¿Cuál es el significado de levita en la Biblia? quienes fueron los

El significado de levita señala alguien que es descendiente de Levi, hijo de Jacob. Los levitas se muestran en la Biblia en especial porque eran personas alejadas para proteger los temas del santuario y el culto a Dios a lo largo del Viejo Pacto.
¿Quiénes eran los levitas?
El pueblo de Israel se encontraba compuesto por 12 tribus que descendían de los hijos de Jacob. Levi era el nombre de uno de estos hijos. Por tanto, los levitas eran los integrantes de la tribu formada por sus descendientes. Levi tuvo tres hijos: Gerson, Coate y Merari. Estos tres hijos dieron origen a las tres familias que componían la tribu de Leví. Moisés y Aarón, por poner un ejemplo, pertenecían a la familia Coate. Conoce la historia de Moisés en la Biblia.
La tribu de Leví fue alejada por Dios en la época de Moisés para llevar a cabo responsabilidades concretas en relación con el servicio espiritual. En el momento en que los israelitas fueron liberados de la esclavitud egipcia, ninguno de los primogénitos del pueblo de Israel murió en el momento en que el Señor pasó por Egipto. Por eso, todo primogénito de Israel pertenecía al Señor (Éxodo 13:11-16).
No obstante, en vez de los primogénitos de cada familia de todas y cada una de las tribus, Dios escogió a los levitas para sustituirlos. Así actuaron como representantes de los primogénitos de las tribus de Israel. Fueron apartados como propiedad particular del Señor (Números 8:14-19; 18:6).
Por esta razón, cuando el territorio de la Tierra Prometida fue oficialmente dividido en los días de Josué, los levitas no han recibido ninguna una parte de la tierra como herencia. Sin embargo, 40 y ocho ciudades fueron designadas como los sitios donde debían vivir.
Los deberes de los levitas
Básicamente los levitas se dedicaban a un ministerio de ayuda a los curas. Los levitas hicieron muchas actividades. Sus funcionalidades primordiales se describen resumidamente en Números 1:50, que dice: “Van a tomar el Tabernáculo y sus utensilios; y ellos la administrarán, y acamparán alrededor del Tabernáculo.”
Los levitas comenzaron sus actividades a los 25 años y siguieron sirviendo oficialmente hasta los 50 años (Números 8:24-26). Es posible que haya habido un período de estudio de 5 años, ya que semeja que las responsabilidades primordiales solo las asumían los levitas cuando llegaban a los 30 años.
Durante el reinado de David, la edad mínima para el servicio levítico se redujo a 20 años. Esto probablemente sucedió por el hecho de que muchas tareas efectuadas por los levitas en relación con el transporte del Tabernáculo, y que requerían mayor madurez, por el momento no serían primordiales (1 Crónicas 23:24).
A pesar de que los sacerdotes también eran de la tribu de Leví, al resto de los levitas se les prohibió ministrar frente al santuario beato. Esto quiere decir que los levitas no podían tener contacto con el altar santo. No obstante, asistieron a los curas en varios otros roles relacionados con la adoración en Israel (Números 8:19). Obtenga mucho más información sobre quiénes eran los sacerdotes.
Los Levitas tenían la función de construir, desmontar y transportar el Tabernáculo a lo largo de la peregrinación en el desierto del Sinaí. Los levitas, hijos de Coat, eran los encargados de transportar el mobiliario del Tabernáculo (Números 3:29-32; 4:1-36).
Los levitas, hijos de Gersón, eran causantes de las cortinas, cubiertas y velos del Tabernáculo (Números 3:21-26; 4:21-40). Los levitas descendientes de la familia de Merari, en cambio, tenían la labor de cuidar el transporte y alzar la estructura del Tabernáculo y su atrio (Números 3:35-37; 4:29-44).
Los levitas eran los guardianes del culto a Dios, los que debían velar por las cosas del Señor. Estaban acampados cerca del Tabernáculo, sirviendo como sus protectores. Si fuera preciso, un levita daría su vida para proteger el Tabernáculo. Además de esto, los levitas también servían como una especie de barrera para evitar que cualquier persona inadvertida entrara en contacto con el lugar santo y sus utensilios, convirtiéndose en el blanco de la indignación de Dios.
