El Papa: nadie debe aprovechar este momento de dolor para
El Papa: nadie debe aprovechar este momento de dolor para
En la Misa de este sábado (04/04) en Casa Santa Marta, Francisco le pidió a Dios que nos conceda una conciencia recta para hacer siempre y en todo momento el bien en este momento difícil. En la homilía nos invitó a estar atentos a las tentaciones, que comienzan por las cosas pequeñas y después nos hacen caer en el pecado, contagiando a el resto: y terminamos justificándonos a nosotros mismos.
NOTICIAS DEL VATICANO
La Antífona de Entrada para la celebración del Sábado de la V Semana de Cuaresma está tomada del famoso Salmo 21, el Salmo que comienza con las expresiones pronunciadas por Jesús en la Cruz: “Dios santo, Dios santo, ¿por qué razón me has desprotegido?” El pasaje que el Papa leyó al comienzo de la Misa de la mañana de este sábado (04/04) es el fuerte grito de auxilio de un inocente perseguido: “¡Oh Señor, no te alejes de mí! ¡Oh fuerza mía, corre a mi salve! Yo soy un verme y no un hombre, el oprobio de los hombres y la basura de la gente común” (Sal 21:20.7). Al presentar la celebración, Francisco oró para que absolutamente nadie se aprovechara de la pandemia para sus intereses:
En estos instantes de malestar, de contrariedad, de mal, la multitud acostumbra ver la posibilidad de realizar una cosa u otra, muchas cosas buenas. Pero la iniciativa no tan buena jamás deja de venir a alguien, para aprovechar el instante y gozarlo por sí solo, para obtener una ganancia. Oremos el día de hoy para que el Señor nos dé a todos una conciencia recta, una conciencia transparente, que logre mostrarse a Dios sin vergüenza.
En la homilía, Francisco comentó sobre la Evangelio de Juan (Jn 11,45-56)) que cuenta la resolución del Sanedrín de matar a Jesús tras la señal de la resurrección de Lázaro. Una resolución a la que se llega tras un proceso gradual: es el sendero de la tentación, que una parte de lo pequeño y después desemboca en el pecado que se justifica a sí mismo. La tentación crece poco a poco, contagia a el resto y se justifica a sí, transformando el corazón. Tras esta tentación está la astucia del demonio que quiere eliminar a Jesús. Que el Espíritu Beato nos ilumine – fue la oración final del Papa – en este conocimiento interior. Ahora, el artículo de la homilía transcrito por Vatican News:
Desde hace bastante tiempo, los doctores de la Ley, tal como los sumos sacerdotes, estaban preocupados pues en la región sucedían cosas extrañas. Primero, este Juan, que terminó dejando de lado por ser profeta, bautizó allí y la multitud fue a procurarlo, pero no hubo otras consecuencias. Luego vino este Jesús, indicado por Juan. Empezó a hacer señales, milagros, pero sobre todo a charlar al pueblo y el pueblo lo proseguía, y no en todos los casos observaban la ley y eso era muy molesto. “Este es un innovador, un revolucionario pacífico… Este atrae a la multitud y la gente lo prosigue…” Y estas ideas lo llevaron a hablar entre ellos: “Pero mira, este no me agrada… ese otro …”, etcétera., entre ellos había este tema de discusión, aun de preocupación. Entonces algunos iban a Él para ponerlo a prueba y el Señor siempre y en todo momento tenía una contestación clara que a ellos, los doctores de la Ley, no se les había ocurrido. Pensemos en aquella mujer que se casó siete ocasiones y enviudó siete ocasiones: “Pero, ¿de cuál de estos maridos será ella mujer en el cielo?” Responde claro y ellos (se) iban un tanto abochornados de la sabiduría de Jesús y otras veces (se iban) humillados, (como) en el momento en que querían apedrear a aquella señora infiel y Jesús acababa diciendo: “El que esté libre de pecado, échelo”. la primera piedra” y afirma el Evangelio que (se fueron), comenzando por los mayores, humillados en ese momento. Esto logró que creciese esta discusión entre ellos: “Hay que hacer algo, esto no está bien…” Entonces mandaron a los militares a arrestarlo y regresaron diciendo: “No lo pudimos arrestar porque este señor charla como absolutamente nadie” … “Tú asimismo déjate engañar”: enojado pues no los soldados lograron arrestarlo. Y después, tras la resurrección de Lázaro, lo que escuchamos el día de hoy, varios judíos fueron allí a conocer a las hermanas de Lázaro, pero ciertos fueron a conocer cómo les iban a decir las cosas, y algunos de ellos fueron a los fariseos y les afirmaron lo que Jesús había hecho. Otros creyeron en Él. Y estos eran los chismosos de siempre y en todo momento, que viven con (los chismosos)… fueron a contarles. En ese instante, ese grupo que se había formado de doctores de la Ley se reunió formalmente: “O sea peligrosísimo, hay que tomar una resolución. ¿Qué haremos? Este hombre efectúa muchas señales: reconoce los milagros de Jesús. Si lo dejamos proseguir así, todos creerán en Él, hay riesgo, la