El Papa habla sobre la importancia de la conciencia

El Papa Francisco rezó el Ángelus el domingo con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. En palabras antes de la tradicional oración de devoción mariana, el Santo Padre habló de la conciencia como el espacio interior en el que podemos escuchar y oír la verdad, el bien, la voz de Dios.

El Papa Francisco elogió a su predecesor, Benedicto XVI, como modelo de atención dócil a la voz de la propia conciencia. “El Papa Benedicto XVI nos ha dado un gran ejemplo en este sentido”, dijo. “Cuando el Señor hubo aclarado, en oración, cuál era el paso que debía dar, siguió, con gran sentido de discernimiento y valentía, su conciencia, que es la voluntad de Dios hablando a su corazón”.

A continuación, encontrará la traducción de Radio Vaticano de las declaraciones del Santo Padre.

Queridos hermanos y hermanas,

El evangelio de este domingo (Lc 9, 51-62) muestra un paso muy importante en la vida de Cristo: el momento en que, como escribe san Lucas, “[Jesus] resueltamente dispuso su rostro para ir a Jerusalén. (9:51)” Jerusalén es el destino final, donde Jesús, en su última Pascua, debe morir y resucitar, y así cumplir su misión de salvación.

A partir de ese momento, después de la decisión firme, Jesús apunta directamente a la meta, e incluso a las personas que encuentra y que le piden [be allowed to] síganlo, Él dice claramente cuáles son las condiciones: no tener una morada permanente; saber desprenderse de los afectos familiares; no sucumbir a la nostalgia del pasado.

Jesús dijo también a sus discípulos, encargados de precederle en el camino de Jerusalén para anunciar su venida, que no impusieran nada: si no encuentran buena acogida, son [simply] seguir adelante, seguir adelante. Jesús nunca impone. Jesús es humilde. Jesús extiende invitaciones: “Si quieres, ven”. La humildad de Jesús es así: Él siempre nos invita. El no impone.

Todo esto nos hace pensar. Nos dice, por ejemplo, la importancia, también para Jesús, de la conciencia: escuchar en su corazón la voz del Padre, y seguirla. Jesús, en su vida terrena, no fue, por así decirlo, “controlado a distancia”: era el Verbo hecho carne, el Hijo de Dios hecho hombre, y en un momento tomó la firme decisión de subir a Jerusalén para la última vez – una decisión tomada en Su conciencia, pero no por Su propia cuenta: ¡con el Padre, en plena unión con Él!

Decidió en obediencia al Padre, en profunda e íntima sintonía con la voluntad del Padre. Por eso, pues, la decisión fue firme: porque fue tomada junto con el Padre. En el Padre, pues, Jesús encontró la fuerza y ​​la luz para su camino. Jesús era libre.

Su decisión fue libre. Jesús quiere que los cristianos seamos libres como él: con esa libertad que viene de este diálogo con el Padre, este diálogo con Dios. Jesús no quiere cristianos egoístas, que siguen sus egos y no hablan con Dios, ni cristianos débiles, sin voluntad: cristianos “controlados a distancia”, incapaces de creatividad, que buscan siempre conectarse con la voluntad de otro, y no son libres . Jesús nos quiere libres, y esta libertad, ¿dónde se encuentra? Se encuentra en el diálogo interior con Dios en la conciencia. Si un cristiano no sabe hablar con Dios, no sabe escuchar a Dios, en su propia conciencia, entonces no es libre, no es libre.

Entonces también debemos aprender a escuchar más a nuestra conciencia. Sin embargo, tenga cuidado: esto no significa que debamos seguir a nuestro ego, hacer lo que nos interese, lo que nos convenga, lo que nos agrade. Eso no es conciencia. La conciencia es el espacio interior en el que podemos escuchar y escuchar la verdad, el bien, la voz de Dios. Es el lugar interior de nuestra relación con Él, que habla a nuestro corazón y nos ayuda a discernir, a comprender el camino que debemos tomar, y una vez tomada la decisión, a seguir adelante, a permanecer fieles.

El Papa Benedicto XVI nos ha dado un gran ejemplo en este sentido. Cuando el Señor hubo aclarado, en la oración, cuál era el paso que debía dar, siguió con gran discernimiento y valentía su conciencia, es decir, la voluntad de Dios que hablaba a su corazón, y esto El ejemplo de nuestro padre nos hace mucho bien a todos, como ejemplo a seguir.

Nuestra Señora, con gran sencillez, escuchó y meditó profundamente en sí misma la Palabra de Dios y lo que le estaba pasando a Jesús. Ella siguió a su Hijo con profunda convicción, con firme esperanza. Que María nos ayude a ser cada vez más hombres y mujeres de conciencia – libres en nuestra conciencia, porque es en la conciencia donde se da el diálogo con Dios – hombres y mujeres capaces de escuchar la voz de Dios y seguirla con decisión.

¡Les deseo a todos un buen domingo!

2013-06-30 Radio Vaticano