Demandas para anular la Octava Enmienda rechazadas

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Demandas para anular la Octava Enmienda rechazadas

El arzobispo de Armagh, Eamon Martin, ha señalado unaArzobispo-Eamon-Martin paradoja de la sociedad moderna que busca proteger el planeta y su biodiversidad mientras muchos buscan también quitarle el derecho a la vida a los seres humanos por nacer.

El arzobispo usó su mensaje del ‘Día por la Vida’ ayer, 1 de octubre de 2016, como un llamado a todos los que apoyan el movimiento y la agenda pro-vida: “Hago un llamado a todos aquellos que creen en un futuro mejor para la humanidad para preservar la dignidad y santidad de la vida humana en todas sus etapas y condiciones, como afirmación de nuestra capacidad humana para la ternura y el amor”.

Dirigiéndose directamente al movimiento ‘Derogación de la Octava’, el Dr. Martin dijo: “En estos días, mientras escucho repetidos llamados a derogar la Octava Enmienda en el Constitución de Irlandano puedo dejar de observar una de las grandes contradicciones de nuestra era: que, al mismo tiempo que la sociedad desarrolla un sentido más urgente de la necesidad de cuidar nuestro planeta y otras criaturas, muchos parecen decididos a quitar el derecho a la vida de seres humanos no nacidos.

“La Octava Enmienda es fundamentalmente una declaración de ternura y amor por el derecho igual a la vida tanto de una madre como de su hijo por nacer. Es un compromiso para respetar, defender y reivindicar ese derecho aquí en Irlanda. Esta enmienda es preciosa y maravillosa: coloca como fundamento y subestructura de nuestras leyes una clara convicción de que toda vida humana es digna de ser apreciada.

“Las demandas para anular y abolir esta enmienda van en contra de la Buena Nueva de que la vida de cada persona es sagrada e inviolable, independientemente de la etapa o estado de esa vida, desde el primer momento de la concepción hasta el momento de la muerte natural. Este es el más fundamental de todos los principios morales. Es la base sobre la que se basa todo derecho humano que disfrutamos como personas y sobre la que descansa nuestra propia libertad y dignidad como personas. No admite excepciones. Quitar deliberada e intencionalmente la vida de una persona inocente, cualquiera que sea su estado o etapa de la vida, es siempre un grave error moral.

“Hoy hago un llamado a todos los que creen en un futuro mejor para la humanidad a preservar la dignidad y santidad de la vida humana en todas sus etapas y condiciones, como afirmación de nuestra capacidad humana para la ternura y el amor”.