Diez hermosas amistades de santos en la historia de la Iglesia
Un amigo leal “no posee precio, y su valor es incalculable, es medicina que cura, y los que temen al Señor lo hallarán”, afirma la Biblia en el capítulo 6 del libro del Eclesiástico. Estos santos descubrieron este tesoro y testificaron al mundo que es viable tener una amistad hermosa, provechosa y centrada en el Señor…
Un amigo leal “no tiene precio, y su valor es incalculable, es medicina que cura, y los que se preocupan al Señor lo encontrarán”, afirma la Biblia en el capítulo 6 del libro del Eclesiástico.
Estos beatos descubrieron este tesoro y testificaron al planeta que es viable tener una amistad hermosa, fructífera y centrada en el Señor. Las próximas son diez bellas amistades de santurrones en la historia de la Iglesia.
1. San Francisco y Santa Clara de Asís
La amistad de estos dos beatos italianos pertence a las mucho más conocidas en la Iglesia católica.
Cuando San Francisco de Asís se encontró con Santa Clara, tomó la decisión de “eliminar tan hermoso regalo del mundo malvado para enriquecer con él a su Divino Maestro”. En 1212, la joven se escapó de su casa para consagrarse a Dios en la iglesia de São Damião y prometió obedecer a Francisco en todo.
Poco después, fundó la orden de las Clarisas y atendió a los enfermos que le enviaba Francisco. En 1225 atendió a su amigo, que padecía estigmas y cuya salud se había deteriorado.
Francisco, antes de fallecer en 1226, envió un mensaje de ánimo a Santa Clara a fin de que no se desanimara por su partida.
2. San Juan Pablo II y Santa Teresa de Calcuta
La amistad entre el Papa polaco y el fundador albanés de las Misioneras de la Caridad es una de las mucho más enternecedoras entre los fieles de hoy. San Juan Pablo II la llamaba “mi madre”.
El Papa peregrino desarrolló su vocación religiosa en medio de la guerra y el comunismo, mientras que ella descubrió su vocación de ser útil a los más necesitados en Calcuta, una de las ciudades más pobres de la India.
Santa Teresa de Calcuta lo visitó múltiples veces en el Vaticano y en 1986 el Papa viajó a la India, donde encontró el asilo “Nirmal Hriday” (Sagrado Corazón) que ella creó. La monja expresó que este fue “el día mucho más feliz” de su historia.
3. San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac
El principal motor de la vida de estos beatos franceses fue la caridad. A la edad de 36 años, San Vicente de Paúl sintió la llamada a ser útil a los pobres.
Decidió fundar la Congregación de la Misión (Vicentinos) para evangelizar a los más necesitados y trabajar en la formación del clero.
Unos años después, conoció a una viuda valiente y decidida llamada Louise de Marillac. El santurrón decidió darle una formación espiritual y juntos fundaron en 1633 la Compañía de las Hijas de la Caridad.
4. Santa Teresa del Niño Jesús y Santa Isabel de la Trinidad
Santa Teresa de Lisieux y Santa Isabel de la Trinidad fueron 2 monjas carmelitas francesas cuya amistad se fundamentó en su profunda vida espiritual.
Se conocieron en Dijon Carmel, ubicado en el este de Francia. Isabel, famosa como la “hermana espiritual” de Santa Teresa, escribió múltiples libros sobre la Santísima Trinidad.
Ambos anhelaban fervorosamente llegar al cielo y estar junto a su amado Jesús. Murieron antes de cumplir los 30 años. Santa Teresa de Lisieux murió en 1897 y su amiga nueve años después.
5. Santa Rosa y São Martinho de Lima
Estos son los 2 beatos mucho más esenciales del Perú y se dieron a saber por su testimonio de humildad y servicio a los mucho más necesitados. Según la tradición, los dos fueron bautizados en la iglesia de São Sebastião, con dos años de diferencia, y han recibido el sacramento de la Confirmación de manos de Santo Toríbio de Mogrovejo, segundo arzobispo de Lima.
