El Papa: pastores cercanos al pueblo, no siempre medidos

El Papa: pastores cercanos al pueblo, no siempre medidos

En la Misa en la capilla de Casa Santa Marta, en el Vaticano, este viernes (13/03), Francisco oró por los enfermos, pero también por los pastores a fin de que tomen medidas que no dejen solo al Pueblo de Dios y lo acompañen con el consuelo de la Palabra de Dios, los sacramentos y la oración

NOTICIAS DEL VATICANO

En la quinta misa (VIDEO COMPLETO) vía streaming desde la Capilla de Casa Santa Marta en el Vaticano, este viernes (13/03), en el día de su elección a la Cátedra de Pedro, Francisco invitó de nuevo a la multitud a rezar por el coronavirus pacientes, pero particularmente rezaba por los pastores.

En estos días nos unimos a los enfermos, a las familias, que están tolerando esta pandemia.

Y quisiese orar también hoy por los pastores que tienen que acompañar al Pueblo de Dios en esta crisis: que el Señor les dé la fuerza y ​​también la aptitud de escoger los más destacados medios de ayuda.

Las medidas drásticas no en todos los casos son buenas, por eso oremos: a fin de que el Espíritu Santo dé a los pastores la aptitud y el discernimiento pastoral para que brinden medidas que no dejen solo al santurrón pueblo leal de Dios.

Que el pueblo de Dios se sienta acompañado por los pastores y el consuelo de la Palabra de Dios, los sacramentos y la oración.

Evidentemente, el Papa no se refiere a las medidas adoptadas por el gobierno italiano para contrarrestar los contagios evitando aglomeraciones, pero se dirige a los pastores para que tengan en cuenta las demandas de los fieles que necesitan ser acompañados espiritualmente en un instante tan dramático.

En su homilía, comentando las lecturas del día, y particularmente la parábola de los labradores asesinos, charló de la infidelidad a la alianza por la parte de quienes se apropian del don de Dios que es riqueza, apertura y bendición, y lo encarcelan en una doctrina (Mt 21, 33-43.45).

Ahora, el texto de la homilía transcrito por Vatican News:

Las dos lecturas son una profecía de la Pasión del Señor.

José vendido como ciervo por 20 siclos de plata, dados a los paganos.

Y la parábola de Jesús, que precisamente charla de manera simbólica del asesinato del Hijo.

Esta historia de “un hombre que era dueño de un lote, plantó en él una viña -el precaución con que lo había hecho-, lo cercó con un cerco, hizo en él un lugar para lagar, y edificó una torre – lo había hecho realmente bien.

Después lo alquiló a viticultores y salió lejos”.

Este es el pueblo de Dios.

El Señor ha escogido a ese pueblo, hay una decisión de ese pueblo.

Es la multitud electoral.

Asimismo hay una promesa: “Adelante.

Nosotros sois mi pueblo”, una promesa llevada a cabo a Abraham.

Y también hay un pacto hecho con la gente en Sinaí.

El pueblo debe poseer en todo momento en la memoria la decisión, que es pueblo elegido, la promesa de ver adelante con promesa y la alianza de vivir fielmente cada día.

Pero en esta parábola se dice que en el momento en que llegó el instante de cosechar los frutos, esta gente se había olvidado de que ellos no eran los dueños: “Los labradores tomaron a los sirvientes, golpearon a uno, mataron al otro, lapidaron a otro.

Luego envió otros sirvientes, más numerosos, pero lo trataron de la misma manera”.

Jesús precisamente exhibe allí – habla a los doctores de la ley – de qué forma los doctores de la ley trataban a los profetas.

“Finalmente, les envió a su hijo”, suponiendo que respetarían a su hijo.

“Pero los labradores, observando al hijo, dijeron entre sí: ‘Este es el heredero.

¡Vamos, matémoslo y tomemos su herencia!”

Se birlaron la herencia, que era otra.

Una historia de infidelidad, de infidelidad a la decisión, de infidelidad a la promesa, de infidelidad a la alianza, que es don.

La elección, la promesa y el pacto son el don de Dios.

Infidelidad al don de Dios.

Sin comprender que era un obsequio y tomándolo como propiedad.

Estas personas se apropiaron del don y se lo llevaron para transformarlo en “mi” propiedad.

Y el don que es riqueza, es apertura, es bendición, estaba encerrado, preso en una doctrina de leyes, muchos.

Estaba ideologizado.

Y de esta manera el don perdió su naturaleza de don, terminó en una ideología.

Más que nada en una ideología moralista llena de preceptos, incluso ridícula pues pasa a la casuística para cada cosa.

Se apropiaron del obsequio.

Este es el gran pecado.

Es el pecado de olvidar que Dios se hizo don de sí mismo para nosotros, que Dios nos lo dio como obsequio y, olvidándolo, hacerse dueño.

Y la promesa por el momento no es promesa, la decisión por el momento no es decisión: “La alianza debe ser interpretada según mi opinión, ideologizada”.

Ahí, en esa actitud, veo quizás el comienzo, en el Evangelio, del clericalismo, que es una perversión, que niega siempre la elección gratis de Dios, la coalición gratuita de Dios, la promesa de Dios.

Se olvida la gratuidad de la revelación, se olvida que Dios se manifestó como don, se realizó don por nosotros y debemos darlo, mostrárselo a el resto como don, no como posesión nuestra.

El clericalismo no es cosa de estos días, la rigidez no es cosa de estos días, ya existía en tiempos de Jesús.

Y después Jesús seguirá enseñando las parábolas – – este es el capítulo 21 –, proseguirá hasta llegar al capítulo 23 con la condenación, donde se ve la ira de Dios contra los que se apropian del don y dismuyen sus riquezas a los caprichos ideológicos de sus psiques.

Pidamos al Señor la gracia de recibir el don como don y transmitirlo como don, no como propiedad, no de forma sectaria, de forma rígida, de forma “clericalista”.

Esperamos que le gustara nuestro articulo El Papa: pastores cercanos al pueblo, no siempre medidos
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
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