El Papa: desigualdad social y degradación ambiental

El Papa: desigualdad social y degradación ambiental

“En frente de la pandemia y sus consecuencias sociales, muchos corren el riesgo de perder la promesa. En este tiempo de incertidumbre y angustia, invito a todos a acoger el don de la promesa que viene de Cristo”: invitó el Papa a la audiencia general. Es Cristo “quien nos ayuda a andar en las aguas tumultuosas de la enfermedad, la muerte y la injusticia, que no tienen la última palabra sobre nuestro destino final”. La economía está enferma, hay que salir mejor de la pandemia, ha dicho

Raimundo de Lima – Vatican News

“En el planeta de hoy, muy realmente pocas personas ricas poseen más que el resto de la humanidad. ¡Es una injusticia que clama al cielo!”. De esta manera lo ha dicho el Papa Francisco en la audiencia general de este miércoles (26/08), en la Biblioteca del Palacio Apostólico, en el Vaticano, continuando sus medites en este período de catequesis que se titula “Curar el mundo” dedicado a la pandemia. La catequesis de hoy, la cuarta de la serie, ha tenido como tema “El destino universal de los bienes y la virtud de la promesa”.

“En frente de la pandemia y sus secuelas sociales, varios corren el riesgo de perder la esperanza. En este tiempo de incertidumbre y angustia, invito a todos a acoger el don de la esperanza que viene de Cristo”, fue la invitación inicial del Santurrón Padre, quien añadió: “Es Él quien nos asiste a navegar por las aguas tumultuosas de la patología, muerte y también injusticia, que no tienen la última palabra sobre nuestro destino final”.

Pandemia resaltó y agravó inconvenientes sociales

Francisco continuó diciendo que la pandemia ha resaltado y exacerbado los inconvenientes sociales, especialmente la desigualdad. “Ciertos tienen la posibilidad de trabajar desde casa, al tiempo que para otros muchos esto es imposible. Ciertos pequeños, a pesar de las dificultades, lograron proseguir recibiendo educación escolar, al paso que para otros muchos hubo una interrupción repentina. Ciertas naciones capaces pueden emitir moneda para llevar a cabo frente a la emergencia, al paso que para otras significaría hipotecar el futuro”.

Estos síntomas de desigualdad revelan una patología social, destacó el Papa, “es un virus que viene de una economía enferma. Es el resultado de un crecimiento económico dispar que es sin dependencia de los valores humanos escenciales. En el planeta de el día de hoy, muy realmente pocas personas ricas poseen mucho más que el resto de la humanidad. ¡Es una injusticia que clama al cielo!”.

El Pontífice llamó la atención sobre el hecho de que este modelo económico es indiferente al daño producido a nuestra casa común:

“Estamos cerca de rebasar varios de los límites de nuestro maravilloso mundo, con graves y también irreversibles consecuencias: desde la pérdida de biodiversidad y el cambio climático hasta el aumento del nivel del mar y la destrucción de los bosques tropicales. Desigualdad popular y degradación ambiental van de la mano y tienen una misma raíz: el pecado de querer poseer y dominar a nuestros hermanos y hermanas, a la naturaleza y al mismo Dios. Pero este no es el diseño de la creación”.

Dicho esto, el Papa recordó que Dios encomendó la tierra y sus elementos a la administración común de la raza humana, para cuidarla. Dios nos ha pedido que dominemos la tierra en su nombre, cultivándola y cuidándola tal y como si fuera un jardín, el jardín de todos.

Francisco destacó que “cultivar” significa cultivar o trabajar, “guardar” significa proteger…, proteger. Entonces lanzó una advertencia: “Ojo con interpretar esto como carta blanca para llevar a cabo de la tierra lo que queráis.

“Hay ‘una relación responsable de reciprocidad’ entre nosotros y la naturaleza. Nos llega de la creación y damos por su parte. Cada red social puede sacar de las bondades de la tierra lo que necesita para su supervivencia, pero también tiene el deber de cuidarla”.