Los dos se hicieron amigos mientras que atendían a los enfermos y esclavos de la región. Además, pertenecían a la orden de los dominicos. Santa Rosa de Lima era terciaria, al tiempo que São Martinho era religiosa.
6. San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier
Estos dos santos españoles se conocieron en la Facultad de La Sorbona en París, Francia. San Ignacio de Loyola tenía precisamente 33 años cuando su discípulo San Pedro Fabro le presentó a San Francisco Javier.
Al comienzo, Francisco halló antipático a Ignacio, pues siempre repetía la frase de Cristo: “¿De qué le sirve a un hombre ganar el planeta entero y perder su alma?”. Poco a poco, el joven dejó a un lado su vanidad y efectuó los ejercicios espirituales conformados por el fundador de la Compañía de Jesús (jesuitas).
En 1540, el Papa Pablo III aprobó la creación de la orden y San Ignacio fue escogido como su primer superior general, al paso que San Francisco Javier partió como misionero a la India y El país nipón.
7. Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz
Teresa era una joven soñadora y decidida en el momento en que logró sus votos en el Carmelo, en 1536, a la edad de 21 años. En Carmelo, se percató de que los carmelitas en España y en otros lugares habían disminuido y se habían convertido en un centro social para todos los que deseaban una vida simple y distendida.
Cuando empezó a buscar los nuevos conventos carmelitas, conoció a un joven fraile llamado João y tras entrevistarlo, lo invitó a ser una parte de la reforma carmelitana para revitalizar el carisma original de pobreza y oración.
Estos amigos asimismo escribieron bellos poemas basados en sus pruebas y alegrías espirituales. La mucho más conocida de santa Teresa d’Ávila es “Nada te turbe” y la de são João Cruz es “La noche oscura del alma”.
8. San Juan Bosco y Santo Domingo Savio
Tras ser ordenado sacerdote en 1841, San Juan Bosco creó un oratorio donde reunió a cientos de jóvenes para formarlos. En ese instante, un sacerdote le presentó a un niño llamado Domingos. El santurrón quedó impresionado por la vida espiritual y la alegría del niño. En consecuencia, decidió acogerlo y se convirtió en su director espiritual.
Una noche, Don Bosco lo encontró tremiendo en la cama, cubierto solo con una sábana. Cuando llamó la atención de Santurrón Domingo Savio, el niño bromeó: “Nuestro Señor no cogió ninguna pulmonía en el establo de Belén”.
Domingos murió en 1857. Dos años más tarde, Don Bosco creó la orden salesiana adjuntado con un conjunto de jóvenes.
9. San Cornelio y San Cipriano
El Papa San Cornelio y el Obispo de Cartago, San Cipriano, testificaron de su fe durante la persecución que padecieron por la parte del Imperio Romano.
Este Papa se enfrentó al sacerdote Novaciano, quien proclamó la herejía de que la Iglesia Católica no tenía el poder de perdonar los errores. El santurrón se enfrentó a él y fue apoyado en este enfrentamiento por su amigo San Cipriano.
San Cornelio fue enviado al exilio y murió decapitado en el 253. Por su lado, San Cipriano fue atormentado de esta manera cinco años después.
10. Santa Felicidad y Perpetua
Perpétua era una muchacha madre de 22 años, de familia acomodada y Felicidade era su esclava. Fueron detenidos por ser cristianos.
En prisión, Felicidade dio a luz a una niña y los cristianos asistieron a Perpétua a quedarse con su bebé durante los últimos días de su vida.
Recibieron la Comunión antes de ser lanzados a una vaca salvaje y fallecer por decapitación en 203. Los cristianos criaron a la hija de Felicidade, al tiempo que las tías y la abuela de Perpetua se encargaron de la educación de su hijo.
Fuente: ACI Digital
Pío
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Esperamos que le gustara nuestro articulo Diez hermosas amistades de santos en la historia de la Iglesia
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Biblia