Cuaresma con San José – II
Cuaresma con San José – II

¡Cuaresma con San José! Cada semana de Cuaresma, el P.
Rafhael Silva Maciel propone una pequeña catequesis, que este año tendrá como hilo conductor el Año de San José, proclamado por el Papa Francisco.
Pie.
Rafhael es Misionero de la Clemencia y Profesor de la Sagrada Liturgia.
Mira la segunda reflexión.
Novedades del Vaticano
Como tiempo particular de conversión y discernimiento en nuestra vida cristiana, la Cuaresma nos recuerda todos los días, ya sea en la liturgia o en los ejercicios espirituales que se nos ofrecen, la contemplación del misterio de la Cruz de Jesucristo.
El Directorio para la Liturgia y la Piedad Popular afirma que los fieles, “contemplando al Salvador crucificado, entienden más de forma fácil el concepto del inmenso mal injusto que Jesús, el Santurrón y también Inocente, sufrió por la salvación del hombre, y de esta manera comprenden el valor de su amor solidario y la efectividad de su sacrificio redentor» (n. 127).
La Cruz de Jesucristo es el acto supremo de su obediencia al Padre Celestial, pues “habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el radical” (Jn 13,1).
Fue por su amor incondicional a la intención del Padre que Jesús “se vejó a sí mismo y se realizó obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:8).
Toda la vida de Jesús fue obediencia, todas sus acciones y expresiones fueron en armonía y unión íntima entre su voluntad y la voluntad de su Padre.
El Señor, todavía en su gloria con el Padre, como ahora había obedecido el Verbo divino, encarnándose en el seno de la Virgen María.
De María misma aprendió a obedecer, habiendo oído la contestación del escogido: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”, el Verbo entra en el mundo, por obra del Espíritu Santurrón.
No es solo de la Virgen Madre que Jesús recibe el testimonio de obediencia y aceptación radical de la intención divina en la vida.
El hombre con el que María está casada, José, es asimismo un testigo de obediencia y aceptación irrestricta de la voluntad de Dios.
En el final del sueño en el que el ángel Gabriel le revela el emprendimiento divino, el evangelista Marcos dice que “José, cuando despertó del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado y recibió a su mujer en casa” ( Mc 1,24).
Todavía dos veces José actuará en medio de una conformidad con el mandato de Dios, cuando advertido en sueños por el Ángel del riesgo que rodeaba a la Sagrada Familia “se levantó, tomó al niño y a su madre a lo largo de la noche, y partió para Egipto” (Mc 2,14), y cuando recibe la revelación de que puede regresar a casa y salir de Egipto, José “se levantó, tomó al niño y a su madre y entró en la tierra de Israel” (Mc 2,21).
El Papa Francisco en su carta Patris Corde escribe que San José, en ningún instante “dudó en obedecer”, que “con seguridad y paciencia aguardó” (n. 3), de ahí que San José es el “padre en la obediencia”, es el hombre, marido y padre de familia que sabe que obedecer a Dios es un principio vital para la supervivencia de la vida, en un sentido integral.
¿Cuál es la intención de Dios? La Sierva de Dios Chiase Lubich respondió una vez, cuando se le preguntó, que el testamento “es lo que mucho más nos cuesta”.
Teniendo en cuenta esta contestación, San José es un icono de esa sumisión suave y dulce a la intención divina pues sabe, desde dentro, que cuando Dios llama, cuando Dios solicita algo de la persona, no rompe su vida, sino que la deja.
¡es aún mucho más abierto y gratis! Realizar la voluntad de Dios no es una condena, sino más bien una experiencia de enamoramiento de la Felicidad de Dios.
En nuestro sendero de Cuaresma con san José estamos con el “justo”, aquel que, miedoso de Dios, efectúa en su historia lo que Dios le llama, la vocación a la que ha sido llamado.
En lo personal, san José testimoniaba su obediencia al Hijo de Dios, que se encontraba bajo su cuidado y, al mismo tiempo, “en su papel de cabeza de familia, enseñó a Jesús a ser sumiso a los padres (Lc 2,51) ” y, en la escuela de José, Él [Jesus] aprendido a hacer la voluntad del Padre” (Francisco, Patris corde, n.3)
Vivimos tiempos difíciles, así sea entendiendo la palabra obediencia, en una sociedad que predica la libertad ilimitada y la conciencia ética relajada, o el reconocimiento de la voluntad de Dios, que se basa en la salvación del humano y su bien.
San José aparece como un ejemplo de obediencia y libertad sin igual, por el hecho de que se dejó iluminar por la luz divina y, “cuando los hombres están en la luz, no son ellos los que iluminan, sino son iluminados y resplandecientes por ella ( San Ireneo).
Como otro ademán cuaresmal preciso, aprendiendo la obediencia en la escuela de San José, durante esta Cuaresma hemos proporcionado mucho más espacio a la escucha de la Palabra de Dios y vivimos la penitencia que se encontraba escogida (si aún era una aceptable elección) intentando encontrar cumplirla a través de ella la voluntad de Dios – “lo que mucho más nos cuesta”!
Así, nuestra penitencia, por fácil que sea, nos conduce a la santa obediencia ya que nuestras acciones, acompañadas de la oración, se hagan según la voluntad del Señor. ¡San José, provee! ¡Buena oración, bendita meditación!
Roma, 24 de febrero de 2021 Miércoles, Primera semana de Cuaresma
Pie. Rafael Silva Maciel
Misionero de la Clemencia y Profesor de la Sagrada Liturgia
Como esto:
Cargando…
Entrada archivada bajo: Reflejo de la Palabra.
Etiquetas: San José.
Esperamos que le gustara nuestro articulo Cuaresma con San José – II
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios