“Desechar alimentos es desechar personas”, dice el
En su discurso a los integrantes y voluntarios de la Federación Europea de Bancos de Alimentos, el Papa expresó su agradecimiento por su trabajo de “alimentar a los hambrientos”.
Manoel Tavares – Ciudad del Vaticano
Este sábado por la mañana (18/5), el Beato Padre recibió en el Vaticano a 200 integrantes de la Federación Europea de Bancos de Alimentos, que se juntaron en Roma con ocasión del 30 aniversario de su fundación en Italia.
Estos Bancos son organizaciones o entidades no lucrativo, oficialmente reconocidas, basadas en el voluntariado, que tienen como finalidad la recogida de donaciones de alimentos o restos de comida para repartir entre los más necesitados. En Brasil, el Banco de Alimentos fue fundado en 1988.
Es simple de decir pero bien difícil de hacer
En su discurso a los miembros y voluntarios de la Federación, el Papa expresó su agradecimiento por su trabajo de “dar de comer a los hambrientos”. No tiene que ver con un caso de asistencia, sino más bien de un ademán preciso y discreto de solidaridad y caridad con los mucho más necesitados. Y, reafirmando el dicho “es fácil de decir, pero es difícil de hacer”, Francisco dijo:
“Ustedes se juegan, no con expresiones, sino con hechos, luchando el despilfarro de alimentos y recolectando sus sobras para repartirlas a los indigentes. Batallar la terrible plaga del hambre es también combatir el derroche. Agarrar para distribuir, no generar para desperdiciar. Desechar alimentos es desechar personas. ”
En el planeta complejo de el día de hoy, subrayó el Papa, es esencial que “el bien se haga bien”; no debe ser el resultado de una mera asistencia, que no ayuda al avance. Y refiriéndose a los componentes de los Bancos de Alimentos, Francisco ha dicho:
“Es precioso ver a personas de diferentes lenguajes, opiniones, tradiciones y orientaciones reunidas para compartir y fomentar la dignidad del resto. No es una búsqueda del beneficio personal, sino del futuro y avance de los más pequeños de la sociedad”.
economía mundial frenética
Aquí, el Pontífice expresó su preocupación por la frenética economía mundial. “Necesitamos -ha dicho- una economía más humana, que tenga alma y no pisotee a los más débiles, sin trabajo, sin dignidad y sin esperanza; muchos están oprimidos por ritmos productivos inhumanos, que reducen las relaciones personales y afectan la vida familiar”. Y el Papa recordó:
“La economía, que nació para proteger la Casa Común, ha perdido su personalidad: en lugar de ser útil al hombre, lo esclaviza a través de mecanismos financieros. ¿De qué forma tenemos la posibilidad de vivir bien si la gente dismuyen a números? ”
Frente a un contexto económico malsano –meditó el Papa– “no se debe intervenir, de manera despiadado, para no correr el riesgo de incluso matar”. Es necesario emprender caminos sanos y solidarios, a través de modelos de vida basados en la igualdad social, en la dignidad de las personas, de las familias, del futuro de los jóvenes, del respeto al medioambiente. Francisco concluyó:
“Una economía circular no se puede retrasar mucho más. Los residuos no tienen la posibilidad de ser la última palabra, dejados como herencia por unos pocos ricos, mientras que la mayor parte de la raza humana permanece en silencio. De ahí que les renuevo mi gratitud y os animo a seguir implicando a los jóvenes en particular, para que puedan unirse a vosotros en la promoción del bien en beneficio de todos”.
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