El 15 de septiembre, la ONU (Naciones Unidas) establece el Día En todo el mundo de la Democracia.
En este día se ofrece la democratización, el respeto y el avance de los derechos humanos, así como de las libertades escenciales de la vida en sociedad.
Celebrar la democracia es un acto increíblemente esencial, en especial en momentos en que la democracia parece estar conminada.
Para comprender mejor este tema, debemos remontarnos a los orígenes de este concepto.
La palabra democracia es de origen griego, y significa poder del pueblo o poder en manos del pueblo.
Como concepto, ha sufrido varias transformaciones durante la historia.
El primer ejemplo que conocemos es la democracia ateniense, de la ciudad de Atenas en Grecia, alrededor del siglo V a.C.
C.
En él, sólo los hombres libres, nacidos en Grecia, eran considerados ciudadanos, salvo el resto del pueblo.
En consecuencia, era un régimen político limitado, aun si ahora usaba el voto.
En el momento en que llegamos a nuestras tierras brasileiras, tanto tiempo después, tenemos la posibilidad de decir que somos una democracia muy reciente.
Según la historia, vivimos un sexto emprendimiento republicano o Nueva República (1988 hasta este día).
El jalón de este período es la Constitución de 1988, famosa como Constitución ciudadana, que deja el alcance de la participación democrática de manera indirecta a través de la decisión de representantes (concejales, diputados, miembros del senado, alcaldes, gobernantes y presidentes) a través del voto directo, así como como en la afirmación de los derechos sociales, civiles y políticos.
La democracia no es solo el deber de seleccionar un representante a través de el voto, sino más bien la oportunidad de participación y deber de todos y cada uno de los ciudadanos con las transformaciones y solicitudes que se provocan en la sociedad.
Haz de este planeta desgarrado por la oscuridad y la discordia, el lugar donde todos tengan derecho a una vida digna.
Sin embargo, las democracias tienen la posibilidad de enfermarse y verse amenazadas.
En el momento en que están en un ambiente donde se entrecruzan el patrimonialismo, que básicamente mezcla lo público como propiedad de unos pocos, y el autoritarismo, en el que solo se siguen órdenes que apuntan a proteger los intereses de una determinada autoridad, así como Si se rechazan las reglas democráticas, si se sospecha de los resultados de las selecciones, si se niega la legitimidad de los contrarios políticos, si se fomenta la violencia de sus incondicionales y si se procura restringir la independencia de los opositores y de los medios, las democracias pueden estar bajo una enorme amenaza.
Podemos meditar que esto sucede en instancias lejanas, pero estas estructuras mantienen, por ejemplo, casos de favores para que varias personas consigan régimen médico, saltándose a todos los otros que estaban en la cola, por ejemplo.
O bien, cuando alguien utiliza su posición para ofrecer una “cartera” a otros.
Otro síntoma de una democracia amenazada es el discurso de negación de la política, en el que la catalogamos como algo sucio y vil.
No tenemos la posibilidad de combinar las cosas, puesto que el lenguaje de la democracia es la política (palabra que asimismo procede del heleno, y significa precaución de la Pólis, esto es, de la ciudad).
Desde que nacemos estamos metidos en la política al tener acta de nacimiento, recibir vacunas en el hospital, tener derecho a un lugar en la escuela hasta el momento en que morimos, con el certificado de defunción.
Es a través de la política, a través del arte de negociar el precaución de la ciudad y de sus pobladores, que podemos reivindicar los derechos a tener una vida digna y abrir negociaciones para que todos vivamos bien.
Como afirma el Papa Francisco: “La política, tan denigrada, es una vocación sublime, es una de las maneras mucho más preciosas de la caridad, porque busca el bien común” (evangeli gaudium, 205).
Sin embargo, hay grupos que al ostentar un mayor poder financiero hacen que el Estado solo intervenga en lo que les estimula (mira de nuevo el patrimonialismo).
Para esto precisan que la mayoría de la población deje de interesarse por la política, asociándola solo a fechorías y fechorías, y de esta forma dejar de proteger la República (que en esta ocasión vino de los romanos y significa cosa pública).
La negación de la Democracia genera gobiernos absolutistas y autoritarios, enmascarados en una forma democrática, lo que genera nuevos reyes-sol como esos reyes franceses, al servir sólo a los intereses de los poderosos y para la gente que no tenía pan, mandaban a comer brioches.
(como lo logró la reina María Antonieta en el siglo XVIII).
Al denegar el Estado democrático de derecho, caemos entonces en el todo vale, en el poder del más fuerte, en esa distopía futurista que presenta la película Mad Max.
Recordando de nuevo al Papa Francisco: “Pensando en el bien común, el día de hoy necesitamos urgentemente que la política y la economía, en diálogo, se pongan resueltamente al servicio de la vida, en especial de la vida humana” (laudato si189).
Debido a las luchas de muchos y muchas, hoy vivimos en una democracia, lo que posibilita cuestionarla, negarla y satanizarla.
Lo difícil es que en un estado tirano, gobernado por dictadores, como vemos en el mundo entero.
Por ello, requerimos tener una clara conciencia de la Democracia como un derecho, que en todo momento ha de ser preservado, construido, defendido y, sobre todo, participado.
*Artículo de Glauber Machado y Jerry Adriano Villanova Chaestafamiembros de la Comisión Teológica de la Diócesis de Santurrón André
Referencias:FRANCISCO, Papa.
Exhortación Apostólica Evangelii gaudium desde el Sumo Pontífice hasta el episcopado, el clero, las personas consagradas y los fieles laicos sobre el anuncio del Evangelio en el planeta de hoy.
2ª edición.
São Paulo: Edições Loyola, Paulus Editora, 2013.
FRANCISCO, Papa.
Carta Encíclica’Laudato Si’ del Beato Padre Francisco sobre el precaución de nuestra casa común.
Brasilia, Ediciones CNBB, 2015.
LEVITSKY, Steven y ZIBLATT, Daniel.
De qué forma mueren las democracias.
Río de Janeiro: Zahar, 2018.