La propiedad privada y el destino universal de los bienes

El Santurrón Padre evocó ciertos elementos y conceptos bíblicos contenidos en el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) y documentos conciliares que sostienen el principio del “destino universal de los bienes” de la tierra.

La tierra nos antecede y nos ha sido dada, dada por Dios “a todos los hombres” (CIC, 2402). “Y por eso es nuestro deber lograr que sus frutos lleguen a todos, y no a unos pocos. Este es un elemento clave de nuestra relación con los bienes terrenales. Como recordaron los progenitores del Concilio Vaticano II, “quienes utilizan estos recursos no deben estimar las cosas ajenas que legítimamente poseen sólo como propias, sino asimismo como recurrentes, en el sentido de que tienen la posibilidad de favorecerse no solo de sí mismos sino asimismo de los demás”. (Const. . pasada. Gaudium et spes, 69).”

“La propiedad de un bien transforma a su poseedor en gestor de la providencia de Dios, con la obligación de hacerlo fructificar y hacer llegar sus beneficios a los demás (CIC, 2404)”.

La “subordinación de la propiedad privada al destino universal de los bienes es una ‘regla de oro’ del accionar social, y el primer principio de todo orden ético-popular”, aseveró el Papa Francisco.

Recursos y dinero, instrumentos para la misión

“La propiedad y el dinero son instrumentos que pueden servir a la misión. Pero los transformamos de forma fácil en propósitos individuales o colectivos. Y cuando esto pasa –señaló Francisco– se socavan los valores humanos esenciales. El homo sapiens se deforma y se transforma en una especie de homo oeconomicus –en un sentido menor– individualista, ambicioso y dominador”.

“Olvidamos que –prosiguió el Pontífice–, al ser conformados a imagen y semejanza de Dios, somos seres sociales, creativos y solidarios, con una enorme aptitud de querer. De hecho, somos los seres más comunitarios de todas y cada una de las especies, y prosperamos en comunidad, como se ve en la experiencia de los beatos”.

“Cuando la obsesión por poseer y controlar excluye a miles de individuos de los recursos primarios; cuando la desigualdad económica y tecnológica es tal que desgarra el tejido popular; y en el momento en que la dependencia del progreso material ilimitado amenaza la vivienda común, entonces no podemos quedarnos de brazos cruzados y ver. No, esto es desgarrador”.

Cristo compartió todo con nosotros

Con la mirada puesta en Jesús “y con la certeza de que su amor opera a través de la comunidad de sus discípulos, debemos accionar juntos –esta fue la exhortación del Santurrón Padre– en la promesa de generar algo nuevo y mejor. La promesa cristiana, arraigada en Dios, es nuestra ancla. Sostiene la voluntad de comunicar, robusteciendo nuestra misión como acólitos de Cristo, que compartió todo con nosotros”. Francisco resaltó que esto lo comprendieron las primeras comunidades cristianas, que, como nosotros, vivieron tiempos difíciles.

“Estamos pasando por una crisis. La pandemia nos puso a todos en crisis. Pero recuerda: de una crisis es imposible salir igual, o salimos mejor, o salimos peor. Esta es nuestra opción. Después de la crisis, ¿vamos a seguir con este sistema económico de injusticia social y desprecio por el medio ambiente, por la creación, por nuestra casa común? Pensemos en ello”, resaltó el Pontífice.

Recordando que en las primeras comunidades cristianas sus integrantes tenían todo en común, dando testimonio de la felicidad de Cristo, el Papa concluyó con una exhortación apremiante:

“Que las comunidades cristianas del siglo XXI recobren esta realidad, dando de esta forma testimonio de la Resurrección del Señor. Si cuidamos los recursos que el Creador nos da, si compartimos lo que poseemos a fin de que nadie los eche en falta, entonces sí podemos inspirar promesa para regenerar un planeta más sano y mucho más justo”.

Esperamos que le gustara nuestro articulo El Papa: desigualdad social y degradación ambiental
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios