológicos, ciertos incluso morales, argumentaban que no: ¡que el pasaje se hiciese así! Y esto ponía en tela de juicio la independencia del Espíritu Santo, también la gratuidad de la Resurrección y la felicidad de Cristo. Eran metódicos. Y también rígido. Jesús había dicho de ellos, de sus profesores, de los doctores de la Ley: “¡Uy de nosotros que viajáis por mar y mar para realizar un prosélito, y en el momento en que lo halláis, le hacéis peor que antes! Hazlo un hijo de la Gehena”. Jesús dice algo de esta manera en Mateo capítulo 23 (cf. v.15). Este pueblo que era “ideológico” – más que “dogmático”, era “ideológico”, – había reducido la Ley, el dogma a una ideología y “hay que hacer esto, esto, y esto, y esto”: una religión de prescripciones, y con ello obstaculizan la independencia del Espíritu. Y la multitud que lo proseguía era gente recia, gente que no se sentía cómoda, que no conocía la alegría del Evangelio. La perfección del sendero para continuar a Jesús era la rigidez: “Tienes que hacer esto, esto, esto, esto…”. Esta gente, estos médicos “manipulaban” las conciencias de los leales, o los ponían rígidos… o se iban.

De ahí que, me repito muchas veces, digo que la rigidez no es del buen Espíritu, porque cuestiona la gratuidad de la Redención, la gratuidad de la Resurrección de Cristo. Y o sea una cosa antigua: durante la historia de la Iglesia esto se ha repetido. Pensemos en los pelagianos”, estos… estos estrictos, conocidos. Y asimismo en nuestro tiempo vimos algunas organizaciones apostólicas que parecían realmente bien organizadas, que funcionaban bien… pero todas recias, todas iguales entre sí, y luego nos enteramos de la corrupción que existía desde adentro, aun en los fundadores.

Un pasaje de la homilía del Papa Francisco

Donde hay rigidez, no se encuentra el Espíritu de Dios, pues el Espíritu de Dios es libertad. Y esta gente quería ofrecer pasos quitando la independencia del Espíritu de Dios y la gratuidad de la Redención: “Para ser justificado, debes hacer esto, esto, esto, esto…” La justificación es gratuita. La muerte y resurrección de Cristo es gratuita. No pagas, no compras: ¡es un obsequio! Y estas (personas) no deseaban llevar a cabo eso.

El sendero es bello: los apóstoles se reúnen en este concilio y al final escriben una carta que comienza: “De hecho, agradó al Espíritu Santo y a nosotros no imponeros ninguna carga” (Hechos 15,28), y ellos rincón estas obligaciones más morales, de sentido común: no confundir el cristianismo con el paganismo, abstenerse de la carne ofrecida a los ídolos, etc. Y por último, estos cristianos que estaban tribulados, reunidos en asamblea, reciben la carta y “su lectura ocasionaba alegría, por el estímulo que traía” (v. 31). De la perturbación a la alegría. El espíritu de rigidez siempre y en todo momento te lleva a problemas: “¿Hice esto bien? ¿No lo hice bien? La escrupulosidad, que… El espíritu de independencia evangélica te lleva a la alegría, pues eso es precisamente lo que logró Jesús con su Resurrección: ¡trajo alegría! La relación con Dios, la relación con Jesús no es una relación de este modo, de “llevar a cabo cosas”: “yo hago esto y tú me das aquello”. Tal relación – Dios me perdone – comercial: ¡no! Es gratis, como es gratis la relación de Jesús con los discípulos: “Vosotros sois mis amigos (Jn 15,14). “No os llamo siervos, os llamo amigos (cf. Jn 15). “No fuisteis vosotros los que me elegisteis a mí, sino más bien yo a nosotros” (v. 16): esto es gratuidad.

Solicitemos al Señor que nos asista a discernir los frutos de la gratuidad evangélica de los frutos de la rigidez no evangélica, y que nos libere de toda perturbación de quien pone la fe, la vida de fe, bajo prescripciones casuísticas, prescripciones que no hacen sentido. Me refiero a esas prescripciones que carecen de sentido, no a los Mandamientos. Que nos libre de ese espíritu de rigidez que impide su independencia.

El Papa invita a llevar a cabo la Comunión Espiritual con la próxima oración:

A tus pies, oh Jesús mío, me postro y te ofrezco el arrepentimiento de mi corazón contrito que se hunde en su nada en tu santa presencia. Os adoro en el Sacramento de vuestro amor, la Eucaristía inefable. deseo recibiros en la pobre morada que mi corazón les da; aguardando la felicidad de la comunión sacramental, deseo poseeros en Espíritu. Ven a mí, oh Jesús mío, para que yo logre proceder a ti. Que tu amor inflame todo mi ser, para la vida y para la muerte. Creo en ti, espero en ti. Te amo. Que de esta forma sea.

El Santurrón Padre terminó la celebración con la adoración y la bendición eucarística. Antes de abandonar la Capilla dedicada al Espíritu Santo, el Antífona mariana “Regina caeli”, cantada en tiempo pascual:

Reina del cielo, regocíjate. ¡Aleluya!

Pues Aquel que merecías llevar en tu seno. ¡Aleluya!

Ha resucitado como ha dicho. ¡Aleluya!

Ruega por nosotros a Dios. ¡Aleluya!

D./ Alégrate y alégrate, oh Virgen María. ¡Aleluya!

C./ Porque realmente el Señor ha resucitado. ¡Aleluya!

Esperamos que le gustara nuestro articulo El Papa: que crezca el amor en las familias. Donde hay rigidez
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios

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