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El obispo Leahy dirige los homenajes fúnebres a Tom O’Gorman
Tom O’Gorman con un grupo de delegados en Genfest en Hungría 2012
por Anne Marie Foley y Susan Gately
La Iglesia de Nuestra Señora Madre de la Iglesia en Castleknock se llenó al máximo cuando familiares y amigos se reunieron para despedir a Tom O’Gorman.
Dos decenas de sacerdotes y dos obispos presidieron la misa concelebrada.
El concelebrante principal, el obispo Brendan Leahy de Limerick, recordó su primer encuentro con Tom en UCD en la década de 1990.
“Su mente y bromas alegres establecieron de inmediato una relación que siempre fue genuina, real y muy divertida”.
La misa fúnebre debía hacer tres cosas importantes, explicó el obispo Leahy. Orar por Tom; estar con Catherine y Paul, su hermana y su hermano; y tercero, “volver a poner la brújula en nuestras propias vidas, reconociendo cuánto Tom, en su vida y en su muerte, nos ha puesto ante Dios”.
Él continúa: “Él nos ha impulsado a ensanchar nuestros corazones a una nueva capacidad de amor. Sí, es cierto lo que dice la Escritura: la vida y la muerte de cada uno de nosotros tiene su influencia en los demás”.
Una pequeña oleada de diversión recorrió a la congregación, muchos de ellos adultos jóvenes, cuando el obispo se refirió a los 1052 amigos de Tom en Facebook.
“En estas cortas semanas, con tantos tributos publicados, nos hemos dado cuenta del regalo que Tom ha sido, es y será para tantos. Porque Tom valoraba la vida. Vivió la vida. Promovió la vida. Lo hizo amando inteligentemente”.
Los sacerdotes sentados alrededor del altar de la hermosa iglesia moderna provenían de muchos aspectos de la vida de Tom: de su parroquia, la escuela secundaria Castleknock College, la capellanía de University College Dublin y las muchas organizaciones en las que estaba comprometido, como la Campaña Pro Life y Focolares.
El amigo de Tom, el padre Stephen Kelly, dio la homilía. Este no fue un servicio conmemorativo cuando miramos hacia el pasado, dijo, sino una misa fúnebre católica donde miramos hacia el futuro.
Algunos titulares triviales rodearon la trágica muerte de Tom. Esto estaba en “fuerte contraste con su vida y forma de ser, que era lo opuesto a lo trivial”.
A Tom le apasionaban los temas importantes de la vida, dijo, la política, el derecho a la vida. Detrás de esto estaba el hecho de que se preocupaba tanto por las personas, quería una sociedad mejor para nuestros hijos y la próxima generación.
Entre la gran congregación, que incluía al ministro de Fine Gael Leo Varadkar y Lucinda Creighton, había una fuerte presencia de jóvenes.
Nuestra Señora Madre de la Iglesia de Castleknock, Dublín.
Juntos cargaron sobre sus hombros el último adiós de su familiar, amigo, vecino, compañero feligrés, activista, mentor y colega.
Prepararon la iglesia, tocaron música y cantaron, eligieron lecturas e imprimieron el folleto para el servicio, oraron con y por la familia de Tom y juntos llevaron el ataúd y llevaron a Tom a su lugar de descanso final, el pequeño cementerio adjunto a la Iglesia de Irlanda. iglesia en la calle principal de Castleknock.
Antes de que el cortejo saliera de la iglesia, un grupo de amigos de Tom cantó su canción favorita ‘Ma Toute Belle’, una canción en francés con palabras tomadas del Cantar de los Cantares, donde el Amado llama a su amado a “Ven a mi jardín”.
Refiriéndose a las palabras, el obispo dijo que estaba seguro de que esa sería la bienvenida que Tom recibiría en el cielo.
Mientras la multitud de cientos de dolientes se dirigía solemnemente a pie al cementerio bajo una lluvia suave, protegidos por una miríada de paraguas, el ambiente era triste pero sereno.
Muchos estaban convencidos de que, como había dicho el obispo Leahy, Tom estaba “identificado con Jesús Resucitado”, está “agradecido por la vida que recibió y que dio con tanta generosidad, hasta el final, por amor”.
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