Las funciones de los levitas cambiaron conforme modificaron el contexto histórico y las condiciones de vida de los israelitas. Con el tiempo, estas funciones se distanciaron un tanto, en cierta manera, de las tareas más serviles de los días de peregrinaje en el desierto.
Por ejemplo: en el momento en que el Rey David llevó el Arca de la Coalición a Jerusalén, instalando allí el culto, y después en el momento en que el Rey Salomón levantó el Templo, las tareas similares con el transporte del Sagrario y sus muebles y utensilios, ya no serían necesarias. Descubra asimismo cuál era el concepto del Arca de la Alianza.
Sin embargo, los levitas prosiguieron realizando varias otras tareas, así como:
- Encárgate de adecentar y ordenar el Sagrario y más tarde el Templo. Esto incluía tareas similares con los animales que servían de sacrificio.
- Ser útil como guardias y porteros, así como recibir y almacenar los diezmos y las ofrendas.
- Enseñar al pueblo la Ley del Señor, y a veces ser útil como jueces y consejeros. Durante el reinado del rey Josafat, por servirnos de un ejemplo, los levitas eran los responsables de recorrer las ciudades del reino con el Libro de la Ley para educar la Palabra del Señor a los judíos (2 Crónicas 17:7-9). Entonces, en la temporada de Esdras, los levitas asimismo jugaron un papel clave en la educación religiosa del pueblo.
- Ser útil como músicos, poetas, músicos y vocalistas en el culto público. Singularmente durante y después del reinado de David, los levitas llenan un lugar señalado en la narración bíblica al llevar a cabo estas tareas, incluida la composición de algunos cánticos (2 Crónicas 29:12-30). Fue a lo largo de este tiempo que vivió el levita Asaf. Era el líder de adoración que ministraba frente al Arca del Señor y entre los levitas más conocidos de la Biblia (1 Crónicas 16:4). Conoce la narración de Asaf.
El sustento de los levitas
Como los levitas estaban dedicados al servicio del Señor, necesitaban ser sostenidos por el diezmo pagado por todo el pueblo. No obstante, los levitas asimismo debían pagar diezmos de lo que recibían a los curas (Números 18:21-28; Deuteronomio 14:27-29). En algunas ocasiones, los levitas y los curas también compartían los despojos de guerra (cf. Números 31,25).
Los levitas en el Nuevo Testamento
Pese a padecer múltiples cambios en sus funcionalidades a lo largo del tiempo, los levitas prosiguieron distinguiéndose de los curas en el período del Nuevo Testamento. Esto se aclara en la Parábola del Buen Samaritano. En él, el Señor Jesús menciona tanto a un levita como a un sacerdote (Lucas 10:31,32).
Los judíos también mandaron levitas y sacerdotes para averiguar sobre la identidad del profeta Juan el Bautista. Sospechaban que podría ser el Cristo (Juan 1:19). Bernabé, el compañero misionero del apóstol Pablo, era levita (Hechos 4:36). Conoce la crónica de Bernabé.
¿Hay levitas en las iglesias el día de hoy?
No, no hay levitas en las iglesias cristianas durante las líneas del Viejo Testamento. Bastante gente que hoy en día se dedican a alguna actividad relacionada con la música en la Iglesia, suelen nombrarse levitas, pero esta aplicación está completamente equivocada.
Como hemos visto, los levitas eran siempre descendientes de la tribu de Leví. Desempeñaron varios papeles en la adoración del Viejo Testamento, de los cuales la música era solo uno.
Este sistema espiritual con todos sus elementos, símbolos y oficios (introduciendo curas y levitas) fue temporal. Solo sirvió para apuntar el ministerio redentor de Cristo, que es perfecto y permanente. Cristo es nuestro Sumo Sacerdote y, en consecuencia, por el momento no necesitamos el orden levítico (Hebreos 7:27).
El plan de Dios siempre ha sido que todo su pueblo sea un reino de sacerdotes, y esto se cumple en la Iglesia mediante la obra de Cristo que redimió a un pueblo para que fuera santo. De ahí que el apóstol Pedro escribe que somos “sacerdocio real”. En este sentido, todo cristiano es a la vez sacerdote y levita, pues por medio de Cristo y del poder del Espíritu Santo diviértete con una relación directa con Dios y está capacitado para servirle en santidad (2 Pedro 2:9).
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