Decimoctavo Domingo del Tiempo Ordinario – Atención

Decimoctavo Domingo del Tiempo Ordinario – Atención

Decimoctavo Domingo del Tiempo Ordinario – Cuidado con todo tipo de avaricia – San Lucas 12, 13-21 – 4 de agosto de 2019

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13. Entonces uno del pueblo le dijo: “Profesor, dile a mi hermano que reparta la herencia conmigo”. 14. Jesús le respondió: “Amigo mío, ¿quién me puso por juez o árbitro entre nosotros?” 15. Entonces dijo al pueblo: “Cuídense de toda codicia, por el hecho de que la vida del hombre, aunque sea en abundancia, no depende de sus riquezas”. 16. Y le propuso esta parábola: “Había un hombre rico cuyos campos producían mucho. 17. Y reflexionó consigo: ¿Qué haré? Porque no tengo dónde agarrar mi cosecha. 18. Entonces ha dicho: O sea lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y los edificaré mucho más grandes; en ellos voy a recoger mi cosecha y mis recursos. 19. Y diré a mi alma: Oh alma mía, muchos recursos tienes reservados para muchos años; descansa, come, bebe y sé feliz. 20. Dios, sin embargo, le dijo: ¡Insensato! En esta noche todavía te demandarán tu alma. Y las cosas que has recogido, ¿de quién serán? 21. De esta manera pasa con el hombre que atesora para sí y no es rico para Dios”. (= Mt 6,19ss.25-34)” Fuente – Biblia Católica en Línea

“Esta liturgia nos motiva a rogar al Señor la ayuda de su sabiduría para evitar los riesgos de una vida ilusoria, fundamentada en una falsa seguridad. Prestos a ser hombres y mujeres nuevos en Cristo, nos reunimos para comunicar su Palabra y su Cuerpo y Sangre, que nos garantizan el ingreso a los recursos de la vida en Dios. Celebremos en comunión con los llamados al ministerio ordenado, de modo particular con los presbíteros”. (Liturgia diaria)

Fray João de Araújo Santiago decía: “Jesús se niega a ser juez o repartidor de bienes. Que los recursos sean motivo de comunión, no de división. Creamos un sistema de leyes que ponen los bienes como propiedad de tal o como persona. Para Jesús, los bienes pueden ser utilizados ​​por mí, pero nunca deben ser propiedades absolutas, sino más bien usados ​​para juntar a los hombres, no para separarlos. La tierra que pisamos no nos pertenece: caminamos, paseamos, la atravesamos. Recursos, los necesitamos y podemos pasarlos a otros. El amor es dar y recibir. Los bienes pueden ser donados y recibidos.

“La parábola que Jesús presentará a continuación (versículos 16-21) ilustra la actitud del hombre vuelto hacia los bienes caducos, pero que olvida lo esencial, lo que da vida en plenitud. Nos presenta a un hombre clarividente, responsable, trabajador (al que aun podríamos admirar y elogiar); pero que, egoísta y obsesivamente, vive solo de los bienes que le afirman la calma y el bienestar material (y en eso por el momento no tenemos la posibilidad de elogiarlo y admirarlo)”. (Cibersitio de los dehonianos)

El padre Magalhães mencionó que “Jesús nos advierte contra la codicia, que es una forma de idolatría, y no nos deja espacio para vivir el ideal cristiano: no se puede vivir para Cristo y para el resto y, al tiempo, tener envidia. El relato del evangelio de el día de hoy tiene relación a la codicia en temas de dinero. Pero hay otras maneras de codicia: ambición de prestigio, poder, exitación…

El hombre de la parábola “representa a todos esos cuya vida se amontona poco a poco más, olvidándose de todo lo demás, incluidos Dios, la familia y el resto; representa a todos los que viven en una relación de “circuito cerrado” con los bienes materiales, que hicieron de ellos su dios personal y que han olvidado que no es ahí donde radica el sentido mucho más primordial de la existencia”. (Página web de los dehonianos)

Conclusión:

Folleto litúrgico de la Arquidiócesis de RJ: “En la presencia del Señor Resucitado que nos reúne este domingo, somos llamados por su Palabra a despojarnos del hombre viejo a través de nuestra forma de meditar y actuar. De esta manera, de manera sabia podemos reorientar nuestra vida hacia las cosas del cielo, donde está la auténtica herencia. En este primer domingo del mes de las vocaciones, recordemos y oremos con gratitud por todos los curas que son “el amor del corazón de Jesús” (San Juan María Vianney) para toda la Iglesia”.

Oración:

“Señor Jesús, tú deseaste estar presente entre nosotros mediante tus sacerdotes. Te damos gracias por el(los) sacerdote(s) de nuestra red social y por todos y cada uno de los curas. Haz que sus palabras sean solo tuyas, que sus movimientos sean tuyos, que su vida sea fiel reflejo de la tuya, que se fortalezcan en el servicio, en la acogida, en la valentía, en la entendimiento, en la esperanza y en la paz. Que sean fieles a sus compromisos, celosos de su vocación y compromiso, y que vivan con alegría la vocación que recibieron. ¡Amén!” (Arquidiócesis de Río de Janeiro)

Jane Amábile – Con. Divino Espíritu Santurrón

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Cosas interesantes de saber el significado : Dios