El Papa arremete contra la desigualdad de la ‘economía de usar y tirar’

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El Papa arremete contra la desigualdad de la ‘economía de usar y tirar’

El Papa Francisco reza ante la Sábana Santa de Turín.  Foto cortesía: BBC.com

El Papa Francisco reza ante la Sábana Santa de Turín. Foto cortesía: BBC.com

Al comienzo de su visita apostólica de dos días a la ciudad italiana de Turín, el Papa Francisco hizo un llamado a los trabajadores, agricultores y empresarios para que no arremetan contra los inmigrantes que también son víctimas de la desigualdad en la ‘economía de usar y tirar’.

En su discurso del domingo por la mañana en Piazza Rebaudengo, el Papa reconoció que la crisis económica ha dejado sin trabajo a muchos italianos.

Instó a todos a decir ‘No’ a una economía del derroche que excluye a las personas que no producen, ‘No’ a la corrupción ya la idolatría del dinero, y ‘No’ a la desigualdad que genera violencia.

Refiriéndose a su santo compatriota, Don Bosco, el Pontífice dijo al pueblo de Turín que el Santo “nos enseña que el mejor método es la prevención: también los conflictos sociales deben prevenirse, y esto se hace con justicia”.

También enfatizó la necesidad de un modelo económico que trabaje para el bien común.

El reto del futuro debe ser “afrontado con solidaridad y visión amplia”, y con un “pacto social y generacional”, que ponga en común los recursos para el esfuerzo común.

Durante su Ángelus dominical en Turín, el Papa desde Buenos Aires recordó que sus propios abuelos fueron inmigrantes en Argentina de la región piamontesa de Italia, a la que denominó “esta tierra bendita de la que soy nieto”.

Su discurso del Ángelus se centró en la Sábana Santa de Turín como icono del amor salvífico y abnegado de Jesús, que “nos atrae hacia el rostro y el cuerpo martirizado de Jesús y, al mismo tiempo, nos empuja hacia el rostro de cada persona que sufre y es injustamente perseguido. Nos empuja en la misma dirección del don del amor de Jesús”.

Más tarde el domingo, el Papa dejó de lado su texto preparado en un discurso a los religiosos y religiosas de la Familia Salesiana que este año celebran el bicentenario del nacimiento de Don Bosco en agosto de 1815.

Los salesianos, con su orden hermana las Hijas de María Auxiliadora, fueron fundados por San Juan Bosco, conocido como Don Bosco, el santo más famoso y conocido de Turín.

El Papa Francisco habló de tres aspectos específicos del carisma de Don Bosco: su confianza en la divina Providencia; su vocación de sacerdote de los jóvenes, especialmente de los más pobres; su leal y activo servicio a la Iglesia, en particular al Papa.

Dijo que la confianza inquebrantable de Don Bosco en Dios es la esencia de la vida consagrada.

El fundador de la Familia Salesiana, dijo, vivió hasta el final su misión sacerdotal “sostenido por una confianza inquebrantable en Dios”.

Esta confianza, dijo el Papa, es también “la esencia de la vida consagrada, para que el servicio del Evangelio y de los hermanos no quede prisionero de nuestras miradas, de las realidades de este mundo pasajero, sino que siga creciendo por encima de nosotros mismos.”

Otro aspecto importante de la vida de Don Bosco, prosiguió el Papa Francisco, es “el servicio a los jóvenes, comenzando por los más vulnerables y abandonados: se trata de la “pedagogía de la fe” que se recoge en la fórmula salesiana “educar a evangelizar, y evangelizar para educar”.

El Santo Padre animó a los religiosos salesianos a desarrollar “con generosidad y confianza las múltiples actividades en favor de las nuevas generaciones: oratorios, casas de jóvenes, institutos profesionales, escuelas y colegios. Pero sin olvidar a los que Don Bosco llamaba ‘los jóvenes de la calle’”.

Estos jóvenes, dijo, “tienen mucha necesidad de esperanza, de formarse en la alegría de la vida cristiana”.

Finalmente, el Papa recordó que Don Bosco invita a sus hijos e hijas espirituales “a ir siempre de nuevo adelante para encontrar a los niños y jóvenes donde viven: en las periferias de las grandes ciudades, en las zonas de peligro físico y moral, en los contextos sociales donde les faltan tantas cosas materiales, pero sobre todo les falta el amor, la comprensión, la ternura, la esperanza”.

Al final del primer día de su viaje de dos días a Turín, el Papa Francisco se reunió con decenas de miles de jóvenes en la plaza central de la ciudad, Piazza Vittorio.

Habló a los jóvenes “desde el corazón” durante más de media hora, dejando de lado sus comentarios preparados.

El Papa respondió a las preguntas de tres jóvenes sobre los temas del amor, la vida y la amistad.

El amor, dijo el Papa, es concreto, y se ve más en las acciones que en las palabras. El amor siempre se comunica. El amor, prosiguió, es muy respetuoso de las personas, no utiliza a las personas, por eso es casto.

El Santo Padre también respondió a una pregunta sobre las desilusiones en la vida.

Hay tantos males en el mundo. ¿Qué podemos esperar de la vida, por ejemplo, en un mundo donde hay tantas guerras?

el Papa Francisco se refirió a las guerras en curso en Europa, en África y en el Medio Oriente; ya la violencia histórica como la gran tragedia en Armenia a principios de siglo, a la Shoah ya los gulags en la Rusia soviética.

Es fácil desilusionarse con la vida, dijo, cuando aún hoy vivimos en una “cultura del desecho”.

Ante tales males, el Papa preguntó: ‘¿cómo podemos vivir una vida que no decepcione?’

“Debemos seguir adelante con nuestros proyectos de construcción, y esta vida no defrauda”, dijo. Debemos ayudarnos unos a otros.

Y para hacer esto, el Papa Francisco les dijo a los jóvenes, deben ir contra la corriente, deben ser valientes y creativos.