Muchas parejas tienen dudas y hasta resistencias a la hora de hablar de adopción, en tanto que todavía es un tema tratado como tabú, hay muchos prejuicios. Si existe el deseo de adoptar, es esencial que una pareja (o incluso una sola persona) se asesore en el foro de discusión de su ciudad para orientarse y dar el paso inicial, que sería optar a ello.
Siempre y en todo momento me coloco predisposición para charlar con las personas que están dispuestas a adoptar, ya que la aceptación y la identificación son fundamentales. Las idealizaciones no en todos los casos van en oposición a la verdad, el cariño no tiene color ni edad! Hay pequeños de todas las edades, adolescentes que aguardan una familia a la que amar y ser amados. Hablar de adopción es asimismo una manera de proteger la vida, vidas que tuvieron la posibilidad de nacer, pero que aún añoran el cariño. Un vínculo especial: el derecho a vivir sumado al deseo de formar familias, ¡luchemos por este encuentro!
Gracias a este derecho a la vida que tenían nuestros hijos, nació asimismo nuestra ocasión de ser padres. ¡Ser madre es el más destacable regalo para mí! Ser un poco de María en la tierra. Me siento honrada de ser la madre de los Hijos del Cielo (los llamo de esta manera cariñosamente…). ¡Mis hijos no me abandonaron, sino entraron en nuestros corazones, en nuestras vidas! Tener el privilegio de acoger vidas con historias tan diferentes, pero tan iguales en el lenguaje del amor. Confieso que la adopción no era nuestra primera opción para conformar una familia. Sin embargo, entendí que ser madre era considerablemente más que ‘una barriga’, sino la aptitud de querer incondicionalmente a un pequeño ser totalmente irreconocible, pero tan dependiente y tan dispuesto a ser amado! Y de esta forma nacimos juntos: progenitores y también hijos.
Hoy me enorgullece decirles a nuestros hijos Pedro y Miguel (14 y 11 años) cuánto los deseábamos, y que el cariño es capaz de vencerlo todo! Siguiendo el ejemplo de San José, el padre adoptivo de Jesús, proseguimos sus pasos en el cariño, la humildad y la fe.
* Artículo de Giselle Monteiro Paiola, 45 años (sicóloga, integrante de la Comisión Diocesana de Defensa de la Vida, Atención Pastoral, Catequesis de Confirmación, MESC, Ministerio del Canto y Liturgia) – Parroquia São José Operário (Región Santurrón André – Centro)