El Papa: cuatro “proximidades”, los pilares de una vida
El Papa: 4 “cercanías”, los pilares de una vida sacerdotal al estilo de Dios
Proximidad a Dios, al obispo, a los curas y al pueblo: estas son las 4 reacciones “que dan solidez a la persona” del sacerdote, presentadas por Francisco en su articulado discurso, en la Sala Paulo VI, en el Simposio “Por una teología primordial del sacerdocio”, patrocinado por la Congregación para los Obispos.
Silvonei José, Alessandro Di Bussolo – Vatican News
No “discursos inacabables” y teorías “sobre lo que debe ser la teología del sacerdocio”, sino 4 “cercanías”, a Dios, al obispo, entre los curas y al pueblo, que “pueden asistir de forma práctica, concreta y camino esperanzador para reavivar el don y la fecundidad que una vez nos fueron prometidos” como curas. El alegato del Papa Francisco este jueves por la mañana en el Simposio “Por una teología fundamental del sacerdocio”, impulsado por la Congregación para los Obispos, en el Aula Pablo VI, pretende “comunicar las reacciones que dan solidez a la persona del sacerdote, la 4 pilares constitutivos de nuestra vida sacerdotal” y que él llama “las cuatro proximidades”, “porque prosiguen el estilo de Dios, que es principalmente un estilo de cercanía”.
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Instrumentos específicos para sacerdotes
En un articulado discurso, el Papa Francisco tiene relación a conceptos ahora expresados, especialmente en el Evangelii gaudium, su primera exhortación apostólica, pero donde se detiene “más extensamente”, puesto que el sacerdote “más que recetas o teorías, necesita instrumentos concretos para enfrentar su ministerio, su misión y su historia cotidiana”. Sus palabras, aclara, son “fruto del ejercicio de reflexión” sobre el testimonio “que he recibido de muchos sacerdotes durante los años”, contemplando “cuáles eran las especificaciones que los distinguían y les daban una fuerza única, una alegría y promesa en su misión pastoral.
Proximidad que impide al sacerdote llevar una vida de “soltero”
A lógica da proximidade, dilucida Francisco, permite ao sacerdote “quebrar todas as tentações de fechamento, de autojustificação e de fazer uma vida de ‘solteiro’”, por el hecho de que o convida a apelar para os outros “para localizar o caminho que leva à verdade y también la vida”. Son cuatro dimensiones las que nos permiten, concluye, “gestionar las tensiones y los desequilibrios con los que tenemos que lidiar cada día”, una “buena escuela para ‘jugar en campo abierto’, donde el sacerdote es llamado, sin miedo, sin rigidez, sin achicar o empobrecer la misión”. No son “una labor extra”, sino más bien “un don” que el Señor nos da “para mantener viva y fecunda nuestra vocación”.
Papa Francisco
Para permanecer en paz en tiempos de prueba y desolación
El Pontífice empieza destacando que la “pequeña colecta” que quiere comunicar, el Señor se la fué dando a comprender de a poco, “durante estos mucho más de 50 años de sacerdocio”. Encontrando curas que “me enseñaron lo que da forma al rostro del Buen Pastor”, pero también acompañando a hermanos curas que “habían perdido el fuego de su primer amor y su ministerio se había vuelto estéril, repetitivo y sin ningún sentido”. Confiesa que en varias situaciones, “introduciendo instantes de prueba, contrariedad y desolación, cuando viví y compartí la vida de determinada manera tuve paz”.
La actitud correcta para admitir el cambio
La propuesta del Papa Francisco está dedicada a la actitud adecuada para acoger el cambio de tiempos que el Covid “ha hecho más que visible”. No la escapada “hacia el pasado”, intentando encontrar “formas codificadas” que “nos aseguren” “una suerte de protección contra los riesgos”, pero tampoco “hacia el futuro” con “un optimismo exasperado” que “consagre” la última novedad “como lo realmente real, despreciando de este modo la sabiduría de los años”.
En cambio, me agrada la actitud que aparece de tomar con seguridad el control de la realidad, anclado en la Tradición sabia y viva de la Iglesia, que puede darse el lujo de salir al mar sin temor. Siento que Jesús, en este momento de la historia, nos invita de nuevo a “salir al mar” con la confianza de que Él es el Señor de la historia y que, guiados por Él, vamos a poder vislumbrar el horizonte por recorrer. .
El Papa Francisco y el Cardenal Ouellet
Vocaciones auténticas en comunidades vivas y fraternas
“Discernir la intención de Dios”, enseña el Papa, “significa estudiar a interpretar la verdad con los ojos del Señor, sin precisar escapar de lo que le sucede a nuestro pueblo donde habita, sin la angustia que nos transporta a buscar un camino veloz y tranquilizador, guiado por la ideología actualmente o una respuesta preparada”. Un desafío a enfrentar también en la vida sacerdotal. La crisis vocacional, según Francisco, hay que de manera frecuente a “la sepa en las comunidades de un furor apostólico contagioso, por lo que no inspiran entusiasmo y no suscitan atracción”. Donde hay vida, “deseo de llevar a Cristo a el resto”, brotan auténticas vocaciones.
Aun en las parroquias donde los curas son poco comprometidos y alegres, es la vida fraterna y fervorosa de la red social la que lúcida el deseo de entregarse completamente a Dios y a la evangelización, sobre todo si esta red social viva ora insistentemente por las vocaciones y tiene el coraje de proponed a nuestros jóvenes un camino de especial consagración.
El Señor se reunió con nosotros como éramos
El Pontífice nos invita entonces a cuidarnos de la tentación de “vivir un sacerdocio sin Bautismo, sin el recuerdo de que nuestra primera llamada es a la santidad”. La fuente de la esperanza es Dios que siempre nos ama primero, y que “aun en la mitad de la crisis” no cesa de amar “y por consiguiente de llamar”. Y de ello, prosigue, dirigiéndose a los hermanos en el sacerdocio presentes en el Aula Pablo VI, “todos nosotros es testigo: un día el Señor nos encontró donde estábamos y como estábamos, en entornos contradictorios o con familias complejas”. ocasiones; pero eso no le distrajo de estimar escribir, a través de cada uno de nosotros, la narración de la salvación”.
Cada uno, viendo a su propia humanidad, a su historia, a su propio carácter, no debe preguntarse si conviene o no una alternativa vocacional, sino si en conciencia esta vocación revela en él esa potencialidad de Amor que nos llega el día de la nuestro bautismo.
Cercanía a Dios
Por eso, el Papa Francisco profundiza en las 4 “cercanías”, a las que llama “bases sólidas” para la vida del sacerdote hoy, comenzando por la cercanía a Dios, “proximidad al Señor de la cercanía”. Sin “una relación significativa con el Señor”, reitera, “nuestro ministerio está designado a volverse estéril”.
La cercanía a Jesús, el contacto con su Palabra, nos permite confrontar nuestra vida con la suya y estudiar a no escandalizarnos por nada de lo que nos sucede, a defendernos de los “escándalos”.
El Papa Francisco y el Cardenal Ouellet
Sin oración, un sacerdote es solo un “trabajador fatigado”
Muchas crisis sacerdotales, sigue el Papa, “tienen su origen exactamente en una pobre vida de oración, en una falta de intimidad con el Señor, en una reducción de la vida espiritual a la mera práctica religiosa”. En instantes esenciales “de mi vida”, confiesa, “esta cercanía con el Señor fue decisiva para sostenerme”. Sin una cercanía concreta “en la escucha de la Palabra, en la celebración eucarística, en el silencio de la adoración, en la distribución a María, en el sabio acompañamiento de un guía, en el sacramento de la Reconciliación”, el sacerdote es “solo un trabajador cansado que no diviértete con los beneficios de los amigos del Señor.
Renuncia al activismo, crece en la oración
Francisco lamenta que “con demasiada frecuencia, en la vida sacerdotal, la oración se ejerce sólo como un deber”, al paso que “un sacerdote que reza es un hijo que se hace próximo al Señor”. Es necesario, sin embargo, acostumbrarse a “tener espacios de silencio a lo largo del día”. Debemos llegar a “renunciar al activismo”, aceptando “la desolación que proviene del silencio, del ayuno de las actividades y de las palabras, del valor de examinarnos sinceramente”. Perseverar en la oración, para el Pontífice, significa “no escapar cuando la oración misma nos lleva al desierto”. El camino del desierto es el camino que lleva a la privacidad con Dios, a condición, no obstante, de que no huyamos, de que no hallemos caminos para huír de este encuentro”.
Un sacerdote debe tener un corazón suficientemente “extenso” para dar cabida al dolor del pueblo que le fué encomendado y, al tiempo, como centinela, comunicar la aurora de la gracia de Dios que se manifiesta precisamente en ese mal.
admitir el propia miseria para ofrecer cabida a la de los fieles
De hecho, enseña el Papa Francisco, “abrazar, admitir y presentar nuestra pobreza en la cercanía del Señor” para el sacerdote “será la mejor escuela para lograr, de a poco, ofrecer paso a toda la pobreza y al dolor que le encuentro cotidiano en su ministerio, hasta resultar como el corazón de Cristo”.
Cercanía al obispo
Comentando entonces de la cercanía al obispo, el Papa lamenta que “durante un buen tiempo se leyó sólo unilateralmente”, dando a la obediencia “una interpretación alejada del sentimiento del Evangelio”. En efecto, la obediencia significa “aprender a oír y rememorar que nadie puede esperar tener la intención de Dios, y que ésta debe comprenderse solo mediante el discernimiento”. Y la relación de amabilidad con el obispo, como las otras tres “cercanías”, permite romper toda tentación de retraerse en uno mismo y contribuye a todo sacerdote ahora toda Iglesia especial a “discernir la intención de Dios”.
Pero no debemos olvidar que el obispo mismo solo puede ser instrumento de este discernimiento si asimismo escucha la realidad de sus presbíteros y del pueblo beato de Dios que le ha sido confiado.
La oración de los curas, la escucha de los obispos
Francisco ten en cuenta que en evangelii gaudium recomendó “entrenar el arte de escuchar, que es más que escuchar”. Lo primero, en la comunicación con el resto, es la capacidad del corazón que hace posible la proximidad, sin la que no hay verdadero acercamiento espiritual”. Por tanto, la obediencia “puede ser asimismo confrontación, escucha y, en ciertos casos, tensión”.
Esto exige necesariamente que los curas oren por los obispos y sepan expresar su opinión con respeto y sinceridad. Necesita asimismo humildad por parte de los obispos, aptitud de escucha, de autocrítica y de dejarse asistir. Si defendemos este enlace, vamos a seguir nuestro camino con seguridad.
La cercanía entre los curas
La tercera cercanía, la entre sacerdotes, para el Pontífice se expresa en la fraternidad, que es “escoger deliberadamente buscar la santidad con los demás y no en la soledad”. Para explicar sus características “que son las del amor”, pide asistencia al “mapa” del capítulo 13 de la Primera Carta de São Paulo a los Corintios. Fraternidad, por consiguiente, significa paciencia, “la aptitud de sentirse responsable del resto, de llevar sus cargas”, lejos de la envidia, la incapacidad de alegrarse “cuando veo el bien en la vida de los demás”, que “tanto atormenta nuestro ambiente”. y que es un cansancio en la pedagogía del amor, y no simplemente un pecado a confesar”. En la fraternidad “no hay que jactarse”, ni faltar el “respeto a los que nos rodean”. El cariño fraterno, recuerda el Papa Francisco, “no busca su propio interés, no deja rincón a la furia, al rencor”, no recuerda “para toda la vida el mal recibido” hasta el punto de quizás “disfrutar de la injusticia tratándose de quien logró sufrir”, y “considera un pecado grave atentar contra la verdad y la dignidad de los hermanos a través de calumnias, murmuraciones, chismes”.
La fraternidad no es una utopía, sino un campo de entrenamiento para el espíritu
No es una utopía, afirma Francisco, aunque “todos sabemos lo difícil que puede ser vivir en comunidad, compartir la vida diaria con esos a los que deseamos reconocer como hermanos”.
El amor fraterno, si no tenemos ganas endulzarlo, acomodarlo o menospreciarlo, es la “enorme profecía” que, en esta sociedad derrochadora, nos encontramos llamados a vivir. Me agrada meditar en el amor fraterno como una academia del espíritu, donde día a día nos encaramos y poseemos el termómetro de nuestra vida espiritual.
Fraternidad que ayuda a vivir tranquilamente el celibato
Solo “aquellos que intentan querer están a salvo”, resume el Pontífice, por el hecho de que “aquellos que viven con el síndrome de Caín”, persuadidos “de que no pueden querer pues sienten siempre que no han sido amados”, precisamente por eso “son más expuesto al mal: hacerse daño y llevar a cabo el mal”.