multitud va a ir tras Él, se separarán de nosotros” – la multitud no se encontraba apegada a ellos. “Los romanos vendrán y destruirán nuestro Sitio Santurrón y nuestra nación”. En eso había parte enserio, pero no toda, era una justificación, pues habían encontrado un equilibrio con la ocupación, detestaban al ocupante romano, pero políticamente habían encontrado un equilibrio. De esta forma hablaron entre ellos. Uno de ellos, Caifás -era el mucho más radical- era sumo sacerdote (ha dicho): “Tú no entiendes nada. ¿No os dais cuenta de que es preferible que muera un solo hombre por el pueblo, que perezca toda la nación? Él era el supremo pontifice y da la contestación: “Eliminémoslo”. Y Juan afirma: “Caifás no charló esto por su cuenta. Siendo sumo sacerdote ese año, profetizó que Jesús moriría por la nación… A partir de ese día, las autoridades judías tomaron la decisión de matar a Jesús”. Fue un proceso, un proceso que comenzó con pequeñas intranquilidades en tiempos de Juan Bautista y después terminó en esta asamblea de los doctores de la Ley y los sacerdotes. Un desarrollo que iba medrando, un desarrollo que se encontraba mucho más seguro de la decisión que había que tomar, pero nadie lo había dicho claro: “Éste hay que eliminarlo”. Esta forma de realizar las cosas de los doctores de la Ley es exactamente una figura de cómo actúa la tentación en nosotros, pues detrás de ella naturalmente estaba el demonio que quería eliminar a Jesús y la tentación en nosotros suele actuar de esta forma: comienza por las pequeñas cosas, con un deseo, un concepto, medra, se propaga y en el final se justifica. Estos son los tres pasos de la tentación del diablo en nosotros y hete aquí los tres pasos que dio la tentación del diablo en la persona del Doctor de la Ley. Empezó con poco, pero creció y medró, entonces se extendió a otros, tomó forma y en el final se justifica: “Es mejor que muera uno solo por el pueblo”, justificación total. Y todos se fueron a casa sanos y salvos. Habían dicho: «Esta es la resolución que debemos tomar». Y todos nosotros, en el momento en que somos vencidos por la tentación, nos tranquilizamos, pues podemos encontrar una justificación para este pecado, para esta actitud pecaminosa, para esta vida no según la Ley de Dios. Debemos acostumbrarnos a conocer en nosotros este desarrollo de tentación. Ese proceso que convierte nuestros corazones del bien al mal, que nos transporta por el sendero. Algo que crece, crece, crece de forma lenta, entonces se contagia y al final se justifica. Las tentaciones pocas veces nos llegan de manera abrupta. El demonio es listo. Y sabe tomar este camino, exactamente el mismo que tomó para llegar a la condenación de Jesús. En el momento en que nos encontramos en un pecado, en una caída, sí, debemos ir y soliciar perdón al Señor, es el primer (paso) que debemos hacer, pero luego (debemos decir): “¿De qué manera llegué a caer allí? ¿De qué forma comenzó este desarrollo en mi alma? ¿De qué manera medró? ¿A quién contagié? ¿Y de qué manera terminé justificándome por haberme caído? La vida de Jesús es siempre un caso de muestra para nosotros y las cosas que le pasaron a Jesús son cosas que nos van a pasar a nosotros, las tentaciones, las justificaciones, las buenas personas que están a lo que nos rodea y nosotros, quizás, no las escuchamos, y los malos, en el instante de la tentación, buscamos aproximarnos (a ellos) para hacer medrar la tentación. Pero no olvidemos nunca: siempre y en todo momento, tras un pecado, detrás de una caída, hay una tentación que empezó pequeña, medró, se extendió y al final halló una razón para caer. Que el Espíritu Santo nos ilumine en este conocimiento interior.
El Santurrón Padre concluyó la celebración con la adoración y bendición eucarística, invitando a la multitud a llevar a cabo la Comunión espiritual. La siguiente es la oración recitada por el Papa:
Jesús mío, pienso que andas que se encuentra en el Muy santo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas y cada una de las cosas, y mi alma suspira por ti. Pero como en este momento no puedo recibirte en el Santísimo Sacramento, ven, por lo menos espiritualmente, a mi corazón. Te abrazo como si ahora estuvieses conmigo: me uno a ti enteramente. ¡Oh! ¡No permitas que me separe de Ti otra vez!
Antes de salir de la Capilla dedicada al Espíritu Beato se cantó una antigua antífona mariana Ave Regina Caelorum (“Salve Reina del Cielo”):
Salve, Reina del Cielo; pájaro, de los ángeles Señora; pájaro, raíz, pájaro, puerta; de la luz de todo el mundo eres amanecer. Alégrate, oh Virgen gloriosa, los demás te prosiguen; te saludamos: ¡adiós! ¡Y pide a Cristo por nosotros!
Esperamos que le gustara nuestro articulo El Papa: nadie debe aprovechar este momento de dolor para
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios