El Papa en la misa de Corpus Christi: la sed de Dios en nosotros

El Papa en la misa de Corpus Christi: la sed de Dios en nosotros

El Papa en la Misa de Corpus Christi: la sed de Dios nos lleva al altar

El Papa en la Misa de la Solemnidad del Corpus Christi en la Basílica de San Pedro

“Para celebrar la Eucaristía, primero debemos reconocer nuestra propia sed de Dios. El drama actual es que frecuentemente la sed se agota. Las cuestiones sobre Dios se han desvanecido, el anhelo por Él se ha desvanecido. Dios dejó de atraer porque ya no somos conscientes de nuestra profunda sed”, ha dicho Francisco en su homilía.

Mariangela Jaguraba – Vatican News

El Papa Francisco encabezó la Eucaristía en la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, conmemorada en Italia y en otras unas partes del mundo, en la Basílica de San Pedro, la tarde de este domingo (06/06).

“Jesús manda a sus discípulos que vayan a preparar el sitio para festejar la cena pascual. Fueron ellos quienes preguntaron: Maestro, “¿dónde deseas que te preparemos para comer la Pascua?” Al contemplar y venerar la presencia del Señor en el Pan Eucarístico, también nosotros nos encontramos llamados a cuestionarnos: ¿exactamente en qué “lugar” deseamos elaborar la Pascua del Señor? ¿Cuáles son los “sitios” de nuestra vida donde Dios nos pide que lo acojamos?”, preguntó el Papa en su homilía, utilizando tres imágenes del Evangelio para responder a estas preguntas.

Solo Dios sacia nuestra sed

La primera es la imagen del hombre que trae un cántaro de agua. Ese hombre, “completamente anónimo, sirve de guía a los acólitos en busca del rincón que luego se llamará Cenáculo”.

El cántaro de agua es el signo del reconocimiento: un signo que hace pensar en la humanidad sedienta, siempre intentando encontrar una fuente de agua para mitigar su sed y restaurarla. Todos caminamos por la vida con un cántaro en la mano: disponemos sed de amor, de alegría, de una vida triunfadora en un planeta mucho más humano. Y para esta sed no basta el agua de las cosas mundanas, en tanto que es una sed más profunda que sólo Dios puede saciar.

“Para celebrar la Eucaristía, primero debemos admitir nuestra propia sed de Dios. El drama de hoy es que muchas veces la sed se agota. Las cuestiones sobre Dios se han desvanecido, el anhelo por Él se ha desvanecido. Dios ha dejado de atraer por el hecho de que por el momento no somos conscientes de nuestra profunda sed. Es la sed de Dios la que nos lleva al altar. Si falta la sed, nuestras celebraciones se vuelven áridas. Así, incluso como Iglesia, no podemos contentarnos con el pequeño grupo de los que frecuentemente se reúnen para festejar la Eucaristía; debemos recorrer la localidad, hallarnos con la multitud, estudiar a admitir y despertar la sed de Dios y el anhelo del Evangelio”, dijo el Pontífice.

Saliendo de la pequeña habitación de nosotros mismos

La segunda imagen es de la enorme sala de arriba. Es allí donde Jesús y su pueblo van a tener la cena pascual y esta sala está en casa de la persona que los hospeda.

“Una habitación grande para un pedazo de pan. Dios se hace pequeño como un trozo de pan y, por esta razón, se necesita un enorme corazón para lograr reconocerlo, adorarlo y acogerlo. La presencia de Dios es tan humilde, escondida, en ocasiones invisible, que necesita un corazón preparado, despierto y agradable para ser reconocida. Si en vez de una gran habitación, nuestro corazón se parece a una cortina donde desgraciadamente guardamos cosas viejas; si se semeja a un desván donde enviamos nuestro entusiasmo y nuestros sueños hace mucho tiempo; si parece una cuarta parte ajustado y oscuro, pues vivimos sólo de nosotros, de nuestros inconvenientes y amarguras, entonces va a ser imposible admitir esta presencia discreta y humilde de Dios”, ha dicho el Papa, y agregó:

Sirve una habitación grande. Precisas expandir tu corazón. Requerimos salir de la pequeña habitación de nosotros y ingresar en el enorme espacio de asombro y adoración. Este es el trámite frente a la Eucaristía, esto es lo que necesitamos: adoración. La Iglesia misma debe ser una enorme sala. No un círculo limitado y cerrado, sino más bien una Red social de brazos libres, agradable para todos.

En la Eucaristía contemplamos al Dios de amor

Finalmente, la imagen de Jesús partiendo el pan. “Es el gesto eucarístico por excelencia, el gesto que identifica nuestra fe, el sitio de nuestro acercamiento con el Señor que se proporciona para hacernos renacer a una vida novedosa. Este ademán es desconcertante: hasta el momento se sacrificaban corderos para ofrecerse a sí mismo en sacrificio a Dios, ahora es Jesús quien se hace cordero y se inmola para darnos la vida. En la Eucaristía contemplamos y adoramos al Dios del amor. Es el Señor quien no divide a nadie, sino que se divide a sí mismo. Es el Señor quien no exige sacrificios, sino que se sacrifica a sí mismo. Es el Señor que no solicita nada, pero lo da todo”.

Para celebrar y vivir la Eucaristía, también nosotros estamos llamados a vivir este amor. Por el hecho de que no puedes partir el Pan del Domingo si tu corazón está cerrado a tus hermanos y hermanas. No podéis comer este Pan si no dáis pan al hambriento. No podéis formar parte de este Pan si no participáis de los sufrimientos de los necesitados. Al final de todo, incluidas nuestras solemnes ceremonias eucarísticas, solo quedará el amor. Y, aún ahora, nuestras Eucaristías convierten el planeta, en la medida en que nosotros nos dejamos transformar haciéndonos pan partido para el resto.

“La procesión con el Muy santo Sacramento, característica de la fiesta del Corpus Christi, pero que de momento no tenemos la posibilidad de efectuar, nos recuerda que nos encontramos llamados a salir llevando a Jesús. Salir con entusiasmo, llevando a Cristo a quienes podemos encontrar en la vida cotidiana. Convirtámonos en Iglesia con un cántaro en la mano, que lúcida la sed y trae agua. Abramos con amor nuestro corazón para que sea el salón espacioso y agradable donde todos logren ingresar al acercamiento del Señor. Compartamos nuestra vida en la compasión y la solidaridad, a fin de que el planeta vea, por medio de nosotros, la grandeza del amor de Dios”, concluyó el Papa.

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Esperamos que le gustara nuestro articulo El Papa en la misa de Corpus Christi: la sed de Dios en nosotros
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Cosas interesantes de saber el significado : Dios