Incluso diría que donde funciona la fraternidad sacerdotal y existen lazos de verdadera amistad, asimismo es posible vivir con mayor tranquilidad la decisión del celibato.
El celibato, en efecto, «es un don que, para ser vivido como santificación, pide sanas relaciones, relaciones de verídica estima y de verdadera amabilidad que tienen su raíz en Cristo». Sin amigos y sin oración, recuerda el Papa Francisco, “puede convertirse en una carga molesto y en un contratestimonio de la belleza misma del sacerdocio”.
proximidad a la multitud
La cuarta cercanía, “la relación con el Santurrón Pueblo de Dios”, destaca el Papa, “no es un deber para todos nosotros, sino una gracia”, que favorece “un acercamiento en plenitud con Dios”, como ya está escrito en Evangelii Gaudium. El lugar de todo sacerdote “está en medio del pueblo”, para conocer que Jesús crucificado “quiere servirse de nosotros para acercarnos cada vez más a su amado pueblo”. Él “desea que toquemos la miseria humana”, y que conozcamos “el poder de la ternura”. Esta proximidad, como el resto, invita al Papa, en verdad, “exige, a proseguir el sendero del Señor”, hecho “de compasión y de ternura, pues es capaz de caminar no como un juez, sino más bien como el Buen Samaritano”. Como quien “reconoce las lesiones de su pueblo”, los sacrificios “de tantos progenitores y madres para sostener a sus familias, y asimismo las consecuencias de la violencia, la corrupción y la indiferencia”.
Es vital recordar que el Pueblo de Dios espera hallar pastores al estilo de Jesús –y no “clérigos de Estado” o “profesionales de lo sagrado”-; pastores que conocen la compasión y la posibilidad; hombres valientes, capaces de detenerse frente a los heridos y prolongar la mano; hombres contemplativos que, en la cercanía a su pueblo, puedan proclamar el poder operativo de la Resurrección sobre las lesiones de todo el mundo.
La cercanía del pastor anima a la pertenencia
En una sociedad donde estamos “conectados con todo y con todos, nos falta la experiencia de pertenencia, que es considerablemente más que una conexión”. Pero, recuerda Francisco, “con la cercanía de un pastor tenemos la posibilidad de convocar a la red social y fomentar el crecimiento del sentido de pertenencia”. Un antídoto “contra una deformación de la vocación”, olvidando “que la vida sacerdotal es para los demás, para el Señor y para el pueblo por Él confiado”. Un olvido que “está en la raíz del clericalismo y sus secuelas”.
El clericalismo es una perversión pues se edifica sobre el “distanciamiento”. En el momento en que pienso en el clericalismo, pienso asimismo en la clericalización de los laicos: la promoción de una pequeña élite en torno al sacerdote que también acaba desvirtuando su misión primordial.
¿Cómo es mi cercanía?
Como conclusión, el Pontífice vincula “esta proximidad al Pueblo de Dios con la proximidad de Dios”, ya que en el momento en que ora “el pastor lleva las marcas de las heridas y de las alegrías de su pueblo, que en silencio presenta al Señor para úngelos con el don del Espíritu Santurrón”.
Obispos y sacerdotes harían bien en preguntarse “cómo está mi ambiente”, de qué manera vivo estas 4 dimensiones que configuran transversalmente mi ser sacerdotal y me dejan administrar las tensiones y desequilibrios con los que nos toca lidiar cada día. Estas 4 proximidades son una aceptable escuela para “jugar al campo abierto”, donde el sacerdote es llamado, sin temor, sin rigidez, sin achicar o empobrecer la misión.
Esta cercanía al Señor, sintetiza de nuevo el Papa Francisco, “no son una labor más: son un don que Él da para sostener viva y fecunda la vocación”. Para evitar la tentación de “encerrarnos en inacabables alegatos y discusiones sobre la teología del sacerdocio o sobre las teorías de lo que debe ser”, el Señor, con ternura y compasión, “da a los sacerdotes las coordenadas para admitir y sostener vivo el ardor por misión: proximidad, proximidad a Dios, al obispo, a los hermanos curas y al pueblo a ellos confiado”. Cercanía al estilo de Dios, que es cercano con compasión y ternura”.
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Esperamos que le gustara nuestro articulo El Papa: cuatro “proximidades”, los pilares de una vida
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios