La desinformación es un enemigo tan grande como el coronavirus en esta pandemia. En su defensa de la vida en todas sus etapas, la Iglesia se estuvo organizando en Brasil para mentalizar sobre la relevancia de la vacunación contra el COVID-19.
En las comunidades se han extendido proposiciones sobre “tratamientos tempranos” que supuestamente podrían sustituir a la vacuna. O medicamentos que se podrían tomar para prevenir la enfermedad, como hidroxicloroquina, ivermectina, azitromicina, zinc o nitazoxanida, entre otros muchos, para tratar la enfermedad. Incluso, el Ministerio de Salud tenía una app llamada “TrateCOV”, que tuvo que ser retirada a pedido del Consejo Federal de Medicina, porque contenía sugerencias incorrectas.
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¿Qué tiene de determinado esta historia?Ciertos de estos fármacos, en verdad, han sido precriptos por médicos “fuera de etiqueta”, es decir, para un propósito diferente al definido en el prospecto. Ejemplo: un fármaco para gusanos que se usa contra un virus, el médico puede valorar cada caso, pero no hay una receta que sea igual para todos. Como enseña la União Pró-Vacina, si bien sean remedios conocidos, no significa que sean seguros o que funcionen para otros objetivos. La única manera de asegurar que estos medicamentos verdaderamente funcionen es realizar “ensayos clínicos” (estudios sobre seguridad y eficacia) con radical rigor. Esto ya se está haciendo con las vacunas.
En otras palabras, los medicamentos deben ser probados en animales y humanos, en ambientes controlados, para que los resultados sean comparados, analizados y publicados a fin de que todos tengan ingreso a los estudios.
No es suficiente que una universidad tenga una investigación sobre la utilización de un fármaco. Necesita ser publicado en una revista académica internacional, cuestionado por científicos de diferentes departamentos. Según União Pró-Vacina, los estudios publicados hasta ahora que aconsejan estos medicamentos tienen una “metodología débil”. No son definitivos ni poco fiables. Los estudios que demuestran resultados perjudiciales y toxicidad son bastante sólidos y han sido confirmados por diferentes instituciones.
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¿Algún fármaco es efectivo contra el Covid-19?No hasta ahora. Científicos de todo el mundo han demostrado que ninguno de estos medicamentos es efectivo para combatir o prevenir el coronavirus.
Al aprobar las vacunas del Instituto Butantan y de la Fiocruz, la Agencia Nacional de Supervisión Sanitaria (Anvisa) destacó que hasta el momento no hay alternativas terapéuticas para la Covid. Y la Organización Mundial de la Salud (OMS) deja muy claro que ni las vitaminas, ni los alimentos ni los medicamentos tienen la capacidad de impedir el Covid-19. Lo que poseemos hasta ahora son estudios preliminares. Y, en la mayor parte de los casos, reportes “anecdóticos”, o sea, gente que afirma que tomó esto o aquello y se curó o no se contagió de Covid. Pero también incrementan los casos de personas que incluso tomando estos medicamentos contrajeron la patología. Otros llegan a la salón de urgencias con resultados consecutivos graves, como problemas cardiacos e intoxicación, incluyendo los niños.
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¿Es tratable el Covid-19?Los médicos pueden recetar medicamentos que pueden tratar los síntomas y los efectos causados por la afección. Pero no atacarán de forma directa al coronavirus. Por servirnos de un ejemplo, la dexametasona es un tipo de corticoide, antiinflamatorio, que se puede recetar en pacientes en estado grave, con supervisión médica, según la OMS. Los antibióticos tampoco marchan contra los virus. Los médicos pueden recetarlos para tratar otras infecciones causadas por bacterias que pueden aparecer en una persona enferma.
En resumen, ningún estudio demostró finalmente la seguridad y efectividad de estos fármacos.
Lo que ya es consenso entre los científicos es que, para impedir el Covid-19, tenemos que sostener la distancia, ventilar los entornos, utilizar mascarilla y lavarnos las manos, cuando menos, no desarrollar las formas graves de la patología.
Y además del criterio científico, asimismo está el moral. Como dice el Papa Francisco, la vacunación “es la elección ética” que hay que realizar, porque resguarda nuestra vida y también la de los que están cerca. “Si los médicos nos muestran la vacuna como algo que hace bien, sin crear problemas, ¿por qué no vacunarse?”.