Decimoquinto Domingo del Tiempo Ordinario – Y quien es mio
Decimoquinto Domingo del Tiempo Ordinario – ¿Y quién es mi prójimo? – San Lucas 10, 25-37 – 14 julio 2018
25. Un abogado se puso de pie y, para ponerlo a prueba, preguntó: “Profesor, ¿qué debo llevar a cabo para tener la vida eterna?”. 26. Jesús le ha dicho: “¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo se lee?”. 27. Él respondió: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente (Dt 6,5); ya tu prójimo como a ti” (Lv 19,18). 28. Jesús le dijo: “Bien has respondido; haz esto y vivirás”. 29. Pero él, deseando justificarse, preguntó a Jesús: “¿Y quién es mi prójimo? y tras haberlo deteriorado con muchas heridas, se retiraron, dejándolo medio fallecido. 31. Por al azar un sacerdote bajaba por exactamente el mismo sendero, lo vio y pasó de largo. 32. Asimismo un levita, llegando a ese sitio, lo vio y asimismo pasó de largo. 33. Pero un samaritano que viajaba, llegando a ese lugar, lo vio y se compadeció. 34. Acercándose, vendó sus heridas, vertiendo aceite y vino sobre ellas; lo montó en su propia montura y lo llevó a una posada y lo cuidó. 35. Al día después sacó dos denarios y se los dio al mesonero, diciendo: Cuídalo, y todo cuanto gastes de más te lo devolveré cuando regrese. 36. ¿Cuál de estos tres semeja ser prójimo del que cayó en manos de los ladrones?”. 37. El médico respondió: “El que tuvo misericordia de él”. Entonces Jesús le dijo: “Ve y haz tú lo mismo”.
“Imagen de Dios y revelador del rostro del Padre, Jesús se hace próximo a la raza humana que sufre y nos enseña el sendero de la vida: vivir los mandamientos, asumir las reacciones del Buen Samaritano. Que la Eucaristía abra nuestros corazones a la misericordia y la compasión por las personas que se quedaron en el camino”. (Liturgia día tras día)
El Papa Francisco dijo que “la liturgia de hoy nos propone la parábola llamada del “buen samaritano”, tomada del Evangelio de Lucas (10, 25-37). En su narración simple y estimulante, indica un estilo de vida cuyo baricentro no somos nosotros, sino los demás, con sus adversidades, que encontramos en nuestro sendero y que nos interpelan. ¡Los demás nos cuestionan! Y cuando los demás no nos cuestionan, entonces algo no marcha; en ese corazón algo no es cristiano. Jesús utiliza esta parábola en su diálogo con un doctor de la ley, sobre el doble mandamiento que nos deja entrar en la vida eterna: querer a Dios con todo el corazón y al prójimo como a nosotros mismos (vv. 25-28)”. (10 de julio de 2016)
El padre Roger Araújo lo dijo de esta forma: “Pasaba un sacerdote, un levita, que era conocedor de la Ley, tampoco le logró caso [o homem que caiu nas mãos de assaltantes]. Fue ese buen corazón que usó la bondad, usó la amabilidad suprema, usó la misericordia suprema para contribuir a su hermano en necesidad. En el momento en que miramos esta parábola del buen samaritano, creemos que para ser buenos samaritanos solo necesitamos ayudar a los que están tirados en las calles, realizar algo por los pobres, y eso siempre debemos llevarlo a cabo. Pero el buen samaritano es el que sabe emplear el perdón, la misericordia hacia el prójimo en todas las ocasiones de la vida”.
El padre Paulo Bazaglia explicó: “La misericordia de ese buen samaritano salva al hombre que fue asaltado y dejado prácticamente muerto en el sendero. Es el espejo de la clemencia de Dios, que Jesús viene a mostrar ahora realizar en el amor que no conoce límites, en la solidaridad que vence la hipocresía”.
Conclusión:
“La parábola del Buen Samaritano es la enseñanza de Jesús este domingo. Siempre y en todo momento es válida el interrogante que hace el doctor de la ley: “¿Quién es mi prójimo?” Por visto que nos asiste a reflexionar sobre nuestras actitudes y sobre la forma en que nos estamos relacionando con nuestros hermanos, singularmente con los más necesitados, quienes, según las palabras de Jesús, tienen que recibir enorme atención y cuidado. Esta página del Evangelio se transforma en un incesante examen de conciencia, porque toca la vida íntima de cada uno de ellos, cuando pensamos en los demás”. (Padre Guido Mottinelli)
Oración:
¡Señor Jesús, danos un corazón misericordioso como el tuyo!
¡Señor Jesús, danos un corazón disponible para servir a nuestro hermano en necesidad!
¡Señor Jesús, danos un corazón manso y humilde como el tuyo!
Amén.
Jane Amábile – Con. Divino Espíritu Santo
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Esperamos que le gustara nuestro articulo Decimoquinto Domingo del Tiempo Ordinario – Y quien es mio
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios