RELIGION CRISTIANA

El Papa en la Audiencia General: Jesús no es un Dios lejano,

El Papa en la Audiencia General: Jesús no es un Dios lejano,

El Papa en la Audiencia General: Jesús no es un Dios lejano, siempre ora con nosotros

Audiencia general del 28 de octubre de 2020

“Jesús, hombre de oración” fue el tema de la catequesis del Papa Francisco en la Audiencia General de este miércoles, celebrada en la Sala Paulo VI. Antes de empezar a leer el texto, el Santo Padre solicitó excusas a los leales por no arrimarse a saludarlos como suele hacerlo, por las precauciones que tenemos que tomar “dada esta señora que lleva por nombre Covid y que nos hace tanto daño”, ha dicho el Pontífice.

Mariangela Jaguraba – Vatican News

El Papa Francisco continuó el ciclo de catequesis sobre la oración en la Audiencia General de este miércoles (28/10). “Jesús, hombre de oración” fue el tema de este acercamiento semanal, realizado en la Salón Paulo VI Escucha y comparte

Antes de comenzar a leer el artículo, el Santo Padre solicitó disculpas a los fieles por no acercarse a saludarlos como suele hacerlo, por las cautelas que tenemos que tomar “dada esta señora que lleva por nombre Covid y que nos hace tanto daño”, dijo el Pontífice.

Jesús ora con los pecadores

Francisco recordó que el inicio de la misión pública de Jesús empezó con el bautismo en el río Jordán y que los evangelistas relatan «la manera en que todo el pueblo se reunió en oración, y precisan que este encuentro tuvo un claro carácter penitencial». “La multitud acudía a Juan el Bautista para ser bautizados, para el perdón de los pecados. Hay un carácter penitencial, de conversión”, ha dicho el Papa.

“El primer acto público de Jesús es su participación en la oración común del pueblo, oración por el pueblo que busca el bautismo, oración penitencial, donde cada uno se reconoce pecador. Juan el Bautista se opuso, diciendo: «¡Yo soy el que debe ser bautizado por ti y tú vienes a mí!» Pero Jesús insiste: el de el es un acto de obediencia a la intención del Padre, un acto de solidaridad con nuestra condición humana”. Y el Papa añadió:

Ora con los pecadores del pueblo de Dios. Tengamos esto presente: Jesús es justo, no es pecador. Deseaba venir a nosotros pecadores. Él ora con nosotros. Cuando oramos, Él está orando con nosotros. Él está con nosotros pues está en el cielo orando por nosotros. Jesús siempre ora con su pueblo, siempre ora con nosotros. Alguna vez. Jamás oramos solos, siempre y en todo momento oramos con Jesús. No se para en la orilla opuesta del río, para marcar su diversidad y distancia de la multitud descarriada, sino que sumerge sus pies en exactamente las mismas aguas purificadoras. Actúa como un pecador. Y esta es la excelencia de Dios que envió a su Hijo y se despojó de sí mismo y apareció como pecador.

Jesús no es un Dios lejano

Según Francisco, “Jesús no es un Dios distante, y no puede serlo. La encarnación lo reveló de una forma total y humanamente impensable. De este modo, al abrir su misión, Jesús se pone a la cabeza de un pueblo de penitentes, tal y como si fuera el responsable de abrir una brecha por la que todos nosotros, tras él, debemos tener el valor de pasar. Pero el sendero, el sendero es difícil, pero él allana el sendero”.

“Ese día, a riberas del río Jordán, toda la humanidad, con sus anhelos tácitos de oración, se encuentra parado. Está más que nada el pueblo de los pecadores: los que creían que no podían ser amados por Dios, los que no se atrevían a traspasar el umbral del templo, los que no rezaban porque no se sentían dignos. Jesús vino para todos, aun para ellos, y empieza exactamente por unirse a ellos. Es el primero de la fila”, resaltó el Papa.LEER TAMBIÉN28/10/2020

“El Evangelio de Lucas resalta sobre todo el clima de oración en el que se desarrolla el bautismo de Jesús: “Cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús era bautizado. Y mientras rezaba, se abrió el cielo”. Orando, Jesús abre la puerta del cielo, y por esa abertura desciende el Espíritu Santo. En el torbellino de la vida y de todo el mundo que va a venir a condenarlo, aun en las experiencias mucho más duras y tristes que tendrá que aguantar, aun en el momento en que sienta que no tiene dónde recostar la cabeza, aun cuando el odio y la persecución se desencadenen a su alrededor. , Jesús jamás está sin el amparo de una morada: mora eternamente en el Padre.”

La excelencia de la oración de Jesús

“Aquí está la grandeza única de la oración de Jesús: el Espíritu Beato se apodera de su persona y la voz del Padre atestigua que es el amado, el Hijo en quien se refleja plenamente. Esta oración de Jesús, que a orillas del Jordán es completamente personal, y lo va a ser a lo largo de toda su historia terrena, en Pentecostés se convertirá, por gracia, en la oración de todos los bautizados en Cristo. Él nos ha obtenido este don y nos invita a orar como él oró”.

Por eso, si en una noche de oración estamos débiles y vacíos, si nos parece que la vida ha sido completamente inútil, en ese momento debemos implorar que la oración de Jesús se lleve a cabo asimismo la nuestra. No puedo rezar el día de hoy, no se que llevar a cabo, no soy digno, ni digna. En ese instante Jesús, que tu oración sea la mía. Confía en él para rezar por nosotros. En ese instante está frente al padre orando por nosotros. Es el intercesor. Muéstrale al Padre sus heridas por nosotros. En esto confiamos y si confiamos, entonces oiremos una voz del cielo, mucho más fuerte que la voz que sube de nuestra ignominia, susurrando expresiones de inocencia: “Tú eres el amado de Dios, tú eres hijo, tú eres la alegría del Padre que está en los cielos”.

“Para nosotros, para cada uno de nosotros, resuena la palabra del Padre: aunque fuésemos rechazados por todos, pecadores de la peor calaña. Jesús no bajó a las aguas del Jordán por sí mismo, sino por todos nosotros”.

“Todo el pueblo de Dios que se aproximó al Jordán a rezar, pedir perdón, realizar el bautismo de penitencia. Abrió los cielos, como Moisés abrió las aguas del Mar Rojo, a fin de que todos pudiéramos pasar tras él. Jesús nos ofreció su oración, que es su diálogo de amor con el Padre. Nos lo dio como semilla de la Trinidad, que desea echar raíces en nuestro corazón. ¡Te damos la bienvenida! Acogemos este don, el don de la oración. Siempre con Él y no nos equivocaremos”, concluyó el Papa.

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Esperamos que le gustara nuestro articulo El Papa en la Audiencia General: Jesús no es un Dios lejano,
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Cosas interesantes de saber el significado : Dios

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